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México: Libertad a José Luis Solorio, preso político sindical

category américa del norte / méxico | workplace struggles | llamado / petición author Tuesday March 06, 2012 02:41author by Gerardo Peláez Ramos Report this post to the editors

La lucha del STUHM tiene una enorme importancia para el movimiento obrero mexicano, dada la coyuntura presente. Como es del dominio público, desde que arribaron a la conducción del Estado mexicano, los agentes pro gringos y convencidos neoliberales del Partido Acción Nacional impulsaron, desarrollaron y fortalecieron sus relaciones con la camarilla del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación que encabeza Elba Esther Gordillo, y con el grupo del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana que jefatura Carlos Romero Deschamps; pero sobre todo se propusieron y lograron constituir la organización nacional del sindicalismo blanco, que lleva a un nuevo nivel la experiencia antiobrera de la Federación Nacional de Sindicatos Independientes, con sede en Monterrey, Nuevo León.
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Por constituir y dirigir el Sindicato de Trabajadores Unidos de Honda de México, combatir contra los contratos colectivos de protección patronal, no reconocer a un sindicato blanco “organizado” por la corrupta dirección de la Confederación de Trabajadores de México y pelear por un contrato colectivo de trabajo pactado bilateralmente, José Luis Solorio Alcalá, secretario general del STUHM, fue detenido el 1 de marzo retropróximo en El Salto, Jalisco, acusado de de haberle robado una cámara de video en forma de pluma a uno de los golpeadores de la planta de Honda. Poco antes, la guardia privada de la patronal había insultado y agredido a los trabajadores que volanteaban fuera de la planta. Con el objeto de convenir bilateralmente las jornadas laborales, los salarios, las prestaciones sociales y las condiciones en que prestan sus servicios, los obreros de la planta de El Salto, Jalisco, constituyeron en mayo de 2010 el STUHM, que hoy día agrupa a la mayoría aplastante de los trabajadores que laboran en esa empresa trasnacional.

En un comunicado, el STUHM, el Movimiento de Bases Magisteriales, el Sindicato del Personal Académico de la Universidad de Guadalajara, la Asamblea Regional de Afectados Ambientales, el Movimiento por una Vida Digna, el Colectivo Estudiantil en Lucha y la Comunidad Indígena de Ixcatlán plantean: “Después de 15 meses de lucha, de resistir el acoso y represión de los patrones --que se concretó en el despido de cinco dirigentes, entre otros hechos--, y a pesar de las múltiples tentativas de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), por impedirlo, los trabajadores de Honda lograron un importante triunfo en la defensa de su libertad sindical, luego de que la autoridad judicial emitió una resolución que obliga a la dependencia a otorgar el registro al Sindicato de Trabajadores Unidos de Honda”.

La lucha del STUHM tiene una enorme importancia para el movimiento obrero mexicano, dada la coyuntura presente. Como es del dominio público, desde que arribaron a la conducción del Estado mexicano, los agentes pro gringos y convencidos neoliberales del Partido Acción Nacional impulsaron, desarrollaron y fortalecieron sus relaciones con la camarilla del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación que encabeza Elba Esther Gordillo, y con el grupo del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana que jefatura Carlos Romero Deschamps; pero sobre todo se propusieron y lograron constituir la organización nacional del sindicalismo blanco, que lleva a un nuevo nivel la experiencia antiobrera de la Federación Nacional de Sindicatos Independientes, con sede en Monterrey, Nuevo León.

Para ilustrar este paso dado por la lumpen-burguesía panista en el poder, es útil citar al estudioso Javier Aguilar García: “La Alianza Sindical [Mexicana] se conformó principalmente por ocho grandes organizaciones: 1) la Confederación Auténtica de Trabajadores (CAT), presidida por Ricardo Espinosa y con representaciones en Veracruz, San Luis Potosí, Chiapas, Puebla, Tlaxcala y Guanajuato; 2) la Confederación Nacional de Agrupaciones Sindicales Mexicanas (CONASIM), presidida por Juan Alberto Escamilla, con representación en Nuevo León, Guanajuato, Puebla y Jalisco; 3) la Confederación de Trabajadores de Sindicatos Independientes (CTSI), con Juan Manuel Zapata al frente y con representación en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas; 4) la Confederación Mexicana Sindical (CMS), cuyo dirigente es Roberto Ruiz Ángeles, con influencia en el Estado de México, Quintana Roo, Chiapas y Puebla; 5) la Federación de Organizaciones y Sindicatos del Estado de Morelos (FOSEM), con 35 mil integrantes; 6) la Federación Obrera Sindicalista (FOS), con representación en el Estado de México y Distrito Federal, con un total de 125 mil integrantes; 7) la Federación de Sindicatos del Estado de Quintana Roo (FSEQR), con 65 mil afiliados; 8) la Federación de Trabajadores Auténticos de Veracruz (FTAV), con 55 mil afiliados”. (Javier Aguilar García, “Balance sindical del sexenio”, en el sitio IERD PRD).

