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La sombra de la Colosa sobre Cajamarca, Tolima: Megaminería, el nuevo delirio del Dorado

category venezuela / colombia | community struggles | opinión / análisis author Tuesday March 12, 2013 19:10author by José Antonio Gutiérrez D. Report this post to the editors

El caso de La Colosa, en Cajamarca, es uno de los casos más emblemáticos del actual modelo minero-extractivista que se busca imponer en Colombia en beneficio del gran Capital. Con este proyecto, se está militarizando y atropellando a la población campesina, mientras se posterga la soberanía alimentaria del pueblo colombiano para que una multinacional se lleve el monte y contamine con cianuro los cursos de agua. Este proyecto es paradigmático de la insostenibilidad social y ambiental del modelo de desarrollo dependiente y atrofiado imperante en Colombia.
El corregimiento de Anaime, Cajamarca, Tolima. (Fotografía de José Antonio Gutiérrez D.)
El corregimiento de Anaime, Cajamarca, Tolima. (Fotografía de José Antonio Gutiérrez D.)


La sombra de la Colosa sobre Cajamarca, Tolima

Megaminería, el nuevo delirio del Dorado


Se vende país, barato. Esa debiera ser la consigna que mejor define a los sucesivos gobiernos de Uribe Vélez y ahora de Juan Manuel Santos. Su política minera se fundamenta en la política colonial de cambiar oro por baratijas. El caso de La Colosa, en Cajamarca, es uno de los casos más emblemáticos del actual modelo minero-extractivista que se busca imponer en Colombia en beneficio del gran Capital. Con este proyecto, se está militarizando y atropellando a la población campesina, mientras se posterga la soberanía alimentaria del pueblo colombiano para que una multinacional se lleve el monte y contamine con cianuro los cursos de agua. Este proyecto es paradigmático de la insostenibilidad social y ambiental del modelo de desarrollo dependiente y atrofiado imperante en Colombia.

Megaminería, la locomotora descarriada

Desde el 2006 que el gobierno colombiano viene desarrollando una política agresiva en la cual se define la minería como un pilar del “desarrollo” nacional: estatus que queda consagrado en el Plan de Desarrollo Nacional del gobierno de Santos [1]. La inversión extranjera en la explotación de minas y canteras ha aumentado exponencialmente, pasando de US$ 466 millones en el año 2002, a US$1.789 millones en el año 2008, y a USD$ 3.094 millones en el 2009 [2]. Si el 2001 existían 1.889 títulos mineros en Colombia, hacia el 2010 se había dado un salto hacia los 8.928 títulos, que abarcaban 4.839.149 hectáreas de tierra. El 40% del territorio nacional, de hecho, se encuentra actualmente cedido o solicitado para la exploración minera[3].

Este proceso se da en un contexto de revitalización de un modelo económico neo-extractivista en América Latina de la mano de los precios récords alcanzados por minerales como el carbón, el oro o el petróleo en la última década. Mientras el gobierno dice que la explotación de los recursos minero-energéticos darán bienestar y bonanza a la población en general, en la práctica, casos como el de Cerro Matoso o El Cerrejón, así como mucho otros, evidencian que este tipo de explotación, hecha con toda clase de incentivos y beneficios para las multinacionales, enriquece solamente a una ínfima élite nacional y extranjera. Las comunidades locales son excluidas de los beneficios y deben hacerse cargo de los costos sociales y ambientales de estas explotaciones –recientemente, la multinacional Drummond, botó 500 toneladas de carbón al mar, hecho que ha causado indignación y perplejidad, ya que la Agencia Nacional de Licencias Ambientales le levantó la sanción.

Otro ejemplo es Puerto Gaitán, en el Meta, que ha sido el municipio de Colombia que más regalías ha recibido por concepto de la explotación del petróleo. Sin embargo, los niños se mueren de hambre (13 apenas en el primer semestre del 2011) y se registra una de las tasas de mortalidad infantil más altas del país, con 61 niños por cada 1.000 nacidos, triplicando el promedio nacional. Por su parte, la población carece de servicios esenciales como acceso seguro y estable a agua potable o a electricidad, y los caminos que se han construido son solamente para permitir la salida del “oro negro” [4]. Algo no muy diferente ocurre con el Cerrejón en la Guajira: pese a las inmensas riquezas que ha generado en más de dos décadas de explotación de carbón, la población local sigue sufriendo niveles muy por encima del promedio nacional en cuanto a analfabetismo, desnutrición, desigualdad, falta de servicios básicos [5].

