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La crisis ecológica es una crisis económica; la crisis económica es una crisis ecológica.

category internacional | medio ambiente | opinión / análisis author Wednesday November 10, 2010 00:48author by Wayne Price Report this post to the editors

Primera parte: Cómo el capitalismo ha creado una crisis ecológica, energética y económica.

El boom posterior a la segunda guerra mundial se basó en el petróleo barato. Pero el petróleo no es renovable, es un agente contaminante y es la causa del calentamiento global. Fue “barato” porque los capitalistas nunca pagaron el precio necesario para prepararse para el día en que el acceso al petróleo sería más difícil. Hemos llegado a ese día, el cual es uno de los aspectos de la crisis mundial y del retorno a la época de la decadencia capitalista.

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Mientras escribo esto, los Estados Unidos sufren su peor desastre ecológico desde el Dust Bowl [1]. El petróleo brota del suelo oceánico donde se ubica la perforación de la British Petroleum (BP) en el Golfo de México. Su completo control podría tardar meses, si es que es posible hacerlo del todo. En cualquier caso, la limpieza de la destrucción ecológica y económica causada en al región tomará décadas; siendo algunos efectos irreparables.

No podría haber una mejor ilustración de cómo las crisis mundiales, tanto ecológica, energética y económica no son problemas separados. Son aspectos de la única y misma crisis del capitalismo industrial en su fase decadente.

La economía capitalista depende de petróleo barato



Originalmente, el capitalismo despegó durante la Revolución Industrial usando carbón. Sin carbón, no podría haber existido el capitalismo industrial. Y la combustión de carbón fue el principio del efecto invernadero.

El capitalismo de libre competencia (no monopólico) alcanzó su apogeo en el siglo XIX. Ya en el siglo XX, se enfrentó a importantes crisis y limites a su expansión (esto se debió al crecimiento de semi-monopolios en toda la economía como reacción a la caída tendencial de la tasa de ganancia). Esto se manifiesta a través de la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión de 1929, la derrota de las revoluciones europeas y asiáticas, el ascenso del fascismo y el estalinismo y la Segunda Guerra Mundial (SGM).

Economistas de todas las escuelas esperaban que a la SGM le siguiera, al menos, un breve auge y luego un retorno a la depresión. En su lugar, se produjo el “boom” de post-guerra, una ”Era Dorada” del capitalismo -al menos para las naciones industrializadas e imperialistas. Duró más o menos desde 1950 a 1970. Habían varias razones para que esto ocurriera, entre ellas la reorganización del imperialismo mundial, ahora centrado en EEUU; las históricas derrotas de la clase trabajadora y la expansión del gasto miliar en “tiempos de paz” (la llamada “Permanente economía armamentista” o “complejo industrial-militar”).

Pero una de las fuentes más importantes del boom post-SGM fue el giro al uso generalizado de petróleo barato. El petróleo, líquido, es más fácil de transportar y usar que el carbón y, durante un tiempo, fue también más fácil de obtener. Se volvió la base para la mayoría de los medios de transporte por tierra, por mar y aire. Energizó nuestras máquinas en todas las áreas. Basándose en el petróleo barato, todo un nuevo estilo de vida se desarrolló después de la SGM: los suburbios. Actualmente, cerca de la mitad de la población de EEUU vive en suburbios. El petróleo barato se convirtió en la base de la enorme industria automotriz, que a su vez sirvió de base para la industria del acero, mientras que la “sub urbanización” es la base de la industria de la construcción. La altamente productiva “industria” agrícola dependía no sólo del petróleo para tractores y camiones, sino que también de fertilizantes artificiales y pesticidas a base de petróleo. El petróleo también se usa para hacer plástico. Plásticos, químicos y fibras artificiales se usan en cada aspecto de nuestras viviendas, vestuarios y cuidados médicos.

