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Hace 25 años Armero, Tolima, era borrado de la faz de la tierra

category venezuela / colombia | miscellaneous | non-anarchist press author Thursday November 18, 2010 01:09author by Nelson Lombana Silva Report this post to the editors

Hace 25 años Armero, Tolima, era borrado de la faz de la tierra. La avalancha monstruosa del nevado del Ruiz se llevó la próspera “ciudad blanca” como se le conocía en el contexto nacional. La imprevisión e irresponsabilidad del gobierno nacional, departamental y municipal ayudaron a la catástrofe que originó la muerte de más de 23.000 personas y pérdidas materiales aún no calculadas en sus justas proporciones. Se trató de una terrible crónica anunciada propia del régimen capitalista.

El terrible suceso ocurrió el 13 de noviembre de 1985. La noticia le dio la vuelta al mundo en cuestión de minutos y a pesar que se ha intentado por todos los medios de presentar el insuceso como algo “natural” imposible de prever o evitar, la verdad poco a poco se abre camino, quedando al descubierto el poco interés de la burguesía por el pueblo humilde. Se confirma lo dicho: La burguesía no maneja relaciones humanas sino intereses económicos.

El propósito que nos hemos trazado es escribir una serie de notas para recordar la catástrofe de tal manera que no sea víctima de la peste del olvido, pero sobre todo, para auscultar el drama de los sobrevivientes, quienes realmente en estos 25 años han sido víctimas de avalanchas quizás más dramáticas de las vivida en ese luctuoso día.

Armero era una población próspera

Este municipio, ubicado en la parte norte del Tolima, a 92 kilómetros de Ibagué, fue fundado en 1908 por un puñado de aventureros y valientes colonos, entre otros: Marco Sanín, Cristóbal Losada, Raimundo Melo, Aurelio Bejarano y Víctor Manuel Castillo. La fertilidad del suelo y la riqueza hídrica, aunado al entusiasmo de sus habitantes, el municipio se disparó en su desarrollo desde un principio.

Ese mismo año se construyó el ferrocarril Dorada - San Lorenzo (Armero) – Ambalema, convirtiéndose esta población en estación, lo que estimuló poderosamente el comercio, la caficultura, los metales preciosos y los productos agrícolas de la cordillera, especialmente de Líbano. Todo llegaba allí.

De paso por el lugar, el general Reyes pernoctó una noche y asombrado gratamente de la belleza natural y de sus gentes, escribió y firmó sobre la espalda de un soldado el decreto número 1049 de septiembre 29, declarándolo municipio. En una segunda visita fijó los límites y compró una pequeña finca.

En 1930, la asamblea del Tolima le cambia el nombre original de San Lorenzo por Armero, para honrar la memoria del prócer y mártir, José León Armero, mediante ordenanza número 47 de mayo 2. Tiene tres corregimientos: Méndez (santuario del paramilitarismo), San Felipe y San Pedro. Según último censo, contaba con 4.918 casas, 25.000 habitantes, temperatura promedio 26 grados centímetros y se encontraba a 357 metros sobre el nivel del mar.

El territorio armerita era bañado por varios ríos y quebradas de singular valor para la comarca y para el país. Ríos: Magdalena, Sabandija, Guamo, Lagunilla y Bledo. Quebradas: Mojabobos, Acequia Grande, La Linera, La Cimarrona, Santo Domingo, Frías, La Honda, El Puente, Calamonte, Santa Aguada, Santa Bárbara, Murillo, Peñón, Tiestos, La Palma, La Joya, La Negra, La Sonadera y La Esmeralda.

Se llamaba “ciudad blanca” por cuanto el cultivo predominante era el algodón. Era un municipio dinámico, alegre y emprendedor. El comercio también irrumpió con fuerza, lo mismo que las buenas relaciones con las ciudades y municipios cercanos, especialmente Ibagué, Líbano, Venadillo, Lérida, Mariquita, Fresno, Ambalema, La Dorada, Honda y Manizales. El alud todo lo borró en cuestión de minutos, quizás de horas. En menos que canta el gallo la población pasó del cielo al infierno.

*********

El represamiento de las aguas del río Lagunilla, el inminente deshielo del nevado del Ruiz y la erupción del volcán Arenas amenazaban la vasta región del norte del Tolima. Era una especie de crónica anunciada que el gobierno nacional, departamental y municipal evadía a punta de sofismas y desinformación.

Sin embargo, las personas más prestantes de Armero, Tolima, no ocultaban su desazón temiendo la reactivación del nevado del Ruiz en cualquier momento, máxime que era ya prácticamente frecuente la ceniza que caía en cantidad en toda la región incluso, en otros departamentos.

Una carta dramática es enviada a la casa de Nariño con el fin de que el presidente Belisario Betancur Cuartas, tomara atenta nota y dejara caer sobre esta ciudad su poder y ayuda humanitaria. Pero, como en la obra de García Márquez, “El coronel no tiene quien le escriba”, el pueblo armerita no obtuvo respuesta.

Dicha carta fue firmada por personalidades de la comarca, entre otras: Ramón Antonio Rodríguez, alcalde especial; Ancízar Rivera, presidente defensa civil; Jairo Ramírez, Director instituto Darwin; Edgar Ephren Torres, Director museo antropológico; Roberto Ramírez, presidente cruz roja; Fernando Cervantes, presidente club rotatorios; Octavio García V., personero municipal; Campoleón Castro Gil, comandante bomberos; Julio Rebolledo Arboleda, hacienda El Puente.

El texto de la misiva es el siguiente:

Doctor
Belisario Betancur
Presidente de la república
Palacio de Nariño
Bogotá

“Preocupados situación fenómeno natural ocasionado por volcán Nevado del Ruiz imprevisible precisar momentos críticos amenaza población armerita. Solo estos momentos conlleva aprender próximos peligros como enorme represamiento río Lagunilla se formó hace más de ocho meses por invierno que ahora vuelve repercutir en eminente bomba de tiempo por los problemas volcán nevado del Ruiz. Alentados por los científicos como lo conoce el gobierno y opinión pública. Razón suficiente hace pedir al gobierno nacional urgente atención para constituir obras de prevención donde épocas atrás en similares fenómenos río Lagunilla penetró ocasionando desastre en la población. Siendo hoy de incalculables proporciones por la superpoblación actual de la ciudad. Agradecemos la atención a este S.O.S. de la ciudadanía armerita. Cordialmente”
.[1]

El presidente de la república hizo caso omiso al llamado, desconoció los estudios técnicos y hay quienes afirman que su respuesta fue criminal: “Esperemos que pasa, a quien hay que auxiliar, porque ordenar evacuar ahora resultaría muy costoso”. Postura similar asumió el gobernador. La suerte estaba echada para esta población de 25.000 habitantes, como lo dijera el emperador romano Julio Cesar, pero no por hechos naturales, sino por la falta de solidaridad del gobierno nacional, de la entonces burguesía colombiana que no maneja relaciones humanas sino intereses económicos.

Así, Armero quedó condenada a desaparecer, como efectivamente sucedió.

Por Nelsòn Lombana.
Ibagué, noviembre 9 de 2010

(1) Tomado Diario COMBATE, periòdico liberal del Tolima, noviembre 14 de 1985

http://www.youtube.com/watch?v=B0_K_3yz-QA&feature=play...edded

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