Estos son los elementos que permiten entender el porqué de la creciente resistencia popular en contra de los megaproyectos mineros que se viene adelantando por todo el territorio nacional colombiano.

El nuevo delirio del Dorado

Entre todas las áreas de la minería, es la del oro la cual está experimentando una de las más importantes actividades, con un gran dinamismo, pero que a la vez representa uno de los mayores peligros para la biodiversidad, la sostenibilidad ambiental y la vocación agropecuaria del país. Existen actualmente alrededor de 89 proyectos de megaminería aurífera en Colombia, la mayoría de ellos en la fase de prospección; se estima que, al menos, existen 2.015 toneladas de oro en el país (60 millones de onzas). Antioquia se lleva la “medalla de oro” concentra 47 de estos proyectos [6]. Municipios como Remedios, Caucasia o Segovia, han visto aumentar de manera bastante preocupante la violencia, asociada al avance de los paramilitares que operan en consorcio con el Ejército, acosando a los mineros artesanales en la disputa por el metal precioso (se estima que unos 40.382 mineros artesanales trabajan el oro). [7]

Hoy en día se producen 40 toneladas de oro anuales y el proyecto del gobierno es intensificar la producción hasta alcanzar las 80 toneladas hacia el 2019 [8]. La pelea no es sólo por el control de la producción del oro, sino también por el control de los títulos mineros. Según el analista Mario Valencia “El negocio es obviamente extraer el oro, pero también lo es vender acciones de las empresas que poseen los títulos mineros. Es casi lo mismo tener el oro en lingotes en los bancos que en una montaña” [9].

Las principales empresas poseedoras de títulos de explotación aurífera son la AngloGold Ashanti (por lo menos 410 títulos -391 directos, 19 a través de ‘Exploraciones Chocó Colombia S.A.S.’-, controlando, al menos, una extensión de 821.087 hectáreas) y la Continental Gold (por lo menos 135 títulos, controlando una extensión de 111.000 hectáreas); es de destacar que estas cifras son tentativas, pues estas corporaciones operan bajo distintos nombres, filiales, razones sociales, etc. Ambas empresas son socias en la explotación de La Colosa, en el municipio de Cajamarca, Tolima, siendo la AngloGold Ashanti la socia principal. Todas estas concesiones son a 30 años, prorrogables por otros 30 [10]. Se espera que la explotación de La Colosa comience en el 2019, año en que el gobierno se ha puesto por meta duplicar la producción aurífera; este sólo hecho da cuenta de que La Colosa no es un proyecto más, sino una pieza clave en el proyecto del bloque dominante.

Se calcula que La Colosa produciría unos 24 millones de onzas de oro; el costo ambiental de esta explotación puede calcularse si se toma en consideración que hay que remover más de 100 toneladas de roca para producir apenas una onza de oro… La Colosa, según diversas estimaciones, produciría, además, 100.000 toneladas de residuos mineros al día, más 8 toneladas de cianuro, 500 toneladas de dióxido de carbono, y utilizaría 70.000.000 de litros de agua… todo eso para producir apenas 50 kilos de oro [11]. Personalmente, no sé si el precio del mercado justifique, aún en términos estrictamente economicistas, el tremendo daño ambiental y social que esto produciría. La AngloGold hoy tiene totalmente ocupado el municipio: tiene 21 títulos mineros que copan prácticamente el 60% del municipio de Cajamarca (30.440 hectáreas), con lo cual el daño que se prevé en la zona, de iniciarse esta explotación, sería irreversible [12]

Militarización y Minería

La fuerza pública protege la gran inversión privada y los paramilitares evitan la protesta social y presionan el desplazamiento
(CODHES, ¿Consolidación de qué?, Febrero 2011 [13])

