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Talhwan: lo que defendemos (1928)

category asia oriental | historia del anarquismo | opinión / análisis author Tuesday December 21, 2010 08:08author by Talhwan Report this post to the editors

Traducción y Notas de José Antonio Gutiérrez D.

Con motivo del 60 aniversario de la Guerra de Corea, hemos venido publicando una serie de documentos y análisis de la realidad coreana y de su historia, haciendo énfasis en la historia de la tradición libertaria. Reproducimos a continuación un artículo de una influyente publicación anarquista coreana, que describe muy bien la ideología de los libertarios de ese país a fines de los '20. Este artículo, ha sido publicado originalmente en la revista anarco-comunista chilena "Comunismo Libertario", Número 1, Diciembre 2010.
Portada del Talhwan (1928)
Portada del Talhwan (1928)


Introducción

Talhwan (“Conquista”) era la publicación de la Federación Anarquista Coreana en China (fundada en 1924 en Beijing), continuadora de la publicación previa de la Federación, el Jeongui gongbo (El Diario de la Justicia). Su nombre, Talhwan, al parecer, sería derivado de la obra cumbre de Kropotkin, “La Conquista del Pan” –su influencia se hace sentir bastante, sobre todo en el primer párrafo, que resuena semejante al capítulo inicial del mencionado libro de Kropotkin, llamado “Nuestras Riquezas”. El siguiente artículo editorial, ha sido tomado del primer número de Talhwan, de Junio de 1928. En él se explican los objetivos de la Federación y el fin que persigue el periódico –y de una u otra manera, justifica su nombre, al mencionar en repetidas ocasiones la palabra “conquista” (al menos dos otros artículos en el periódico incluían en el título esta palabra).

Pese a algunas limitaciones y simplismos (especialmente sobre el tema del “poder” que es tratado metafísicamente) hay una gran claridad en el internacionalismo proletario y en su rechazo a fórmulas de alianzas policlasistas para deshacerse de la dominación japonesa –rechazan el “nacionalismo” burgués, sin rechazar la necesidad de la liberación nacional. Pero los depositarios de esta lucha, aparecen claros en el documento: la clase oprimida, tanto por los amos coloniales, como por esa clase capitalista local. Escrito en 1928, el texto además presenta una crítica al régimen soviético, ya para entonces, absolutamente desmitificado del imaginario anarquista (en esos momentos, se vivía el tránsito de la NEP, que se critica en el documento, al modelo de acumulación originaria socialista de Preobradzenski, consistente en la industrialización acelerada mediante la super-explotación del campesinado). Por último, es evidente la influencia sobre la Federación y sobre este documento en particular, de la Declaración de la Revolución Coreana de Shin Chaeho, de 1923 –de hecho, pese a no haber sido formalmente miembro de la Federación, él colaboró frecuentemente con su anterior periódico (Jeongui gongbo) y no es del todo improbable que su mano haya estado detrás de las ideas contenidas en este artículo.

De este periódico solamente sobrevive esta primera copia y sus suplementos, más una versión transcrita al japonés del noveno número. Hay otro artículo incluído en este primer número, escrito por un compañero en Rusia, que analiza el problema del Estado y de la cuestión de las distintas nacionalidades en la Unión Soviética, recomendando al pueblo coreano seguir, en su independencia, una línea anti-estatalista. Esto es interesante de destacar, porque demuestra una interesante circulación de debates más allá del lejano Oriente.

Agradecemos a Robert Graham (editor de la antología “Anarchism: A documentary History of Libertarian Ideas” Black Rose Books, 2005) por facilitarnos el texto completo para su traducción, el cual aparece parcialmente reproducido en su antología, y por permitirnos su reproducción en nuestra revista. Agradecemos además al traductor del original al inglés, Hwang Dongyoun.

Traducción y Notas: José Antonio Gutiérrez D.

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TALHWAN: LO QUE DEFENDEMOS
(1928)


Somos seres humanos. Por tanto, hemos de barrer con todos aquellos obstáculos como son las leyes, el gobierno y la moral actuales, así como con todo lo que impida que los seres humanos desarrollen su libre voluntad, que les mantiene escalvizados a esos obstáculos y les suprime.

Todos los productos de la sociedad contemporánea fueron producidos con el esfuerzo combinado de los trabajadores, y la civilización moderna fue creada con el sudor y la sangre de las masas en el pasado. Ningún individuo ni gobierno, por tanto, pueden tener derecho a monopolizar sus productos y de poseer, exclusivamente, la civilización, no importa qué. Desde el pasado, sin embargo, el capitalismo, avanzando de la mano del gobierno, ha monopolizado todo y ha creado la propiedad de una clase privilegiada.

A fin de poder vivir, no podemos evitar conquistar (talhwan) las posesiones que inicialmente pertenecieron a todos los seres humanos. En otras palabras, defendemos la posesión pública de la propiedad.

Pese a que el conflicto del Trabajo con el Capital pueda diferir de lugar en lugar de acuerdo al estatus del capitalismo y de sus instituciones, el proletariado en todas partes debe estar unido, declarándose a favor de los mismos principios de lucha. Su único objetivo en el presente es conquistar la civilización de la clase capitalista y luego retornarla al conjunto de las masas. Al hacer esto, la sociedad capitalista será reemplazada por una nueva sociedad, fundada sobre los principios de la libertad y de la igualdad que garanticen la autonomía de los productores.

