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Sobre la muerte de Kôtoku Shûsui y sus 11 compañeros (1911)

category asia oriental | historia del anarquismo | opinión / análisis author Wednesday September 01, 2010 17:06author by Hippolyte Havel Report this post to the editors

El 24 de Enero de 1911, doce anarquistas japoneses murieron en la horca bajo presuntos cargos de haber sido parte de una conspiración para asesinar al Emperador Meiji. Otros 12 anarquistas, entre cientos de sospechosos que fueron arrestados, recibieron cadena perpetua. En realidad, jamás se pudo comprobar que tal conspiración haya existido ni mucho menos que estos doce anarquistas hayan tomado parte alguna en ella.
Kano Sugano y Kôtoku Shûsui (imagen publicada en Mother Earth acompañando este artículo)
Kano Sugano y Kôtoku Shûsui (imagen publicada en Mother Earth acompañando este artículo)


Hippolyte Havel: Sobre la muerte de Kôtoku Shûsui y sus 11 compañeros
(1911)


El 24 de Enero de 1911, doce anarquistas japoneses murieron en la horca bajo presuntos cargos de haber sido parte de una conspiración para asesinar al Emperador Meiji. Otros 12 anarquistas, entre cientos de sospechosos que fueron arrestados, recibieron cadena perpetua. En realidad, jamás se pudo comprobar que tal conspiración haya existido ni mucho menos que estos doce anarquistas hayan tomado parte alguna en ella*. Como se desprende de un comunicado de la Embajada Japonesa en los EEUU, publicada en el Washington Herald, publicada el 30 de Diciembre de 1910, los condenados eran ante todo llevados a la horca por ser anarquistas: “El juicio de Denjiro Kotoku y los otros acusados, ha demostrado que son anarquistas comunistas. Ellos idearon un plan secreto para asesinar el pasado Agosto al Emperador así como a los ministros de Su Majestad, con el fin de propagar sus ideas de esta manera, a la vez que se entregaban al incendio y saqueo. Estos hechos han sido establecidos por sus confesiones, por la existencia de bombas y otras pruebas”**.

Entre estos anarquistas se encontraba el fundador del anarquismo japonés, Kôtoku Shûsui (cuyo nombre real era Kôtoku Denjirô, nombre con el cual es llamado en el artículo a continuación), quien de hace tiempo se había convertido en una piedra en el zapato para las clases dominantes japonesas por su prédica antimilitarista, anti imperialista, socialista, libertaria y revolucionaria que conducía hacía casi una década. Otra de las víctimas de esta masacre por decreto legal fue su compañera Kano Sugano la cual recibe un elogio destacado en este artículo.

Este crímen fue denunciado por varios medios libertarios alrededor del mundo, principalmente en los EEUU, donde tanto Kôtoku como Sugano, habían pasado una temporada. De hecho, en EEUU es donde se afianzaría el pensamiento libertario de Kôtoku, por lo cual no es de extrañar que en este país los anarquistas hayan sido más activos que en ninguna otra parte, al menos de occidente, para lograr su liberación y parar su asesinato. En Nueva York se formó un Comité por la Defensa de Kôtoku y se realizó una movilización pública a favor de los sentenciados anarquistas el día 12 de Diciembre de 1910; en este ambiente, el juicio recibió la atención de la prensa capitalista norteamericana. Sin embargo, fue la prensa anarquista la cual tuvo, como es lógico, un interés mayor en el caso, denunciando frecuentemente el rol de la prensa capitalista en desfigurar los hechos. Hippolyte Havel (1869-1950), el autor del artículo que publicamos a continuación sobre el martirio de los anarquistas japoneses, fue un anarquista checo exiliado que tras pasar por París, Berlin y Londres terminó asentándose en Nueva York en 1900 con quien fuera por un período de tiempo su amante: Emma Goldman, anarquista de orígen ruso editora de la revista Mother Earth, donde este artículo fue publicado.

Hemos hecho la traducción de este artículo como parte de la serie de ensayos y documentos históricos sobre el anarquiso en el Lejano Oriente. Este trabajo es interesante porque refleja la visión que entonces se tenía del anarquismo japonés en los EEUU, país que tenía estrechos vínculos con el movimiento libertario en la tierra del sol naciente. El artículo fue tomado de la antología de artículos de la revista Mother Earth “Anarchy!”, de Peter Glassgold, Ed. Counterpoint, 2001.