Militarización y minería van estrictamente de la mano en el marco del conflicto colombiano: no es casual que ahí donde se incrementan las acciones contrainsurgentes, haya intereses de carácter económico. El 30% de la Fuerza Pública (unos 100.000 uniformados), está puesta al servicio de las empresas minero-energéticas, resguardando sus inversiones en infraestructura, a sus ejecutivos y contratistas, acallando las protestas de las comunidades, y muchas veces de mano de paramilitares, “limpiando” el terreno. También los soldados se dedican a erradicar cualquier forma de “competencia” para las megamineras transnacionales. Siguiendo una política estricta al servicio de los grandes capitales, toda forma de producción campesina o artesanal está siendo ilegalizada en Colombia: lo mismo ocurre con la minería artesanal, la cual de un tiempo a la fecha, es llamada por los medios y funcionarios de gobierno, minería “ilegal”. Dejando muy en claro que la ley colombiana está en lado del capitalista, de preferencia si es extranjero, se han aprobado decretos para atacar a los mineros artesanales y se les señala frecuentemente en los medios de ser financiadores de la insurgencia para “justificar” así este ataque en nombre de la contrainsurgencia. Así, el Estado violenta la subsistencia de más de 300.000 familias (cinco millones de personas) que dependen de la minería artesanal, a fin de mejor servir a las empresas mineras multinacionales [14].

En este marco de creciente militarización, 573 minas de las llamadas “ilegales” han sido intervenidas [15]. Esta militarización, y la consecuente presencia de bandas paramilitares al alero del ejército para que realicen el trabajo sucio, redunda en crecientes atropellos y violaciones en contra de las comunidades. En los últimos diez años, según las Brigadas de Paz Internacionales, el 80% de las violaciones a los derechos humanos y el 87% de los desplazamientos en Colombia han ocurrido en regiones donde se desarrollan megaproyectos de explotación minera (existen 42 distritos mineros compuestos por 328 municipios); así mismo, el 78% de los atentados contra sindicalistas fueron contra aquellos que trabajan en el área minero-energética [16].

En la zona de Anaime, Cajamarca, desde la llegada de la AngloGold se ha incrementado notablemente la militarización de la vida de la comunidad, afectando al tejido social. Un líder comunitario de la región, Yesid Muñoz, del Comité Ambiental y Campesino de Cajamarca, nos dice del ambiente de militarización que se vive en Anaime que:

La AngloGold tiene a mucho campesino trabajando para ellos. Los pocos muchachos que quedan en el campo el ejército los persigue los días domingo y los recluta a las malas. Quiero que el gobierno colombiano explique cuál es la diferencia cuando critican que la guerrilla recluta muchachos de 16 años, cuando ellos los persiguen como locos para reclutarlos (…) El ejército tiene una base militar acá en La Colosa, es para proteger a los empresarios, a los directivos y al personal de la AngloGold, protegen el daño que están haciendo (…) La militarización acá usted la ve a lo largo de toda la carretera panamericana, en los ramales. Al borde de esos caminos usted ve casas miserables de invasión ¿qué es lo que cuida el ejército? Acá no hay ni ricachones ni terratenientes, lo que buscan es intimidar al campesino, al pueblo.

Cuando las personas de la comunidad se han pronunciado en contra de la AngloGold, ha comenzado la estigmatización: toda forma de oposición es asimilada a expresiones civiles de la insurgencia, y por tanto reciben trato militar. El día 22 de Febrero, se celebró una “Mesa Ciudadana Ambiental” en Ibagué (en la cual el rechazo de la comunidad al proyecto fue evidente) y los periódicos captaron los intercambios de mensajes entre el vicepresidente de sostenibilidad de la AngloGold, Rafael Hertz, y el encargado de comunicaciones de La Colosa, Iván Malaver, en el que uno decía “identificaron en el público de los opositores a varios guerrilleros de Anaime” a lo que el otro contestó “Entendido perfectamente” [17]. Ante estas acusaciones, Yesid Muñoz, sencillamente se encoge de hombros: “A mí me consideran revolucionario, pero eso no es pecado, Cristo fue un revolucionario, y yo quiero la revolución que Cristo nos enseñó.” Una dirigenta de una Junta de Acción Comunal (JAC) de la región, nos explicaba en Noviembre, en base a su experiencia directa, esta relación entre el ejército y la multinacional:

Yo entiendo que el ejército trabaja con la AngloGold, les pagan para que los custodie y así nos han venido metiendo esto de la militarización. Si uno no está de acuerdo con la empresa, pues ahí mismo a uno la tildan de guerrilla. Hay muchos abusos de autoridad, lo miran a uno y como hay gente que soplonea que una ha estado contra la AngloGold, entonces ahí llegan a joderle la vida a uno. Pero es que uno tiene que mirar al futuro, y estamos dispuestos a todo con tal de que el proyecto no se dé porque nos va a afectar mucho y a las generaciones que siguen”.