En resumen, todo nuestro estilo de vida, nuestra sociedad entera, comida, ropa y abrigo, han sido elaborados a base de petróleo barato. Si el petróleo se vuelve costoso y/o escaso, entonces toda la industria, la economía y la sociedad deberán ser re-organizadas. A esto es a lo que hoy nos enfrentamos
Los problemas de depender del petróleo barato

Hay ciertas dificultades que se desprenden de ser completamente dependientes del petróleo. La primera es que es limitado. El petróleo es un “recurso no renovable”. Tarde o temprano se agotará. Más importante aún, es que tarde o temprano pasaremos el punto del “cenit petrolero”, esto es, el punto donde ya la mitad de las reservas totales del suelo habrán sido usadas. Este punto ya fue sobrepasado en la parte continental de EEUU y ya podríamos estar cerca de él a nivel mundial. Entretanto, ha habido un incremento de la demanda del petróleo mientras que la población mundial aumenta y las naciones oprimidas (el “Tercer mundo”) intentan industrializarse.

Esto no quiere decir que no haya más petróleo. Aún queda mucho. Pero se vuelve cada vez más difícil su extracción. Antes sólo se necesitaba clavar una cañería al suelo en el lugar correcto y el petróleo comenzaba a salir, pero ahora, debemos levantar enormes plataformas flotantes en el océano y perforar una milla por debajo de la superficie del mar y luego otra milla, o más, bajo el suelo oceánico. Esto fue lo que hizo la BP en el golfo de México.

El segundo tipo de problemas que conlleva la dependencia del petróleo es la contaminación. Los humanos, otros animales y plantas no se desarrollaron para vivir en un mundo con petróleo y plástico en su medio ambiente. La quema de petróleo pone partículas en el aire, nos envenena, genera asma y cáncer. Los plásticos no son “biodegradables”, una vez que los “desechamos” los materiales plásticos duran para siempre. Los residuos de los pesticidas son veneno para las personas y otros animales. Y ahora mismo vemos los efectos de verter grandes cantidades de petróleo en el océano –o más bien, recién empezamos a ver sus desastrosas consecuencias.

Los desastres son racionalizados como “accidentes”, tales como el de BP o los sucesos del Exxon Valdez [2] o la fuga de gases de Bhopal [3] que arrojó pesticidas sobre una extensa y densamente poblada zona en India. Pero las actividades humanas nunca son perfectas y nunca lo serán. No importa cuántos mecanismos de seguridad se construyan en el proceso, los accidentes ocurren (esto también es válido para los intentos de volver “segura” la energía nuclear como alternativa a los combustibles fósiles. No existe energía nuclear segura. Los accidentes suceden).

Finalmente, está el efecto del “calentamiento global”, del cambio climático. Más allá de la contaminación, éste lleva a todo el mundo a un desequilibrio climático que derrite el hielo polar y las capas de hielo montañoso. Está elevando el nivel del mar y sumergirá islas y zonas costeras junto a los que las habitan. Se extenderán los desiertos y la hambruna. En otras palabras, será un desastre de toda la civilización.

Otra dificultad es que el petróleo, tal como muchos otros recursos naturales, no está distribuido de la misma forma en todo el mundo. Unos cuantos lugares tienen mucho, mientras que la mayoría no lo posee en absoluto. Esto ha jugado un importante rol en el imperialismo, las guerras y dictaduras corruptas. Por ejemplo, ahora mismo los EEUU luchan en Irak (el cual es la segunda reserva mundial de petróleo) y Afganistán (el cual tiene los oleoductos para transportar gas natural.

Lo que he dicho sobre el petróleo también se aplica a otros combustibles fósiles, a saber el carbón y el gas natural. Ellos también son recursos no-renovables, recursos limitados. Su obtención causa una importante destrucción ecológica (ej. remover las cumbres montañosas para la extracción de carbón o fraccionar el terreno fértil que contiene gas natural). También tiene efectos negativos sobre los seres humanos y la ecología, incluyendo el calentamiento global.

El uso de petróleo y otros combustibles fósiles ha sido esencial para este último periodo de prosperidad capitalista y ahora amenaza con un desastre tanto económico como ecológico. Pero ha habido otros modos en que el capitalismo industrial ha saqueado la naturaleza, robando sus recursos sin pagar por su reconstrucción. Otros minerales han sido arrancados de la tierra y liberados en el ambiente, donde no se ajustan a nuestra biología, como el mercurio. Especies enteras de animales son exterminadas en un proceso continuo, donde las selvas y bosques (los llamados “pulmones de la tierra”) están siendo talados.

