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El Movimiento Socialista en el Japón

category asia oriental | historia del anarquismo | opinión / análisis author Wednesday July 28, 2010 22:11author by José Carlos Mariátegui Report this post to the editors

El siguiente artículo, del original pensador socialista peruano José Carlos Mariátegui, lo publicamos para entregar un poco de información adicional al ya publicado Kõtoku Shüsui: fundador del anarquismo moderno en Japón. Nos parece interesante la visión de Mariátegui de la modernización autoritaria que atravesaba la sociedad japonesa en ese momento histórico y que marca los orígenes del movimiento anarquista japonés. Agradecemos al compañero Franz García la transcripción del documento.
Miembros del Partido Social Revolucionario en California, 1906. En este partido de inspiración anarquista militaba Kotoku Shusui, quien aparece cuarto desde la izquierda (Imagen aparecida en "The Anarchist Movement in Japan", John Crump, ACE 1998)
Miembros del Partido Social Revolucionario en California, 1906. En este partido de inspiración anarquista militaba Kotoku Shusui, quien aparece cuarto desde la izquierda (Imagen aparecida en "The Anarchist Movement in Japan", John Crump, ACE 1998)


EL MOVIMIENTO SOCIALISTA EN EL JAPON*

Poco nos interesamos en Sud América por el Oriente y su nueva historia. Ya he tenido oportunidad de observarlo a propósito de la China. Ahora debo repetirlo a propósito del Japón. El Perú que, por su proceso histórico y su situación geográfica, ha recibido sucesivos contingentes de inmigración amarilla, necesita particularmente, sin embargo, conocer mejor lo que en Europa se llama el Extremo Oriente. El Japón moderno, sobre todo, reclama nuestra atención, porque nos ofrece el ejemplo de un pueblo capaz de asimilar plenamente la civilización occidental sin perder su propio carácter ni abdicar su propio espíritu.

El Japón —según Felicien Challaye, uno de los hombres de estudio europeos que más dominan y entienden sus problemas— "se ha europeizado para resistir mejor a Europa y para continuar siendo japonés". Este concepto es exacto, como juicio sobre la evolución del Japón de la feudalidad al capitalismo. El verdadero espíritu nacional, en el Japón como en los demás pueblos orientales en los que se ha operado análoga europeización, ha estado representado no por los impotentes y románticos hierofantes de la tradición, sino por los elementos dinámicos y progresistas que la han enriquecido y renovado con la experiencia occidental.

La revolución liberal y burguesa en el Japón se inspiró en las ideas y los hechos de Occidente. Para salir de la incomunicación en que había querido mantenerse hasta la mitad del siglo diecinueve, el Japón tuvo que abandonar a la vez que su voluntario enclaustramiento, sus envejecidas y anquilosadas instituciones. El viejo régimen resultó incompatible con el trato de las naciones occidentales. Y el Japón comprendió que, mientras no podía renunciar al comercio y la relación con el Occidente sin peligro de ser conquistado marcialmente por sus naciones de presa, podía muy bien renunciar a las formas políticas y sociales que estorbaban su desarrollo.

Abatida la feudalidad por la revolución de 1868, el Japón entró en una edad de activo crecimiento capitalista. Durante los últimos decenios del siglo diecinueve, la formación de la gran industria transformó radicalmente la estructura de la economía y la sociedad japonesas. Es notoria la rapidez con que se ha cumplido en el Japón este proceso de industrialización que lo ha convertido en una gran potencia en sólo cincuenta años. El Japón era, antes de su revolución, un pueblo de campesinos, artesanos y comerciantes —en lo que concierne a la composición de su clase productora—. El proceso del desarrollo del capitalismo y el industrialismo ha mudado totalmente su panorama social. La gran industria ha creado un numeroso proletariado industrial en el cual prontamente han prendido las ideas socialistas.

El acontecimiento sustantivo de la historia del Japón moderno es el surgimiento o la aparición del socialismo que, del mismo modo que en otra época el capitalismo, no se presenta en ese país como la arbitraria importación de una doctrina exótica sino como una expresión natural y una etapa lógica de su propia evolución histórica. El socialismo, en el Japón, como en todas partes, ha nacido en las fábricas.

Sus primeros intérpretes han sido intelectuales. Si se recuerda que los intelectuales fueron también los primeros profetas y agentes de la revolución liberal y burguesa de 1868, se constata que la "inteligencia" japonesa acusa una especial sensibilidad histórica. No se comporta académicamente, como una guardia pasiva de la tradición y del orden, sino, creadoramente, como una avanzada vigilante y alerta de reforma y progreso. La cátedra universitaria ha sido una de las tribunas del socialismo en el Japón. A un catedrático, el doctor Fukuda, de la Universidad de Keio, le debe el Japón la traducción de las obras de Karl Marx y a dos escritores, Sakai Yoshihiko y Yamkawa Nitoshi, un libro de 1,500 páginas, fruto de diez años de trabajo, sobre la vida del profeta del socialismo moderno. (Don Miguel de Unamuno, refiriéndose a algunas apreciaciones mías sobre su juicio del marxismo en su libro La Agonía del Cristianismo, me escribe precisándolo y aclarándolo: "Sí, en Marx había un profeta; no era un profesor").