José Antonio Gutiérrez D.
31 de Agosto, 2010

* Si se comprobó que uno de los acusados, Tokichi Miyashita, había comprado artefactos explosivos y habían hecho pruebas en campo abierto, pero jamás se había diseñado un plan de acción. Esto, sumado a la retórica innecesariamente violenta que habían hecho en el pasado algunos anarquistas (incluyendo un folleto titulado Ansatsushugi -Terrorismo, de 1907), fueron utilizados para generar la histeria que permitió al Estado dar el golpe de gracia al movimiento anarquista, el cual entraría desde entonces en el período conocido como “invierno”, el cual terminaría solamente en 1918 con los disturbios del arroz y la vuelta del anarquismo al movimiento de masas.

** http://chroniclingamerica.loc.gov/lccn/sn83045433/1910-...eq-2/

********
¡Viva la Anarquía!

Los hombres más grandes de una nación son aquellos que ella condena a muerte.
(Ernest Renan)

El obscuro acto ya ha sido realizado. Los mejores y más nobles han caído, asesinados de la manera más diabólica y bárbara.

Un crímen, sin comparación en su atrocidad, se ha cometido el día veinticuatro de Enero de mil novecientos once. Se ha dado un enorme golpe a la humanidad, y se ha arrojado el guante a la cara de la civilización. El barbarismo más implacable ha estrangulado, a sangre fría, a los heroicos pioneros de una nueva idea y se ha regocijado con la agonía de sus víctimas indefensas.

Y sin embargo no estamos llorando. Más bien es nuestra tarea revelar al mundo la pureza y la inocencia, la honestidad y la lealtad, el espíritu de sacrificio y devoción de nuestros compañeros asesinados. No lloramos: nuestros amigos han alcanzado la inmortalidad.

Su martirio marca una nueva época que comienza en el Japón. Cuando la era de Mikado Mutsuhito [1] se haya desvanecido de la memoria de los hombres, cuando el bushido[2] no sea más que una fábula y un mito, los nombres de nuestros mártires anarquistas serán cubiertos de gloria en las páginas del progreso humano. Cuando los miembros del Daishinin[3] que entregaron a lo más noble de la humanidad a las manos del verdugo sean todos olvidados, los mártires de Tokio serán respetados y admirados por las futuras generaciones.

El movimiento revolucionario en el Oriente ha recibido su bautizo de sangre. Los gobernantes bárbaros piensan que así habrán erradicado al movimiento por la emancipación. ¡Qué estupidez! Han destruido los cuerpos de doce representantes de esta idea nueva que conquista al mundo, y han silenciado a otros más en sus mazmorras; ¡pero su espíritu vive! Ese espíritu, el grito eterno de libertad –no puede silenciarse, no se le puede asesinar. Fue, es y será. Como un conquistador sigue avanzando hacia adelante, siempre hacia adelante, hacia la libertad y la vida.

¡Viva la Anarquía! Este histórico grito ha encontrado su eco en el Lejano Oriente. Frecuentemente se le ha escuchado de boca de los Mártires de Chicago, París, Buenos Aires, Viena, San Petersburgo, Barcelona y de numerosos otros sitios. Ha aterrorizado por décadas a tiranos y opresores de todos los países. Han torturado, decapitado, electrocutado, descuartizado, fusilado y ahorcado a los pioneros de la nueva idea. Pero sus voces no han sido silenciadas.

¡Viva la Anarquía! El veinticuatro de Enero este grito una vez más se escuchó de boca de los doce nuevos mártires. Se ha coronado la solidaridad del proletariado internacional. Occidente y el Lejano Oriente se han dado la mano.

Con orgullo y alegría, nuestros compañeros enfrentaron a la muerte. ¡Viva la Anarquía! gritó Denjiro Kotoku. Banzai (i.e., por siempre) replicaron sus camaradas de lucha y de muerte.

Nos fueron muy queridos. No lloramos; pero nuestros corazones se entristecen con el recuerdo de la encantadora Sugano. Con gran afecto mantendremos su memoria. La vemos como a una tierna flor de loto destruida salvajemente por la mano del verdugo; la observamos, debilitada por la enfermedad, quebrada por la larga prisión, empero, enfrentando su fatal destino con alegría y calma. He vivido por la libertad y ahora muero por la libertad, pues la libertad es mi vida. Esto ha escrito recientemente a su maestro de inglés en San Francisco (EEUU).

