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Para una Teoría Libertaria del Poder (I)

category brazil/guyana/suriname/fguiana | movimiento anarquista | opinión / análisis author Monday August 22, 2011 20:44author by Felipe Corrêa Report this post to the editors

Ibáñez y el poder político libertario

“Para una Teoría Libertaria del Poder” es una serie de reseñas elaboradas sobre artículos o libros de autores del campo libertario que discuten el poder. Su objetivo es presentar una lectura contemporánea de autores que vienen tratando el tema en cuestión y traer elementos para la elaboración de una teoría libertaria del poder, que podrá contribuir en la elaboración de un método de análisis de la realidad y de estrategias de bases libertarias, a ser utilizadas por individuos y organizaciones. Publicada originalmente en el sítio Estratégia e Análise. [English] [Italiano] [Français] [Portugués]
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En este primer artículo de la serie, voy a utilizar para la discusión el artículo “Por un Poder Político Libertario”, de Thomas Ibáñez.[*] En él, un breve artículo que no excede unas pocas páginas, el autor se posiciona criticamente en relación al enfoque libertario que se estaba dando de tema. El artículo de Ibáñez fue escrito originalmente como contribución al seminario “El Poder y su Negación”, organizado por el CIRA y el CSL Pinelli, en julio de 1983. Hasta aquél momento, para el autor, el anarquismo estaba “anclado, en buena medida, sobre unos conceptos y unas propuestas que se forjaron en el transcurso de los siglos XVIII y XIX”. Y, para él, discutir en profundidad la cuestión del poder sería una relevante renovación del campo teórico del anarquismo.


EL PROBLEMA SEMÁNTICO DE LA DISCUSIÓN SOBRE EL PODER

Ya en aquellos tiempos, Ibáñez identificaba que “la polisemia [palabra que tiene más de un significado] del término poder y la amplitud de su espectro semántico constituyen condiciones que favorecen los diálogos de sordos”. Para él, en las discusiones sobre el poder, los discursos se superponen y no se articulan entre sí. Eso ocurre “porque tratan en realidad de objetos profundamente diferentes, confundidos por el recurso a una misma palabra: el poder”.

Por lo tanto, veía la necesidad identificada de “acotar el término poder antes de abordar su discusión”. A pesar de los esfuerzos para hacerlo, el autor no cree que sea posible llegar a una definición objetiva y aséptica de la palabra “poder”, ya que “se trata de un término políticamente cargado, analizado desde un lugar político preciso, que no puede aceptar una definición neutra”.


EL PODER A PARTIR DE UNA TRIPLE DEFINICIÓN

El primer elemento para iniciar una definición del poder es que, dentro de una perspectiva libertaria, él no sólo puede ser concebido de una manera negativa: “en términos de negación, de exclusión, de rechazo, de oposición, o incluso de antinomia”. Para Ibáñez, el poder puede ser definido a partir de tres interpretaciones: 1.) como capacidad, 2.) como asimetría en las relaciones de fuerza, y 3.) como estructuras y mecanismos de regulación y control. Vamos a ver, según el autor, como se define el poder en cada una de estas acepciones.

1. El poder como capacidad

“En una de sus acepciones, probablemente la más general y diacrónicamente primera, el término poder funciona como equivalente de la expresión capacidad..., es decir, como sinónimo del conjunto de efectos cuyo agente, animado o no, puede ser la causa directa o indirecta. Es interesante observar que el poder se define de entrada en términos relacionales, ya que para que un elemento pueda producir o inhibir un efecto es necesario que se establezca una interacción.”

Pensado en este sentido, el poder se concibe como “tener poder de” o “tener poder para”, una capacidad de realización o una fuerza potencial que podría ser aplicada en una relación social. Es premisa de esta definición de poder las relaciones sociales, es decir, la interacción entre los agentes sociales.

2. El poder como asimetría en las relaciones de fuerza

“En una segunda acepción la palabra poder se refiere a un determinado tipo de relación entre agentes sociales, y es habitual caracterizarlo entonces como una capacidad disimétrica, o desigual, que tienen esos agentes de causar efectos sobre el otro polo de la relación establecida.”