Pero los actores primarios, los creadores sustantivos del socialismo japonés no han pertenecido naturalmente al tipo del intelectual de gabinete. Han sido hombres de acción que a una inteligencia lúcida han unido un carácter heroico. Los mayores líderes del socialismo japonés, Sakai, Kotoku y Katayama —figuras mundiales los tres— no pueden ser catalogados como simples intelectuales. Su relieve histórico depende de su contextura de héroes y apóstoles.

Sakai, escritor vigoroso, de sólida cultura marxista, fue hasta su muerte en 1923, el jefe reconocido del socialismo japonés. Escribió, entre otros libros, una Historia del Japón en que, como en toda su obra, aplicó el método del materialismo histórico a la interpretación de los problemas y hechos de su país. En 1923, cuando la oleada reaccionaria aprovechó en el Japón del terremoto de Tokio y Yokohama para atacar brutalmente al movimiento socialista, Sakai murió asesinado por agentes de la policía. (La misma suerte sufrieron el sindicalista Osugi y su familia).

Kotoku representó en la historia del socialismo japonés el espíritu y la doctrina kropotkinianos. Traductor de libros de Kropotkin, se pronunció por su comunismo anárquico. Sin embargo, con seguro instinto de la situación, trabajó mancomunadamente con Sakai. Ambos líderes expusieron sus ideas primero en el "Yorozu Choho" y después en el "Heimin Shimbun". Acusado en 1910 de complotar contra la vida del Emperador, fue condenado a muerte con veinticuatro procesados más. Su ejecución provocó enérgica protesta en Occidente. Todos los partidos socialistas, todas las federaciones obreras, todas las conciencias libres del mundo, condenaron a los jueces de Kotoku.

Katayama, antiguo y valiente propagandista y organizador, de larga actuación sindicalista, figura desde la guerra ruso-japonesa en la escena internacional. La corriente revolucionaria lo reconoce como su fiduciario, mientras la corriente reformista obedece como jefe a Bundzi-Sudzuki.

La gran industria no predomina aún en la economía japonesa. La mayoría de la población está compuesta hasta ahora de campesinos, artesanos y pescadores. Pero la industria, acrecentada e impulsada por la guerra, imprime su fisonomía y su carácter a la urbe, hogar y crisol de la conciencia nacional. El proletariado industrial, ya en gran parte organizado, es en el Japón la fuerza del porvenir. Por otra parte, la concentración de la propiedad agraria, antes completamente fraccionada, está formando un proletariado rural, en el que se propaga gradualmente un sentimiento clasista.

El socialismo, finalmente, recluta gran cantidad de adeptos en la juventud universitaria, en cuya mente la palabra de muchos maestros de verdad puso a tiempo su fecunda semilla.

*Publicado en la revista oficial Variedades, Lima, 8 de Enero de 1927.
Recopilado en Figuras y aspectos de la crisis mundial II

Bandera del Heimin Shimbun pintada por Kotoku Shusui
Bandera del Heimin Shimbun pintada por Kotoku Shusui

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imageCarta desde la prisión: Kôtoku Shûsui (18 de Diciembre de 1910) Jan 13 by Kôtoku Shûsui 0 comments

Carta escrita por el reconocido anarquista japonés Kôtoku Shûsui a sus abogados en Diciembre de 1910 mientras esperaba el juicio por traición en el que finalmente sería ahorcado junto a otros 10 anarquistas, incluida su compañera Kano Sugano. Estos anarquistas serían: Umpei Morichika (director del Heimin Shimbun), Tadao Niimura, Tokichi Miyashita, Rikisaku Hurukawa, Kenshi Okumiya, Seinosuke Ôishi, Heishiro Naruishi, Uichita Matsuo, Uichiro Miimi, y Gudo Uchiyama. Junto a ellos, a Ganketsu Akaba también se le considera un mártir de este mismo proceso, pues sin haber recibido la pena capital, murió en huelga de hambre. Para más información de este proceso se puede leer los siguientes documentos en este mismo portal: Sobre la muerte de Kôtoku Shûsui y sus 11 compañeros (1911), Guy Aldred, escritos sobre Kôtoku Shûsui y selección epistolar, y En contra del Dios-Emperador: las ejecuciones de anarquistas en el Japón (1911).

imageEn contra del Dios-Emperador: las ejecuciones de anarquistas en el Japón (1911) Jan 10 by Stefan Anarkowic 0 comments