¡Delicada Sugano! Tú, hija de Samurái, hija de un miembro del parlamento de tu país, talentosa escritora y autora, fuiste, tal cual lo hicieron tus hermanas rusas, al pueblo, exponiéndote voluntariamente al peligro, a las dificultades, al hambre. Han buscado difamar tu carácter y tu nombre. Los representantes de Mutsuhito, él mismo un hombre polígamo; su hijo, el posible heredero, vástago de una concubina; los lacayos del Primer Ministro Katsura, quien eligió a la hija del dueño de un burdel como esposa –todos estos honorables hombres buscan difamarte, adorable flor de loto, por tu amistad con Denjiro Kotoku.

¡Qué odiosos canallas! Pero llegará el día en que se levante un Turguenev en las tierras de Nipón y el nombre de Sugano Kano se reverenciará junto al de las Sofía Perovskayas, las Vera Figners y las María Spiridonovas [4].

Con la pérdida de Denjiro Kotolku, el movimiento internacional ha perdido a uno de sus más nobles representantes. Él fue el pionero del pensamiento socialista y anarquista en el Lejano Oriente. Sus numerosas traducciones –El Capital de Karl Marx, El Apoyo Mutuo, La Conquista del Pan, Campos, Fábricas y Talleres y A los Jóvenes de Kropotkin, junto a otras obras contemporáneas- han logrado que se produjera la apertura real de Japón a la civilización occidental.

Denjiro Kotoku era, junto a Tolstoi, el más grande opositor a la guerra; y –al igual que Hervé [5]- un propagandista de ideas antimilitaristas de lo más valiente y comprometido. Mientras los patrioteros celebraban, durante la guerra ruso-japonesa, las orgías de masacres al por mayor, Kotoku se ocupó de denunciar el negocio del asesinato con sus brillantes artículos del Yorozu-Choho. Pero la voz del profeta se perdió en la tormenta. Al igual que Víctor Hugo, Mazzini, Blanqui, Bakunin, Marx, y decenas de otros pioneros de la libertad antes que él, se vio forzado a abandonar su tierra natal, para exiliarse en San Francisco (EEUU), y una vez aquí, en la tierra de Patrick Henry, Thomas Paine, y Jefferson, sufrió nuevas persecuciones a manos del gobierno de Washington. ¡Qué vergüenza, qué desgracia!

Denjiro Kotoku, Sugano Kano, Dr. Oishi, y sus compañeros asesinados por la ley; ellos, de lo más noble e inteligente de su pueblo: escritores, médicos, representantes de la filosofía budista pura de la hermandad humana, y entre ellos intelectuales proletarios –ellos son quienes han sido masacrados con la esperanza de poder aniquilar todo vestigio de del pensamiento mundial moderno.

Hombres grandes y valientes. Con amor y ternura, leemos nuevamente una antigua carta enviada por el Dr. Oishi, lector de MOTHER EARTH. En un inlgés fuerte y claro, envía sus saludos a los camaradas estadounidenses y solicita literatura anarquista para distribuir a sus connacionales. El muy querido, genial médico Shingo-Key, que trajo alegría y alivio a miles de enfermos y afligidos. Su única recompensa fue el patíbulo.

Nuestros ojos, por fin, han sido abiertos al verdadero carácter del gobierno de Mikado. Sabemos ahora de la infame conspiración montada por el gobierno japonés. Nos damos cuenta del pleno significado de esta conspiración atroz. Podemos seguir hasta su fuente de orígen todos los informes falsos, las desfiguraciones y las mentiras que hizo circular la agencia noticiosa Reuters, junto a los embajadores y cónsules japoneses, y especialmente la Oficina de Información Oriental de Nueva York. El misterioso velo oriental ha sido parcialmente levantado. El mundo civilizado está conciente ahora de que el juicio a nuestros camaradas mártires fue conducido en secreto [6]; que los acusados fueron privados de una audiencia imparcial o de defensa; que la afirmación de que habían confesado su culpabilidad fue un invento; y que, finalmente, la declaración oficial sobre la presencia en el juicio de miembros de las embajadas extranjeras también fue absolutamente falso.

El juicio a Franciso Ferrer fue un acto ideal de justicia comparado con esta matanza judicial al por mayor. Desde los tiempos de los Decembristas (Dekabrists) en Rusia [7], la humanidad no había sido testigo de un crimen tan monstruoso, tan monumental, como el que acaba de cometer el gobierno del Japón.

Los gobernantes de Japón han conseguido una cosa. Se han ganado el odio de los elementos libertarios de todo el mundo, que unirán sus manos con el proletariado japonés, que comienza a despertar, en su gran tarea de emancipación social.

La masacre no solamente ha convertido a nuestros compañeros en mártires; los ha hecho inmortales. De su sangre nacerán nuevos rebeldes; vengadores que barrerán de la faz de la tierra a estos asesinos y sus instituciones.