Carlos Gámez, de la Unión Campesina de Los Alpes, Tolima (UCAT) explica el giro orwelliano de la militarización en Cajamarca: “El ejército tiene un batallón allá a favor de ellos, para atajar a las comunidades y que ya no transiten por los caminos que antes transitaban. Están imponiendo un control muy tenaz sobre las personas, poniendo cámaras por todos lados, cosa que si uno habla queda todo grabado en cámara.” Fernando Pérez Sánchez, coordinador de OSADA (Organizaciones Sociales del Cañón de Anaime), ratifica estas mismas aseveraciones “El ejército les dio un batallón al servicio de ellos y los líderes estamos supervigilados, nos han grabado a todos”.

Aunque ahora los ejecutivos de la AngloGold salgan con cara de “yo no fui” a decir que ellos jamás han tratado a nadie de guerrillero, ya en Noviembre, corrían rumores entre los campesinos de la comunidad que directivos de la empresa andaban diciendo que el ejército iría a abrirle campo a la AngloGold Ashanti, corriendo a esos “guerrilleros” y “revoltosos” de Anaime. Y cuando el río suena, es porque piedras trae.

El oro no se come

A mi llegada a Anaime, un campesino me explicaba que el Tolima era como el paraíso, y que Cajamarca era el vergel del Edén. No es en vano que Cajamarca ha sido llamada la despensa agrícola de Colombia. Las laderas de los montes de esta región rebozan de verdor, en ellos prospera casi cualquier cosa que se cultive, el café, los plátanos, la arracacha. Cajamarca, sin ir más lejos, provee el 10% de la comida que se consume en Bogotá [18], con lo cual el impacto que tiene el cambiar la vocación productora de alimentos de esta región para reorientarla hacia la explotación aurífera, es de carácter potencialmente catastrófico.

Los campesinos dicen que ya se están viendo los efectos de la megaminería en detrimento de la producción de alimentos. La misma dirigenta de la JAC señala:

AngloGold le ofrece a los campesinos sueldos de hasta 800.000 pesos al mes, con lo cual han dejado de labrar la tierra. Pero la mayoría de esta plata es como un espejismo, porque se les va en pagar transporte y comida. Hay que pensar a más largo plazo que en la plata que le pagan en un mes, porque nos están afectando el agua, están robando el agua y eso está afectando nuestro medio ambiente. Y aunque quizás ahora no veamos todas las consecuencias tarde o temprano las tendremos que ver.

Carlos Gámez, de la UCAT explica:

Se nos va a dañar el agua, nos van a afectar los terrenos de cultivo… nos está generando desplazamiento… andan comprando tierras y sacando campesinos que producen alimentos para el país. Están generando enemistad y contrariedad entre los vecinos, están ejerciendo presión sobre la gente que está en desacuerdo para tratar de voltear la forma de pensar de la gente que lidera procesos a informa a los campesinos por acá. Andan diciendo a la gente que esas personas son mentirosas, que el proyecto es lo mejor para Cajamarca.

Fernando Pérez Sánchez, de OSADA, corrobora el impacto de la AngloGold no sólo en la misma producción de alimentos, sino que también sobre el tejido social de las comunidades campesinas que es el que, en última instancia, sustenta este modo de producción: “el proyecto está afectando a las comunidades campesinas, engañándolas y dividiéndolas. En la parte económica hacen creer a la gente que la agricultura no da nada y que la minería es la mejor opción.

El malestar de los campesinos en la zona en contra de la multinacional es parte del malestar que recorre a todo el campo colombiano y que estas semanas se ha expresado en las protestas masivas de los cafeteros y cacaoteros. Es resultado de la ruina a que ha llevado al campesino el aperturismo neoliberal y los Tratados de Libre Comercio, así como a la secular política de despojo contra los campesinos. Yesid Muñoz nos señala, haciéndose eco de la creciente rearticulación del movimiento campesino y de sus demandas, que:

AngloGold Ashanti no nos puede engañar con sus carteles de que hay que hacer al campo productivo y competitivo, cuando lo que quieren es sacar a los campesinos de la zona. Todos los días la tele nos engaña mostrando cosas ficticias pero acá usted ve la realidad. El gobierno tiene al campo muy mal, no les interesa el campesino, y luego se hacen socios con estas empresas multinacionales dicen que para crear empleo, pero a ellas les dan todo, todos los recursos que le niegan a los campesinos de Colombia. Mire que el gobierno le hizo todas esas carreteras a AngloGold y nosotros pidiendo carreteras durante cien años. Con un campo tan productivo como el que tenemos lo que queremos es apoyo para producir”.