El siguiente folleto es parte del intento de recuperación de la memoria histórica que en anarkismo.net hemos venido realizando sobre el anarquismo en el Lejano Oriente, particularmente en China, Japón y Corea. Este folleto, trata de uno de los momentos más traumáticos en la historia del movimiento libertario nipón: la ejecución de 12 anarquistas, en 1911, en un caso conocido como "el caso de Alta Traición". Entre las víctimas de esta ejecución masiva, estaba el anarquista japonés Kôtoku Shûsui, dinamizador del movimiento obrero y uno de los fundadores del movimiento libertario en el Japón. Los anarquistas fueron acusados de haber complotado para asesinar al Emperador Meiji (cuyo nombre real era Mutsuhito). Este emperador había presidido la notable modernización autoritaria del país, que en algunas décadas, se convirtió en una potencia industrial y un país capitalista de avanzada, a la vez que se mantenían formas arcaicas de Estado, un imperio donde el emperador era a la vez Dios. Eso convertía a cualquier forma de disidencia en una blasfemia y un acto contra la deidad. El precio de esta modernización autoritaria, se pagó en sangre por parte del campesinado y los obreros japoneses. Dentro de esa transición y acentuación de la explotación de las masas populares, es que surgió el movimiento socialista y el anarquismo en el Japón. Este documento, retrata la lucha titánica librada por un puñado de mujeres y hombres que en esas condiciones totalmente adversas, libraron una batalla frontal en contra del Dios-Emperador y la opresión inimaginable sufrida por las clases populares. Tras su ejecución, el mensaje de estos revolucionarios, se convirtió en un movimiento que enfrentó heroicamente la arremetida reaccionaria que, eventualmente, llevó al Japón a convertirse en un país fascista y de un imperialismo extraordinariamente agresivo. Este artículo, se suma a uno anterior sobre este mismo caso de “Alta Traición”, escrito por Hippolyte Havel y publicado en la revista anarquista de EEUU Mother Earth (Vol. V, No. 12, Febrero 1911). Este folleto, hasta ahora solamente disponible en inglés, fue publicado originalmente por la Kate Sharpley Library (K.S.L.) en Londres en 1994 (re-impreso en 2002), y nuevamente republicado por Black Powder Press en el 2009. Ahora lo compartimos por primera vez en castellano. Traducción e introducción:
José Antonio Gutiérrez D.
Enero 2016

imageGuy Aldred, escritos sobre Kôtoku Shûsui y selección epistolar Dec 25 by Guy Aldred 0 comments

Escritos y selección epistolar del anarquista japonés Kôtoku Shûsui publicada en 1940 por Guy Aldred. Traducción, notas y algunos agregados por José Antonio Gutiérrez D.

imageMi Cambio de Parecer (Sobre el Sufragio Universal) Nov 26 by Kôtoku Shûsui 0 comments

El siguiente artículo es una traducción del primer artículo en el que el anarquista japonés Kôtoku Shûsui comienza a hacer públicas sus simpatías con las ideas del anarquismo. Fue escrito en 1907, en un intento por revivir el popular y polémico periódico socialista Heimin Shimbun (Las Noticias del Pueblo), el cual había sido suprimido por las autoridades en 1905, luego de lo cual Kôtoku fue arrestado por atentar contra las leyes de prensa. Hasta ese entonces Kôtoku había sido un importante dirigente del movimiento social-demócrata en el Japón. Cuando es arrestado en 1905, por primera vez entra en contacto con las ideas anarquistas mediante la lectura de Kropotkin; posteriormente, viaja entre 1905-1906 por los EEUU, donde entra en contacto con el movimiento sindicalista revolucionario de los IWW, el cual lo impresiona profundamente, familiarizándose entonces con las ideas de la acción directa. En este documento, discute con sus camaradas del Partido Socialista Japonés la importancia desmedida que dan a la estrategia electoralista, planteando que los revolucionarios deberían ocupar sus energías y recursos en organizar a la clase obrera y al pueblo para la acción directa y para acumular hacia una estrategia revolucionaria, anti-capitalista. Este documento no niega que el parlamentarismo o el reformismo puedan tener ventajas valiosas para los trabajadores, sino que plantea la sabiduría de que el Partido Socialista se entregue de lleno a esa lucha cuando los liberales y reformistas ya la están desarrollando, además considerando todos los riesgos que ella conlleva de desnaturalizar la lucha de los socialistas, de aburguesar a sus cuadros y de distanciarlos del pueblo. Los socialistas deben tener claridad de su rol en la lucha, no sólo por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, sino que por construir una nueva sociedad. Las ideas de Kôtoku sobre la acción directa y la democracia directa son de gran relevancia hoy, en que la democracia representativa está agotada, pero falta imaginación política para poder plantear mecanismos nuevos mediante los cuales volver a convertir la alternativa por un mundo nuevo y libre en una realidad concreta.

Traducción y Notas, José Antonio Gutiérrez D.

imageEl movimiento anarquista en Japón: Los mártires de Tokio (1930) Apr 22 by Li Pei Kan 0 comments

Desde 1918, con las “protestas del arroz”, al anarquismo japonés comenzó un proceso de fuerte ascenso, a la vez que las luchas de masas de extendían y radicalizaban: huelgas de mineros, protestas por la carestía de la vida, organización de masas cada vez más fuerte. Este proceso, recibe un fuerte golpe cuando, aprovechándose del pánico generado y la histeria colectiva ocasionados por el terremoto de 1923, el Estado japonés orquesta una auténtica cacería de brujas en contra de los anarquistas, sindicalista, socialistas e inmigrantes coreanos, en la cual caen miles de personas linchadas.

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