La Alianza Sindical Mexicana es el “proyecto obrero” del PAN; sin embargo, en las filas del charrismo sindical, a partir de la alternancia en la Presidencia de la República, comenzó a generarse una transformación regresiva: los liderazgos de la CTM, el SNTE, la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, el STPRM y la Confederación Regional Obrera Mexicana quedaron convertidos en promotores de despachos de abogados que se especializan en vender contratos colectivos a las empresas, en formar sindicatos de nombre y en “apalabrarse” con los gobiernos panistas, es decir, la ultraderecha. De esta manera, el sindicalismo blanco se convirtió en una destacada fuerza en la organización de los trabajadores mexicanos. Es el regalo del PAN a la clase obrera, además de la falta de crecimiento económico, los bajos salarios, el desempleo, la destrucción de la seguridad social, la matanza insensata de más de 55 mil mexicanos en la guerra contra el narcotráfico y la pérdida de la soberanía nacional frente a Estados Unidos.

Durante los años de ascenso del movimiento sindical en 1972-1983, quienes se pusieron a la cabeza en el estallido de huelgas y la democratización de sus organizaciones representativas fueron los obreros de las industrias automotriz y siderúrgica. Destacaron en esas luchas los trabajadores de Volkswagen de México, Nissan Mexicana, General Motors, Ford Motor Co., Dina, Altos Hornos de México, Fundidora Monterrey, Aceros Planos, SICARTSA, Sidena y otras empresas altamente productivas, con grandes concentraciones obreras y alta composición orgánica del capital.

El neoliberalismo logró deshacerse de la direcciones obreras incómodas e impuso no sólo líderes charros, sino incluso sindicatos blancos y una parodia de contratación colectiva. A lo largo del período 1982-2012, los retrocesos del movimiento obrero nacional sólo pueden equipararse a la instauración del charrismo sindical durante los años 1946-1950, cuando los lombardistas y comunistas fueron expulsados de las posiciones que mantenían en la CTM, el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, el SNTE, el STPRM y el Sindicato Industrial (hoy Nacional) de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana. La charrificación fue el regalo de Miguel alemán al proletariado mexicano.

En las condiciones actuales, la lucha de los obreros del automóvil que laboran en El Salto, Jalisco, representa la respuesta de la clase obrera fabril a los procesos de reformulación pro patronal de los contratos colectivos de trabajo, de violación general y sistemática de la Constitución General de la República, la Ley Federal del Trabajo y los convenios internacionales suscritos por el Estado mexicano, de perversión de la organización sindical y de imponer a rajatabla la “paz” en las relaciones obrero-patronales. Es una lucha muy importante, que la Unión Nacional de Trabajadores, el Frente Sindical Mexicano, el sindicato minero-metalúrgico y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación deben saber apreciar y rodearla de la más amplia solidaridad.

En función de lo antes señalado, son correctas las demandas elevadas por el STUHM, el MBM, el SPAUdeG y otros organismos jaliscienses ante el gobierno de Emilio González Márquez, al Secretario de Seguridad Pública y al Procurador de Justicia de Jalisco:

1. La inmediata libertad de José Luis Solorio, secretario general del STUHM.

2. Cese a la represión a los obreros de Honda de México, planta El Salto.

3. Respeto al derecho a la libre sindicalización, expresión de la ideas y de prensa.

4. No a la criminalización de la protesta social.

En la lucha por liberar a José Luis Solorio Alcalá cabe destacar la importante campaña que desarrollan la Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas y la Unión de Trabajadores del Automotor (UAW) de Estados Unidos. Cabe esperar que otros destacamentos sindicales de México, América Latina, EU, Canadá, España, Grecia, Portugal y otros países se pronuncien activamente por la excarcelación de José Luis Solorio Alcalá, secretario general del Sindicato de Trabajadores Unidos de Honda de México. No debe permitirse que las cárceles de México se llenen de presos políticos sindicales.

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