No permitimos la existencia del gobierno, sin importar las formas que asuma. ¡Echemos un vistazo al pasado del género humano! En épocas del feudalismo, gobiernos monárquicos respaldaban un sistema de servidumbre al servicio de los intereses de la familia imperial y de la clase aristocrática. En épocas del capitalismo, los gobiernos democráticos, para proteger los intereses de la burguesía, usan un sistema de política representativa que genera una clase privilegiada, y el sistema de la esclavitud asalariada de su sistema económico crea grandes pero sutiles maquinarias, sobre los huesos, el sudor y la sangre de numerosos obreros, así esclavizando finalmente al ser humano a la máquina. Y ahora, ¡observemos al decadente mal llamado gobierno de obreros y campesinos [ie., la Unión Soviética]! El régimen de la pequeña burguesía, bajo el nombre de Partido Comunista (¿?), a fin de mantener sus políticas despóticas y dictatoriales, desarrolla un capitalismo de Estado, que no es sino una forma extensiva de capitalismo individual que concentra el Capital en manos del gobierno. Mientras el gobierno [soviético], montando un engañoso aparataje llamado Nueva Política Económica, reconoce la propiedad y la actividad empresarial libre del Capital individual bajo la forma de Capital regulado –de manera no muy diferente al gobierno de los Tres Principios del Pueblo - resulta que, en verdad, el pueblo común y corriente en Rusia está sujeto a la doble opresión del capitalismo individual y del capitalismo de Estado. Mediante el exámen ya mencionado de la historia del gobierno, del pasado al presente, resulta bastante claro que el gobierno es idéntico a una compañía de seguros al servicio de un régimen de las clases bajas, o que opera en beneficio propio. Sin importar qué forma asuma, el gobierno es una herramienta de la minoría con el poder para oprimir a las masas, y un obstáculo que se impone en el camino de la realización de la fraternidad humana. Consecuentemente, no permitimos su existencia.

No permitimos la existencia del capitalismo, sin importar qué forma adopte. Karl Marx, con una perspectiva míope, dijo que el capitalismo era solamente el producto del período moderno, pero en realidad, el capitalismo existe de hace mucho tiempo. ¿Cómo negar el hecho de que, cuando se erigió [el trono de Eslovenia ], sus ciudades estaban llenas de pordioseros, jugadores y prostitutas? El capitalismo del pasado trabajó de la mano con el feudalismo del pasado, y el capitalismo moderno trabaja de la mano con el gobierno burgués. Consecuentemente, el gobierno no puede sobrevivir sin el capitalismo y viceversa. Por consiguiente, mantienen una relación de camaradería en los tiempos buenos y en los malos. El mismo Capital es un obsequio robado por los fuertes y poderosos. En la teoría o en la práctica, el Capital ya ha perdido todo su valor. Ha forzado a los seres humanos a dañar a otros seres humanos, negándoles las necesidades básicas de la vida. Por ello, al Capital se le conoce como la fuente de todos los crímenes y males. Así mismo, admitimos que, sean capitalistas individuales o capitalistas de Estado, todos aquellos que roban las posesiones de las masas, son rateros.

Estamos absolutamente en contra de cualquier cosa que se llame poder, sin importar qué normas o formas tenga. No permitimos que otros tengan poder: nosotros, a su vez, no demandamos poder. De hecho, algo que se llame poder está para la protección de la propiedad privada y para ser un mecanismo para oprimir a los seres humanos.

Si bien vamos a barrer con la actual burguesía y su sociedad capitalista, no significa esto, como afirman algunos simplones, que queramos deshacernos de todas las organizaciones sociales. Mas bien, sólo demandamos una sociedad en la cual el progreso y la civilización estén comparativamente bien integrados. Nuestro principio primordial es que cada individuo en la sociedad, consuma acorde a su propia demanda y produzca acorde a su propia capacidad.

Creemos que una sociedad, sin importar qué tipo de sociedad sea, tras abolir la propiedad privada, no puede evitar tender y avanzar hacia el estado de propiedad común (gongsan) bajo la idea del no-gobierno (mujeongbu). Pensamos que el sistema de propiedad común puede ser logrado sólo con el no-gobierno y el no-gobierno puede ser logrado sólo con el sistema de propiedad común. El sistema de propiedad común que argumentamos aquí, no implica un comunismo compulsorio, un comunismo apatronado por un gobierno, que en la línea del colectivismo de Marx, concentre el Capital en manos del gobierno. Mas bien implica el comunismo libre, bajo la autonomía de las organizaciones de productores, llamado anarco-comunismo (mujeongbu gongsan ju’eui), en el cual no hay gobierno.

Con estos principios, devolveremos a la clase oprimida de las masas Coreanas su colonia, llamada Corea, arrebatándola del imperialismo capitalista japonés, tras retomarla de las manos del gobierno capitalista japonés. Rechazaremos en todo momento llegar a acuerdo con la clase capitalista de nuestro país nativo, bajo el argumento de que la lucha en contra del Japón se haya convertido [...] en una excusa para establecer un frente de unidad nacional. Pese a que la clase capitalista constituye una clase especial en una colonia, vista desde el punto de vista de sus propios intereses, eventualmente pactará con la clase capitalista conquistadora para así mantener lo que le queda de su moribunda existencia. Esto es un fenómeno que podemos observar frecuentemente en Corea. Para preservar sus diminutas fortunas, esa clase ha llegado a convertirse en informante secreta, traicionando a los soldados del ejército de independencia, condenándolos a morir en la horca.

Es a fin de recuperar a las masas y sus posesiones ahora bajo el control de un poder compulsorio, de restaurar la verdadera vida de los seres humanos y de provocar un espontáneo alzamiento de las masas, que publicamos La Conquista (talhwan).

Estos también se corresponden con la misión de La Conquista (talhwan).

1 de Junio, 1928

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