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A 100 años del logro de las 8 horas en el Callao (1913-2013)

category bolivia / peru / ecuador / chile | historia del anarquismo | opinión / análisis author Wednesday February 27, 2013 05:14author by Franz Garcíaauthor email fgaruce at yahoo dot es Report this post to the editors

Mecanismos de acción directa en históricos conflictos obreros

Tras este anuncio, el 10 de enero de 1913 en el Callao por la Unión de Jornaleros, la Federación Marítima y Terrestre, la FORP y el grupo La Protesta,convocaron a los trabajadores a un mitin público que se efectuó el 12 de enero, recorriendo los manifestanteslas principales calles del puerto en medio de un enorme entusiasmo, portando banderas rojas y negras.
Obreros del Callao en Huelga General - 1913
Obreros del Callao en Huelga General - 1913

Hace exactamente un siglo (enero de 1913) el puerto del Callao (Perú) fue escenario de una importante gesta de lucha, movilización y unidad obrera, la cual se articuló en torno a la demanda de las 8 horas laborales para el proletariado local. Si bien esta no fue la primera o la única batalla en torno a este importante logro,sí fue un punto de quiebre para las jornadas venideras que desembocarían en la histórica conquista de las 8 horas para la clase trabajadora peruana seis años después.

Contexto del período

El contexto socio-político que enmarcaba al año 1913 estaba signado por el gobierno populista de Guillermo Billingursth (antiguo pierolista, ex alcalde de Lima y acaudalado hombre de negocios en el salitre tarapaqueño), quien llegara a la presidencia de la república el año anterior para suceder a Augusto B. Leguía.

Es importante mencionar que durante la campaña electoral de Billingursth se desplegó toda una campaña política que consistía en arrastras adherentes dentro del propio movimiento obrero y popular. Los sectores que le apoyaron fueron los artesanos y mutualistas (secundando a sectores de la burguesía criolla) quienes desde sus gremios llamaban a votar por este candidato bajo la promesa de mejoras en el alimento, los sueldos y la vivienda (la famosa campaña por el “pan grande” de 1912).

Uno de los puntos saltantes de dicha gestión fue la dación del decreto del 24 de enero de 1913 sobre la “Reglamentación de Huelgas” que reconoció el derecho a la huelga y la institucionalización del arbitraje en los conflictos entre capital y trabajo. Este dispositivo legal fue rechazado por los sindicalistas anarquistas y el periódico “La Protesta” pues excluía al Estado de su rol de intervenir en los asuntos laborales, además de que “no hubo sinceramiento en su dación, pues fue dictado cuando por todo el campo obrero cundía la chispa revolucionaria –cuando el gobierno se asustaba ya de su primer desplante proclamando las 8 horas de trabajo y cuando el comercio, la gran industria y la alta banca se aprestaban a emplear medidas radicales y eficaces para ejercer presión y violencia”.

El panorama social en 1913 estaba marcado por las pésimas condiciones salariales y laborales, además de jornadas excesivas y abusivas. Por tal razón se vivía en el puerto un clima de efervescencia social que eclosionó cuando se reunieron a fines del mes de noviembre de 1912 los trabajadores de diversas ramas en el local de Unión de Jornaleros a fin de analizar el período que atravesaban y proponer una salida clasista concreta. Esta asamblea discutió el mejoramiento de haberes, horario de jornada diaria y llegó a un acuerdo unánime para incluir estos tópicos dentro de un pliego de reclamos.

Acción directa y solidaridad de clase

A la lucha de los trabajadores y sindicalistas del Callao agrupados en la Unión General de Jornalero del Perú se les unieron delegados de varios gremios obreros limeños como: Federación de Panaderos “Estrella del Perú”, Federación de electricistas, Sindicato Textil de Vitarte, Sindicato de zapateros, de picapedreros, de albañiles, de empleados, de oficios varios de Barranco, metalúrgicos, molineros,gasistas, tipógrafos -afiliados a la poderosa Federación Obrera Regional Peruana (FORP), de marcada tendencia comunista anárquica-, quienes luego cuatro asambleas populares dieron forma y aprobación a la medida huelguística.

El acuerdo inicial fue presentar el 5 de enero de 1913 el pliego de reclamos conteniendo todo el listado de demandas acordadas en las asambleas previas y que si en un plazo de 24 horas no se llegaba a un acuerdo satisfactorio se declaraba la Huelga General, la misma que se desató dos días después. Dicha medida de lucha alcanzó un completo éxito en el Callao, mientras que en Lima su impacto fue relativo debido al Estado de Sitio que se impuso sobre la capital, por lo cual se clausuraron locales y campamentos de huelga, se persiguieron y apresaron a los obreros más activos, además la camarilla de la Confederación de Artesanos Unión Universal (reformista, traidora y amarilla) con sus ademanes para frenar la efervescencia proletaria. A pesar de esto la FORP mantuvo sus mítines y su contundente solidaridad activa.