La locomotora que intenta avanzar ante un pueblo que no se deja avasallar

El entorno de La Colosa es un microcosmos en el que se reproducen todas las contradicciones del actual Plan de (Sub)desarrollo Nacional impulsado por el gobierno de Santos (el cual es la elaboración de la propuesta uribista de país, no su negación): la contradicción entre Capital rentista y Capital productivo, entre comunidades y Capital multinacional, entre la vocación productora de alimentos y la ilusión extractivista, entre el desarrollo social sostenible y el desarrollo macroeconómico, entre el campesino y el tecnócrata-militar-capitalista, entre las mismas comunidades sobrepasadas por el arrollador avance de la inversión extranjera directa, entre integración económica o desarrollo tipo enclave, entre la vida o la muerte. La locomotora minera, de la mano de la AngloGold Ashanti, sencillamente ha acelerado el ritmo del despojo al que vienen siendo sometidas las comunidades campesinas desde tiempos inmemoriales, sumándose a otros fenómenos que afectan al campesinado como el aperturismo neoliberal y la presencia del narcoparamilitarismo, el cual sigue vivo como lo expresa un campesino: “Acá los narcotraficantes tiene cara la tierra, porque se dedican a lavar dinero comprando y vendiendo. Este problema no se va a acabar porque el gobierno los deja.” En este territorio, se expresa con todo su peso la historia de contradicciones de Colombia. El caso de La Colosa es paradigmático de un modelo que para la mayoría genera pobreza y hambre, en medio de la riqueza y la abundancia de unos pocos.

Pero es también importante, en este punto, destacar que el pueblo de Cajamarca y las comunidades rurales del municipio no son “víctimas” inermes que se cruzan de brazos ante su fatalidad, para clamar que terceros hagan justicia por ellos. Estamos ante un pueblo que ha sido oprimido, reprimido, violentado, victimizado, pero que mantiene intacta su dignidad. Un pueblo berraco que lucha y que se niega a la pasividad, que reclama su derecho a ser agente activo del cambio. Un pueblo que teje solidaridad, que estrecha brazos y manos, que trabaja, sueña y crea.

El dinamismo de la lucha por la defensa de la vida y contra La Colosa es enorme, según nos explica una compañera que participa del Comité Ambiental y Campesino de Cajamarca:

se han realizado cuatro marchas carnavales en Ibagué, que han movilizado hasta 30.000 personas contra el proyecto de La Colosa y en defensa del agua. También ha habido seminarios y vigilias en Anaime, 2 encuentros de ECOVIDA, con los que la población pudo empezar a enterarse de primera mano del proyecto, porque la empresa que llevaba ya varios años con diferentes nombres, nunca había informado nada. El primero de agosto del año pasado se hizo la movilización nacional contra la locomotora minero-energética y se movilizaron 1.000 personas en Cajamarca, lo que es muy significativo. También está la acción popular de Usocoello, la organización que agrupa a los usuarios campesinos del Rio Coello, contra el proyecto minero… de este río dependen unas 800.000 personas, o sea, el impacto de La Colosa es impresionante. El 22 de Febrero las autoridades municipales de Piedras, de la ONIC, del CRIC, de la Universidad del Tolima, de Fedearroz, de los comités ambientales, unieron sus posiciones y escucharon un informe de las preocupaciones de la Contraloría por los impactos ambientales de este megaproyecto… ese día se rechazó totalmente el proyecto, y ante la cantidad de indicadores sobre los riesgos así como la presión popular, el mismo gobernador fue forzado a posicionarse en contra. Ese evento del 22 de Febrero fue una cosa muy importante. Ayer 7 de Marzo a la Universidad Cooperativa de Ibagué asistieron más de 500 líderes comunales y sociales de Ibagué, académicos, ambientalistas, y se rechazó unánimemente a La Colosa.”

