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Transmilenio, una bomba social

category venezuela / colombia | community struggles | non-anarchist press author Sunday May 06, 2012 04:41author by El Cachicamo Report this post to the editors

Las grandes ciudades atraviesan por una serie de crisis insostenibles. El capitalismo ha construido un modelo de ciudad caótica, agravado con la confluencia de la población sobreviviente del desalojo violento del campo y donde se multiplican todos los problemas sociales.

La gran mayoría de los habitantes urbanos no pueden conseguir empleo, carecen de vivienda, educación, salud, agua potable, alcantarillado. Hay contaminación visual, de ruido y el aire se ha vuelto irrespirable. La delincuencia cada día se acrecienta, con la complicidad de las autoridades. La ciudad se ha estratificado de acuerdo a las clases sociales y a las necesidades de la reproducción del capital. Mientras los ricos congestionan de carros las maltrechas vías, el transporte masivo es insuficiente, de pésima calidad y muy caro.

El Transporte en Bogotá

Desde mediados del siglo XX, Bogotá ya tenía un sistema de transporte masivo público y ecológico como el Trolebús, pero fue acabado a finales de los años 70, por la voracidad de los trasportadores privados y la corrupta colaboración de los funcionarios públicos, quienes se volvieron socios.

A medida que crece la ciudad, aumentan las rutas, el número de buses y demás vehículos, hasta rebosar la capacidad de las vías, reduciendo la movilidad casi a cero en las horas pico y disparando la polución. Para volver a agilizar el transporte, se inventó el “pico y placa”, prohibiendo la circulación de vehículos, por unos días, de acuerdo al número de su placa; pero, esta medida es apenas un paño de agua tibia.

Nace el Transmilenio

En la mayoría de las grandes ciudades del mundo, la solución al transporte masivo ha sido el sistema Metro. Sin embargo, en Bogotá, los genios de la planificación del Alcalde Enrique Peñalosa y del presidente Andrés Pastrana, se inventaron el sistema Transmilenio, que tiene las siguientes características:

El Estado remodela las principales vías de la ciudad, para dejarle rutas exclusivas a los buses de Transmilenio, corriendo con el costo de construir las troncales, portales, estaciones, patios y talleres.
Se crea un consorcio de los grandes transportadores, con las 18 principales familias, sacando de la competencia a los pequeños y medianos transportadores. Este pulpo es el dueño de los buses articulados.
Los corruptos Peñalosa- Pastrana, le asignan contrato de concesión por 10 años, en donde se le garantizan tarifas crecientes, con elevadas tasas de ganancia.
A pesar que el Estado hace toda la inversión, sólo le corresponde el 5,5 por ciento de los ingresos.

De esa forma, el remedio resultó peor que la enfermedad: Las rutas apenas cubren una quinta parte de las previstas, las frecuencias son insuficientes, el hacinamiento es peor que para transportar animales, la contaminación sigue creciendo. La tarifa ha aumentado más del ciento por ciento, convirtiéndose en la cuarta más costosa en Latinoamérica. Los beneficios han sido sólo para las 18 familias propietarias de los buses y los funcionarios corruptos. La desgracia, es que este modelo se impuso para el resto de ciudades colombianas. MIO en Cali, Metrolinea en Bucaramanga, Transcaribe en Cartagena, Transmetro en Barranquilla, Megabus en Pereira.

Estalla la bomba

A pesar que a lo largo de los 12 años, que lleva en funcionamiento el Transmilenio en Bogotá, se han presentado decenas de protestas, por el servicio deplorable, el viernes 9 de marzo, las protestas se hicieron masivas, ocasionando 10 bloqueos, destruyendo 5 estaciones, paralizando el transporte la mayor parte del día y dándose enfrentamientos con los escuadrones del Esmad.

El narciso alcalde Gustavo Petro, asume que las protestas son contra él y se dedica a dar palos de ciego, hablando de un complot contra su gobierno y responsabilizando a la izquierda del Polo. Luego desata una cacería de brujas contra l@s muchach@s que participaron en las manifestaciones, regando carteles como en el lejano oeste. Estas son las volteretas de quienes han vendido su alma: de guerrillero a sheriff.

Parece que Petro está olvidando sus promesas electorales de cambiar el modelo de Transmilenio, enfrentándose a los dueños del negocio y ahora se dedica a perseguir a las víctimas.

Siguen las luchas

Los problemas se siguen agravando y no se van a solucionar con medidas represivas. El inconformismo viene ganando formas organizativas en los Comités de Usuarios y las protestas seguirán brotando.

Transmilenio es un árbol torcido que no tiene arreglo, lo que debe hacerse es revocar ese contrato de concesión.
Frente al problema del transporte masivo, la medida efectiva a mediano y largo plazo es el Metro. Mientras se va trabajando esa solución, se le debe quitar los privilegios otorgados a los dueños de los buses.
Es de sentido común, que si el Estado hace las grandiosas inversiones en la infraestructura, también sea el dueño de los buses y pueda definir las tarifas.
Si se aumentan el número de buses, se podrá aumentar la frecuencia, se evitarán las congestiones en las horas pico y se podrá disminuir las tarifas.
Se debe establecer tarifas diferenciales, otorgando subsidios para los estratos bajos y los sectores vulnerables como los estudiantes, los discapacitados y los adultos mayores.

Ojalá el alcalde no siga buscando el ahogado río arriba, pues seguirá confrontado a los sectores populares y cada día estará más extraviado de sus aspiraciones presidenciales.

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