El día 9 de enero, una nueva asamblea se dio en la Carpa de Moda, ya que existía la incertidumbre o el temor de que la huelga fracasara, por ello sindicalistas y anarquistas discutieron mecanismos viables para mantener en pie la medida de lucha emprendida.

Cabe mencionar que aparte de los diversos sectores obreros en lucha y solidarios se encontraban grupos específicos libertarios como “Luchadores de la Verdad” (editores del periódico La Protesta) y “Luz y Amor” (posteriormente editores de la revista libertaria Plumadas de Rebeldía), ambos de Lima, los cuales contaban entre sus filas a los destacados obreros y propaganditas ácratas a Manuel C. Lévano y su hijo Delfín Lévano, Roberto Chiabra, Emilio Costilla, Nicolás Gutarra, Montano, Aguirre, etc. (además de los compañeros italianos José Spagnoli, y Antonio Giustinelli, propagandistas militantes de la FORA, de gira por Latinoamérica), mientras que por el lado de los sindicalistas “puros” estaba el presidente de los portuarios, Fernando Vera (quien luego tranzaría con el gobierno y se plegaría a la política burguesa).

Es así que la jornada huelguística sigue vigorosa y hace tambalear a la burguesía en general y a los propietarios de la empresa del Muelle Dársena y Compañía de Vapores en particular, por ello el Gobierno ordena el envío de más tropas de infantería, artillería y caballería para recrudecer la represión y amedrentar a los obreros. Pero el saldo fue contrario, esto arreció más la voluntad proletaria hasta arrinconar al poder político y arrancarle la resolución que notificaba la ansiada jornada de 8 horas: “Vista la petición formulada por los jornaleros del Muelle Dársena del Callao; y encontrándose justificadas las razones que exponen; se resuelve: (…) La aplicación de las 8 horas de trabajo fijadas en el Decreto Supremo de Hoy, modicativo del art. 41 del Reglamento del Muelle Dársena. (…)”.

Tras este anuncio, el 10 de enero de 1913 en el Callao por la Unión de Jornaleros, la Federación Marítima y Terrestre, la FORP y el grupo La Protesta,convocaron a los trabajadores a un mitin público que se efectuó el 12 de enero, recorriendo los manifestanteslas principales calles del puerto en medio de un enorme entusiasmo, portando banderas rojas y negras.

El obrero anarquista Delfín Lévano recordaba en 1931 que este triunfo histórico de la clase trabajadora fue posible “debido a los medios de acción directa: la huelga general, el boicot, el sabotaje, preconizada por el Sindicalismo Revolucionario de orientación libertaria”.

Impacto histórico

Este proceso de unidad de clase y acción directa de masas para la resolución de conflictos fue allanando el camino para las siguientes gestas obreras y populares (innumerables huelgas, paros, movilizaciones de lucha en haciendas azucareras, empresas petroleras del norte y demás sectores importantes de la economía y producción nacional).

Hoy a un siglo de dicho evento bien vale la pena recordarlo no como mero dato historiográfico sino como recuento del camino que la propia clase trabajadora ha forjado a lo largo de su marcha desde su auto-organización hacia su liberación. Hoy que tenemos centrales sindicales adormecidas en el reformismo complaciente y aburguesado, condirigencias vendidas a la patronal, con partidos políticos con total descrédito y descaro para hablarle al pueblo que sufre y trabaja, es más necesario retomar las lecciones dadas y volver a trazar un camino propio y hacer nuestra propia historia.

Terminamos parafraseando una cita que se escribiera el periódico obrero y anarquista La Protesta, al calor de la Huelga de 1913 escribiera que “el entusiasmo ardoroso que se apoderó de todos los trabajadores del Callao y Lima, de los campesinos y tripulaciones de los vapores mercantes del Perú, bien pudo paralizar la vida económica de ambas ciudades y batir en sus reductos a la clase privilegiada, si ese entusiasmo febril y momentáneo hubiese sido orientado por una organización gremial con rumbo definido y por consiguiente, con el conocimiento necesario de los métodos de acción directa que en sus luchas hoy emplea el proletariado instruido”.

Texto publicado en Avancemos Nº 6

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