Aunque anclado en el poder como capacidad, este otro sentido permite pensar las asimetrías de las diferentes fuerzas sociales que están en una relación social particular. Estas fuerzas, siempre asimétricas y desiguales, mientras estén en interacción/relación, forjan los efectos sobre uno o más polos, y cada uno tiene una fuerza distinta y, por lo tanto, una capacidad distinta. Una vez más, se afirma el poder como relación entre agentes sociales, cada uno de ellos con una capacidad distinta de causar efectos sobre los demás.

3. El poder como estructuras y mecanismos de regulación y control

“En una tercera acepción el término, poder se refiere a las estructuras macrosociales y a los mecanismos macrosociales de regulación social o de control social. Se habla en este sentido de aparatos o de dispositivos de poder, de centros o de estructuras de poder, etcétera.”

Así concebido, el poder constituiría el “sistema” de una sociedad en particular, en lo que se refiere a sus estructuras y mecanismos de regulación y control. Sería el conjunto de reglas de una sociedad dada, que implica tanto la toma de decisiones para su establecimiento y para definir su control, cuanto la propia aplicación de este control. Una estructuración de la sociedad que hace necesarias instancias deliberativas y ejecutivas.


¿CUALES SON LAS POSIBILIDADES DE UNA SOCIEDAD SIN PODER?

A partir de estas tres interpretaciones, podemos decir que “el discurso acerca de una sociedad sin poder constituye una aberración, tanto si nos situamos desde el punto de vista del poder como capacidad (¿qué significaría una sociedad que no podría nada?), como si nos situamos en la perspectiva de las relaciones disimétricas (¿qué significarían unas interacciones sociales sin efectos disimétricos?), o, finalmente, si contemplamos el poder desde el punto de vista de los mecanismos y estructuras de regulación macrosociales (¿qué significaría un sistema, y la sociedad es obviamente un sistema, cuyos elementos no se verían constreñidos por el conjunto de las relaciones que definen precisamente el sistema?).”

No hay sociedad sin agentes sociales con capacidad, así como no hay una sociedad con todas las relaciones sociales simétricas – es decir, una sociedad en la que todos los agentes sociales tienen la misma capacidad de causar efectos en los demás, en todas las relaciones sociales – o sin estructuras y mecanismos de regulación y control social. Esto nos permite llegar a un acuerdo con Ibáñez en relación al absurdo que significa, teniendo en cuenta las definiciones presentadas por el autor, hablar de sociedad sin poder, en lucha contra el poder, en poner fin o destruir el poder.

Ibáñez cree que “las relaciones de poder son consustanciales con el propio hecho social, le son inherentes, lo impregnan, lo constriñen al mismo tiempo que emanan de él”. Cuando se trate de cualquier aspecto del llamado ámbito social, se puede decir que en él existen interacciones entre diversos elementos que componen un sistema determinado. Para el autor, además, “hay inevitablemente efectos de poder del sistema sobre sus elementos constitutivos, al igual que hay efectos de poder entre los elementos del sistema”. Es decir, el poder perméa tanto a las relaciones entre elementos como las relaciones entre sistema y elementos.

Concebir una sociedad sin poder significaría, para el autor, creer en la posibilidad de existencia de una “sociedad sin relaciones sociales, sin regulaciones sociales, sin procesos de decisión social”. Es decir, seria concebir lo “impensable”.


UNA CONCEPCIÓN LIBERTARIA DEL PODER

Este argumento permite afirmar que “existe una concepción libertaria del poder, es falso que ésta consista en una negación del poder.” Negar este hecho implica necesariamente una dificultad tanto en términos de análisis de la realidad como en términos de concepción de una estrategia. “Mientras esto no sea asumido plenamente por el pensamiento libertario”, subraya Ibáñez, “éste permanecerá incapaz de abordar los análisis y las prácticas que le permitirían hacer mella sobre la realidad social”.