Esta actividad va de la mano de una importante tarea organizativa, que refuerza el tejido social de estas comunidades, rica en formas organizativas ya presentes en la zona, en la forma de JAC, organizaciones sindicales y campesinas, grupos juveniles, grupos ambientales, etc.:

Los campesinos se han organizado en comités ambientales, como el Comité Ambiental y Campesino de Cajamarca, que reúne 17 expresiones organizadas del territorio, líderes de Juntas de Acción Comunal, campesinos, ambientalistas… nosotros estamos a favor de la defensa del agua, de la soberanía alimentaria y territorial, no es que no queramos el progreso de la región… está también el Comité Ambiental por la Defensa de la Vida, que funciona en Ibagué, y está también el Comité Ambiental del Sur del Tolima. Hay otro Comité por la Defensa del Río Opía, en Piedras, y ahí la resistencia tiene al alcalde y al consejo en pleno de su lado. Está también el Comité por la Defensa del Río Lagunillas en el Líbano. En todos los municipios del Tolima vienen gestándose comités y colectivos que han identificado que la lucha de los próximos años es por el uso del suelo, que es una lucha social y ambiental, que es una lucha también por si éste lo explota una multinacional o todos nosotros. Es importante también destacar que existe un Comité Ambiental de Apoyo al Tolima en Bogotá.

Consultada sobre el potencial que significa la lucha de Anaime en el contexto actual de auge de las luchas populares en Colombia, dice esta compañera que:

la región compuesta por Cundinamarca, Meta, Boyacá, Tolima, las fronteras con el pie de monte llanero y Quindío, las salidas al sur del país, es central… digamos que el Tolima es el epicentro del conflicto social y territorial que se está viviendo en el país: tenemos el proyecto minero más grande de todo el continente, más el tema de las siete hidroeléctricas en el Tolima, el tema de la infraestructura y las carreteras para el TLC, la navegabilidad del río Magdalena, hay más de cinco batallones de todo tipo en la zona y está la base militar de Palenquero, de Puerto Salgar, en convenio con los Estados Unidos, y tenemos toda el área de consolidación del sur del Tolima. Hay una reorganización del país, y esta zona central es la plataforma logística, financiera y de control del conflicto social, porque acá está también el centro urbano del país. El Tolima adquiere una relevancia política que ha tenido en otros momentos, que lo tuvo en la guerra del os mil días y en la Violencia. Hoy concentra una gran importancia financiera y también en términos de las luchas sociales”.

Tolima está en el corazón de Colombia, en una zona de importancia geoestratégica, de importancia por sus recursos hídricos y minerales, una zona de gran fertilidad. El departamento comienza a ser escenario de grandes movilizaciones, de los cafeteros y de los campesinos, así como de oposición a megaproyectos minero-extractivos e hidroeléctricos. El gobierno sabe la importancia estratégica de esta región y por eso ha convertido este territorio en un importante escenario de la llamada “consolidación militar”. Pero no cuenta en sus cálculos con la fuerza de un pueblo que no está dispuesto a dejarse pisotear ni por la bota militar, ni dejarse avasallar por la locomotora minera. Y que lo están demostrando en la práctica con su resistencia.

José Antonio Gutiérrez D.
8 de Marzo, 2013


[1] http://www.polodemocratico.net/index.php?option=com_con...d=240
[2] Agua o Minería, un debate nacional, Tatiana Rodríguez y Danilo Urrea, CENSAT Agua Viva, 2011, p.4
[3] Colompbia, Boletín Informativo No.18 de PBI Colombia, Noviembre de 2011, pp.4-5.
[4] http://www.semana.com/nacion/articulo/fisica-hambre/246...880-3
[5] http://www.dinero.com/actualidad/economia/articulo/el-m...69278
[6] Ahumada, Omar, El ‘boom’ apenas empieza en el país, El Tiempo (Suplemento ‘debes leer’), p.2, 2 de Diciembre, 2012
[7] http://www.prensarural.org/spip/spip.php?article6486 ; sobre los antecedentes de la violencia en el Nordeste Antioqueño ligada a la disputa por la riqueza aurífera, ver http://www.periferiaprensa.org/index.php/edicion-actual...queno
[8] http://www.portafolio.co/Especiales/Balance-gobierno-20...144-3
[9] Los Dueños del Oro, El Tiempo (Suplemento ‘debes leer’), p.3, 2 de Diciembre, 2012
[10] Ibid, Algunas mineras están negociando algunas de las 52 cédulas reales, para que no quede duda del tufillo colonial de la actual política de minas, las cuales serían explotables a perpetuidad.
[11] Ibid, p.4. Los campesinos de la región, sospechan que no sólo hay oro en La Colosa y que eso determina otra clase de intereses. Nos decía un campesino que “se sabe de buena fuente que ahí también hay uranio, que se lo llevan con escoltas para el aeropuerto”.
[12] Agua o Minería, p.8
[13] http://www.codhes.org/images/stories/pdf/bolet%C3%ADn%2...7.pdf
[14] http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_....html
[15] Agua o Minería, p.6.
[16] Colompbia, p.3-6.
[17] http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/tolima/regional/1...s_3=2 ; http://www.elespectador.com/noticias/nacional/articulo-...ogold
[18] Agua o Minería, p.8