¡Viva la Anarquía!

Hippolyte Havel
(Mother Earth, Vol V, No. 12, Febrero 1911)
Traducción y Notas: José Antonio Gutiérrez D.


[1] Emperador japonés cuyo nombre oficial era Meiji, que gobernó desde 1867 hasta 1912, período en el cual la sociedad japonesa fue modernizada desde el Estado, convirtiéndose Japón en una potencia industrial en el Oriente. Él sienta las bases del imperialismo japonés del siglo XX.
[2] “Camino del guerrero” –filosofía y código ético de los Samurái.
[3] Antigua Corte Suprema japonesa.
[4] Perovskaya y Figner fueron dos populistas rusas involucradas en el atentado al Zar Alexander II. Spirodonova fue una social revolucionaria de izquierda quien también participó en atentados contra agentes zaristas.
[5] Gustave Hervé fue un socialista que en momentos de escribirse este artículo, se encontraba preso por sus actividades antimilitaristas. Una vez salido de la prisión en 1912, se convirtió en un ferviente patriota desarrollando posteriormente simpatías por el fascismo.
[6] Sobre las objeciones levantadas por el movimiento solidario en los EEUU y otros países, el gobierno imperial nipón se vio en la obligación de justificar esta decisión atendiendo al orden público y afirmando la constitucionalidad de conducir un juicio en secreto. Como siempre, la legalidad terminó siendo amañada según los intereses de los poderosos. Ver nota periodística en el New York Times, 30 de Diciembre de 1910 http://query.nytimes.com/gst/abstract.html?res=9507E6D6...6D6CF
[7] Los Decembristas era un grupo de oficiales rusos que lideró una revuelta de inspiración democrático-burguesa, liberal, en contra de la autocracia rusa en Diciembre de 1825. Sus principales líderes fueron ahorcados, otros condenados al exilio, prisión perpetua y trabajados forzados.

Hippolyte Havel
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imageCarta desde la prisión: Kôtoku Shûsui (18 de Diciembre de 1910) Jan 13 by Kôtoku Shûsui 0 comments

Carta escrita por el reconocido anarquista japonés Kôtoku Shûsui a sus abogados en Diciembre de 1910 mientras esperaba el juicio por traición en el que finalmente sería ahorcado junto a otros 10 anarquistas, incluida su compañera Kano Sugano. Estos anarquistas serían: Umpei Morichika (director del Heimin Shimbun), Tadao Niimura, Tokichi Miyashita, Rikisaku Hurukawa, Kenshi Okumiya, Seinosuke Ôishi, Heishiro Naruishi, Uichita Matsuo, Uichiro Miimi, y Gudo Uchiyama. Junto a ellos, a Ganketsu Akaba también se le considera un mártir de este mismo proceso, pues sin haber recibido la pena capital, murió en huelga de hambre. Para más información de este proceso se puede leer los siguientes documentos en este mismo portal: Sobre la muerte de Kôtoku Shûsui y sus 11 compañeros (1911), Guy Aldred, escritos sobre Kôtoku Shûsui y selección epistolar, y En contra del Dios-Emperador: las ejecuciones de anarquistas en el Japón (1911).

imageEn contra del Dios-Emperador: las ejecuciones de anarquistas en el Japón (1911) Jan 10 by Stefan Anarkowic 0 comments