Mucho de esto ocurre como efecto secundario a la expansión de grandes granjas y ranchos, minas y represas, y la expansión de ciudades y suburbios. Sin piedad o consideración alguna, el capitalismo industrial corta los hilos que componen la trama de la vida humana.

La factura se vuelve deuda

Imaginemos la gestión capitalista de una fábrica industrial. A medida que el capitalista produce mercancías, su maquinaria e instalaciones (lo que Marx denominó como “capital constante”) se desgastan un poco. Esto lo considera añadiéndolo como costo de la mercancía (es decir, el capital fijo traspasa su valor al nuevo producto, N del T). Con el tiempo, el capitalista acumula un fondo con el cual, cuando la maquinaria e instalaciones se hayan agotado, puede comprar nueva maquinaria e instalaciones.

Pero supongamos que no lo hace, que no deja un fondo para reponer la maquinaria desgastada sino que considera ese dinero como parte de sus utilidades (lo que Marx llama “plusvalor”). Quizás, bajo la presión de sus trabajadores, usó algo de ese dinero para incrementar el salario de los obreros (el “capital variable”, como Marx lo denomina). Esto hace que sus ganancias se vean mayores a lo que son en realidad y permite al capitalista “sobornar” a los trabajadores sin perder ganancias. Pero un día la maquinaria se desgastará y el capitalista no tendrá el dinero para reemplazarla. La producción fabril se estancará, los obreros serán despedidos, los altos márgenes de ganancias y el alto estándar de vida de los trabajadores parecerá, de repente, haber sido un engaño.

Esta es la situación mundial de la burguesía en su conjunto en relación al medio ambiente. Los capitalistas parecían estar haciendo enormes ganancias y estar en condiciones de “sobornar” a gran parte de la clase trabajadora (al menos a los trabajadores blancos en los países imperialistas). Han estado saqueando el medio ambiente, arrancando los recursos naturales que no han creado, contando como ganancia lo que la naturaleza parece entregar “gratuitamente” (una versión de lo que Marx llamó “acumulación originaria”). Creían que obtenían algo a cambio de nada, o al menos por muy poco.

Lo que la clase capitalista debió haber estado haciendo era prepararse para el día cuando la energía y demás recursos se agotaran, o más precisamente, se volverían escasos y su acceso mucho más costoso. Debió haber empezado una transición desde los combustibles fósiles (y energía nuclear) a energías renovables. Debió haber limpiado la contaminación y contrarrestado el efecto invernadero. Debió haber luchado contra la desertificación en África y demás lugares. Debió haber trabajo por balancear el crecimiento de la población con el crecimiento económico liberando a las mujeres de todo el mundo. Debió haber mantenido las junglas y bosques del mundo y prevenir la sobre-pesca en los mares. Debió haber planificado las ciudades y pueblos para que no destruyan la campiña o necesitaran tanta energía para el transporte. Y así sucesivamente.

Tampoco es sólo una cuestión del medio ambiente o la energía. La clase capitalista ha fallado a la hora de mantener la infraestructura y los servicios sociales necesarios para naciones industriales avanzadas como la de EEUU. Deberían haber sido repuestas las tuberías de agua, los sistemas de ferrocarril, las represas, las viviendas, los caminos y carreteras, los puentes, las escuelas. Pero no han sido cambiados.

La clase capitalista no ha hecho lo que debería para mantener su sistema y prepararse para los cambios necesarios. Por supuesto, si hubiese hecho esto, la prosperidad post-SGM hubiese sido menor. Pudo haber habido una mayor lucha entre las clases, entre trabajadores y capitalistas

Ahora la factura se ha vuelto deuda. La maquinaria esta desgastada y necesita reemplazo, pero la burguesía no tiene los recursos -no sin incidir en sus beneficios (lo que es impensable para ellos) o reducir los salarios y nivel de vida de los trabajadores (lo que es sin duda concebible, pero podría causar descontento en la clase trabajadora)

Así es que la crisis ecológica es una crisis energética y una crisis económica, y también una crisis política.

En los años venideros mucha gente padecerá grandes sufrimientos. Habrá una gran agitación social y luchas de masas, la política tradicional llegará a su fin y surgirán la extrema derecha y la extrema izquierda, incluyendo variedades de anarquistas y socialistas revolucionarios. Esto ya ha comenzado a suceder.