Lo que argumenta tiene sentido si nos fijamos en la historia del anarquismo o incluso de lo que se llamó “medio libertario”. Yendo más allá de las afirmaciones semánticas – que a menudo dieron/dan a la palabra poder el sentido estricto de Estado –, parece claro que el “pensamiento libertario” nunca negó la capacidad de los agentes sociales, las asimetrías en las relaciones de fuerza o las estructuras y mecanismos de regulación y de control.

Un ejemplo que es significativamente común en la tradición libertaria. Teniendo en cuenta las relaciones asimétricas de las clases en la sociedad capitalista y basándose en la idea de la capacidad de la clase trabajadora, los libertarios buscan promover una revolución social, en que la fuerza de la clase dominante sea sobrepuesta y que se establezca un sistema de regulación y control basado en la autogestión y en el federalismo. Incluso con este ejemplo genérico, se puede decir que se la clase dominante es retirada de su condición de dominación y da lugar a una estructura libertaria; aunque en la sociedad futura, esa relación de fuerzas entre clase dominante alejada de la dominación y clase trabajadora es una relación asimétrica.

Por lo tanto, es posible asumir que, de hecho, históricamente, hay una concepción libertaria de poder que – aunque no tenga sido discutida con la profundidad adecuada y que se haga complicado por una serie de factores – tiene elementos de relevancia en este debate que ahora se lleva a cabo.


DOMINACIÓN COMO UN TIPO DE PODER

Cuando los libertarios mantienen un discurso contra el poder, afirma Ibáñez, “utilizan la palabra poder para referirse en realidad, a un determinado tipo de relaciones de poder, a saber, y muy concretamente, al tipo de poder que encontramos en las relaciones de dominación, en las estructuras de dominación, en los dispositivos de dominación, o en los aparatos de dominación, etc. (tanto si estas relaciones son de tipo coercitivo, manipulador u otro)”. Así que, para él, la dominación es un tipo de relación de poder, pero no se puede definir dominación como poder, ya que constituyen categorías distintas.

Para el autor, no se puede abarcar en las relaciones de dominación “el conjunto de las relaciones que doblegan la libertad del individuo o de los grupos”, es decir, no se pueden incorporar en las relaciones de dominación las relaciones libertarias. Sin embargo, parece algo obvio. Lo que no es obvio, de hecho, es que cuando se equipara poder con dominación, se asume que el poder es contrario a la libertad, una afirmación con la cual el autor discuerda. “La libertad y el poder no están en absoluto en una relación de oposición simple.” Y también: “Poder y libertad se encuentran pues en una relación inextricablemente compleja, hecha simultáneamente de antagonismo y de mutua potenciación.” Así concebido, el poder puede estar en contradicción con la libertad, pero también podría potenciar su realización. Sería, de hecho, el tipo de poder que determinaría esa relación con la libertad.

Así, Ibáñez cree que “los libertarios están, en realidad, en contra de los sistemas sociales basados en relaciones de dominación (en sentido estricto): ¡abajo el poder! debería desaparecer del léxico libertario en favor de ¡abajo las relaciones de dominación!, quedando por definir entonces las condiciones de posibilidad de una sociedad carente de dominación.”


CONTRA LA DOMINACIÓN Y POR UN PODER POLÍTICO LIBERTARIO

Se puede argumentar, con base en esta estructura del argumento, que “los libertarios no están en contra del poder, sino en contra de un determinado tipo de poder”, y en sus estrategias son “partidarios de una determinada variedad poder que es conveniente (y exacto) llamar: poder libertario, o más concretamente poder político libertario”. Lo que significaría asumir que los libertarios son defensores de un modelo de funcionamiento (libertario) de los instrumentos, dispositivos y de las relaciones de poder.


* Tomás Ibáñez. “Por un Poder Político Libertario: consideraciones epistemológicas y estratégicas en torno de un concepto”. Artículo originalmente publicado en 1983 en la revista italiana Volontà. Utilizo para las citas la compilación llamada Actualidad del Anarquismo, publicada por Libros de Anarres, de Buenos Aires, en 2007.

* Traducido para Comunismo Libertario nº 2 por el autor

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