El siguiente folleto es parte del intento de recuperación de la memoria histórica que en anarkismo.net hemos venido realizando sobre el anarquismo en el Lejano Oriente, particularmente en China, Japón y Corea. Este folleto, trata de uno de los momentos más traumáticos en la historia del movimiento libertario nipón: la ejecución de 12 anarquistas, en 1911, en un caso conocido como "el caso de Alta Traición". Entre las víctimas de esta ejecución masiva, estaba el anarquista japonés Kôtoku Shûsui, dinamizador del movimiento obrero y uno de los fundadores del movimiento libertario en el Japón. Los anarquistas fueron acusados de haber complotado para asesinar al Emperador Meiji (cuyo nombre real era Mutsuhito). Este emperador había presidido la notable modernización autoritaria del país, que en algunas décadas, se convirtió en una potencia industrial y un país capitalista de avanzada, a la vez que se mantenían formas arcaicas de Estado, un imperio donde el emperador era a la vez Dios. Eso convertía a cualquier forma de disidencia en una blasfemia y un acto contra la deidad. El precio de esta modernización autoritaria, se pagó en sangre por parte del campesinado y los obreros japoneses. Dentro de esa transición y acentuación de la explotación de las masas populares, es que surgió el movimiento socialista y el anarquismo en el Japón. Este documento, retrata la lucha titánica librada por un puñado de mujeres y hombres que en esas condiciones totalmente adversas, libraron una batalla frontal en contra del Dios-Emperador y la opresión inimaginable sufrida por las clases populares. Tras su ejecución, el mensaje de estos revolucionarios, se convirtió en un movimiento que enfrentó heroicamente la arremetida reaccionaria que, eventualmente, llevó al Japón a convertirse en un país fascista y de un imperialismo extraordinariamente agresivo. Este artículo, se suma a uno anterior sobre este mismo caso de “Alta Traición”, escrito por Hippolyte Havel y publicado en la revista anarquista de EEUU Mother Earth (Vol. V, No. 12, Febrero 1911). Este folleto, hasta ahora solamente disponible en inglés, fue publicado originalmente por la Kate Sharpley Library (K.S.L.) en Londres en 1994 (re-impreso en 2002), y nuevamente republicado por Black Powder Press en el 2009. Ahora lo compartimos por primera vez en castellano. Traducción e introducción:
José Antonio Gutiérrez D.
Enero 2016

imageGuy Aldred, escritos sobre Kôtoku Shûsui y selección epistolar Dec 25 by Guy Aldred 0 comments

Escritos y selección epistolar del anarquista japonés Kôtoku Shûsui publicada en 1940 por Guy Aldred. Traducción, notas y algunos agregados por José Antonio Gutiérrez D.

imageMi Cambio de Parecer (Sobre el Sufragio Universal) Nov 26 by Kôtoku Shûsui 0 comments

El siguiente artículo es una traducción del primer artículo en el que el anarquista japonés Kôtoku Shûsui comienza a hacer públicas sus simpatías con las ideas del anarquismo. Fue escrito en 1907, en un intento por revivir el popular y polémico periódico socialista Heimin Shimbun (Las Noticias del Pueblo), el cual había sido suprimido por las autoridades en 1905, luego de lo cual Kôtoku fue arrestado por atentar contra las leyes de prensa. Hasta ese entonces Kôtoku había sido un importante dirigente del movimiento social-demócrata en el Japón. Cuando es arrestado en 1905, por primera vez entra en contacto con las ideas anarquistas mediante la lectura de Kropotkin; posteriormente, viaja entre 1905-1906 por los EEUU, donde entra en contacto con el movimiento sindicalista revolucionario de los IWW, el cual lo impresiona profundamente, familiarizándose entonces con las ideas de la acción directa. En este documento, discute con sus camaradas del Partido Socialista Japonés la importancia desmedida que dan a la estrategia electoralista, planteando que los revolucionarios deberían ocupar sus energías y recursos en organizar a la clase obrera y al pueblo para la acción directa y para acumular hacia una estrategia revolucionaria, anti-capitalista. Este documento no niega que el parlamentarismo o el reformismo puedan tener ventajas valiosas para los trabajadores, sino que plantea la sabiduría de que el Partido Socialista se entregue de lleno a esa lucha cuando los liberales y reformistas ya la están desarrollando, además considerando todos los riesgos que ella conlleva de desnaturalizar la lucha de los socialistas, de aburguesar a sus cuadros y de distanciarlos del pueblo. Los socialistas deben tener claridad de su rol en la lucha, no sólo por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, sino que por construir una nueva sociedad. Las ideas de Kôtoku sobre la acción directa y la democracia directa son de gran relevancia hoy, en que la democracia representativa está agotada, pero falta imaginación política para poder plantear mecanismos nuevos mediante los cuales volver a convertir la alternativa por un mundo nuevo y libre en una realidad concreta.

Traducción y Notas, José Antonio Gutiérrez D.

imageEl movimiento anarquista en Japón: Los mártires de Tokio (1930) Apr 22 by Li Pei Kan 0 comments

Desde 1918, con las “protestas del arroz”, al anarquismo japonés comenzó un proceso de fuerte ascenso, a la vez que las luchas de masas de extendían y radicalizaban: huelgas de mineros, protestas por la carestía de la vida, organización de masas cada vez más fuerte. Este proceso, recibe un fuerte golpe cuando, aprovechándose del pánico generado y la histeria colectiva ocasionados por el terremoto de 1923, el Estado japonés orquesta una auténtica cacería de brujas en contra de los anarquistas, sindicalista, socialistas e inmigrantes coreanos, en la cual caen miles de personas linchadas.

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