Wayne Price
Julio 2010
Traducción de BigO


Notas:

(1) El fenómeno de los años 1930 conocido como Dust Bowl (literalmente "Cuenca de Polvo") fue uno de los peores desastres ecológicos del siglo XX. La sequía afectó a las llanuras y praderas que se extienden desde el Golfo de México hasta Canadá. La sequía se prolongó al menos entre 1932 y 1939, y fue precedida por un largo periodo de precipitaciones por encima de la media. El efecto "dust bowl" fue provocado por condiciones persistentes de sequía, favorecidas por años de prácticas de manejo del suelo que dejaron al mismo susceptible a la acción de las fuerzas del viento. El suelo, despojado de humedad, era levantado por el viento en grandes nubes de polvo y arena tan espesas que escondían el sol. Estos días recibían la denominación de "ventiscas negras" o "viento negro". El Dust Bowl multiplicó los efectos de la Gran Depresión en la región y provocó el mayor desplazamiento de población habido en un corto espacio de tiempo en la historia de Estados Unidos. Tres millones de habitantes dejaron sus granjas durante la década de 1930, y más de medio millón emigró a otros estados, especialmente hacia el oeste

(2) Dong Fang Ocean en la actualidad y anteriormente conocido como Exxon Valdez, Exxon Mediterranean, SeaRiver Mediterranean, S/R Mediterranean, y Mediterranean, es un buque petrolero que cobró relevancia tras encallar en la bahía del Príncipe Guillermo derramando 40,900 m³ (257,000 barriles) de petróleo en la costa de Alaska mientras era propiedad de ExxonMobil. Este es el segundo mayor derrame petrolífero de la historia de Estados Unidos y , en 1989, el 54 mayor derrame de la historia.

(3) El Desastre de Bhopal, ocurrido el 3 de diciembre de 1984 en la región de Bhopal (India), se originó al producirse una fuga de 42 toneladas de isocianato de metilo en una fábrica de pesticidas propiedad de la compañía estadounidense Union Carbide (parte de cuyos activos fueron posteriormente adquiridos por Dow Chemical). El accidente se produjo al no tomarse las debidas precauciones durante las tareas de limpieza y mantenimiento de la planta, lo que hizo que el agua a presión utilizada y los cristales de cloruro sódico y restos metálicos y otras impurezas que la misma arrastraba, entrasen en contacto con el gas almacenado, iniciando una reacción exotérmica que provocó la apertura por sobrepresión de las válvulas de seguridad de los tanques y con ello la liberación a la atmósfera del gas tóxico; con el agravante de que el sistema de refrigeración de los tanques y el catalizador de gases previo a la salida a la atmosfera, ambos se habían desactivado por ahorro de costos.

Al entrar en contacto con la atmósfera, el compuesto liberado comenzó a descomponerse en varios gases muy tóxicos (fosgeno, monometilamina y especialmente ácido cianhídrico, también conocido como ácido prúsico o cianuro de hidrógeno) que formaron una nube letal que, al ser más densos los gases que la formaban que el aire atmosférico, recorrió a ras de suelo toda la ciudad. Miles de personas murieron de forma casi inmediata asfixiadas por la nube tóxica y otras muchas fallecieron en accidentes al intentar huir de ella durante la desesperada y caótica evacuación de la ciudad.

Se estima que entre 6.000 y 8.000 personas murieron en la primera semana tras el escape tóxico y al menos otras 12.000 fallecieron posteriormente como consecuencia directa de la catástrofe, que afectó a más de 600.000 personas, 150.000 de las cuales sufrieron graves secuelas. Además, perecieron también miles de cabezas de ganado y animales domésticos y todo el entorno del lugar del accidente quedó seriamente contaminado por sustancias tóxicas y metales pesados que tardarán muchos años en desaparecer. La planta química fue abandonada tras el accidente y Union Carbide no respondió por los daños causados.

El 7 de junio de 2010, el tribunal indio que juzgaba este desastre condeno a 8 directivos de la empresa a 2 años de prisión y a abonar 500.000 rupias (10.600 dolares / 8.900 euros) a la delegación de la empresa en India

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