Mapa con los títulos mineros en Cajamarca, la mayoría de la AngloGold Ashanti (en rojo)
Mapa con los títulos mineros en Cajamarca, la mayoría de la AngloGold Ashanti (en rojo)

Marcha popular contra La Colosa, Cajamarca, Tolima
Marcha popular contra La Colosa, Cajamarca, Tolima

Paisajes de Anaime, Cajamarca, Tolima. Todo esto se está hipotecando por la locomotora minera (Fotografía de José Antonio Gutiérrez D.)
Paisajes de Anaime, Cajamarca, Tolima. Todo esto se está hipotecando por la locomotora minera (Fotografía de José Antonio Gutiérrez D.)

Los productores locales de leche también serán afectados (Fotografía de José Antonio Gutiérrez D.)
Los productores locales de leche también serán afectados (Fotografía de José Antonio Gutiérrez D.)

Afiches de movilizaciones contra La Colosa
Afiches de movilizaciones contra La Colosa

Afiches de movilizaciones contra La Colosa
Afiches de movilizaciones contra La Colosa

author by Nelson Lombana Silvapublication date Tue Sep 17, 2013 18:46author address author phone Report this post to the editors

Hace seis meses un grupo de desplazados de distintos departamentos del país tratan de levantar sus habitaciones en un lote ubicado en el cañón del Combeima, sector de Villar Restrepo, pero no ha sido posible porque el alcalde de la ciudad de Ibagué, Luis H. Rodríguez en vez de atender la solicitud angustiosa y justa por demás de los desplazados, al parecer se ha puesto de lado de la transnacional Anglo Gold Ashanti y busca por todos los medios de sacarlos de allí para entregar dichos terrenos ya concesionados a dicha transnacional.

Así lo denuncia su líder comunitario, Alfonso Urbano Galindo, quien narra las bellaquerías que la fuerza pública viene cometiendo con ellos. Según el dirigente campesino y popular, han sido quemadas sus casas, sus cambuches, la comida y la ropa. La policía ha echado bala a los montes cercanos para atemorizarlos, los han golpeado física y psicológicamente, un coronel le detuvo su cédula de ciudadanía por más de ocho días, fue sindicado de subversivo y llevado presa a la fiscalía. Distintos vejámenes han sido objeto estos humildes desplazados por el simple pecado de ser pobres.

Todo al parecer para cumplir con el poder imperial de la transnacional minera que viene a convertir al Tolima en un gigantesco desierto. Dice Alfonso Urbano Galindo: “Anglo Gold Ashanti tiene propiedad sobre el subsuelo con más de 35 títulos mineros en el cañón del Combeima y ellos ya le solicitaron al mismo alcalde, al mismo secretario de gobierno, que desalojaran todo ese terreno para la explotación”. Agrega: “Ellos (transnacional) lo que quieren ahora es la explotación de la cuenca de la minería”.

Indignado el líder comunitario señala que la fuerza pública no está al servicio de los campesinos, sino al servicio de la transnacional africana cuyas acciones al parecer las tiene en los Estados Unidos, indicando que esa postura de la fuerza pública es “traición a la patria”. Denuncia que muchas ayudas humanitarias del mismo Estado se la estarían robando los mismos funcionarios a través de firmas, huellas, reuniones y capacitaciones.

A pesar de la dura adversidad los desplazados que luchan por su vivienda y un lote para trabajar no van a cejar porque tienen la razón, pero sobre todo, por la necesidad ante la pobreza galopante que les asiste a ellos como a millones y millones de colombianos y colombianas.

La página web: www.pacocol.org al centímetro con la comunidad, habló con el compañero Alfonso Urbano Galindo y esto dijo:

- Usted está liderando recuperación de terrenos en Villar Restrepo para varias familias desplazadas, ¿Cómo es el proyecto?

La recuperación del terreno es por el asunto de que actualmente la alcaldía en cabeza de Luis H. Rodríguez y su secretario de gobierno, William Castro, estaban comprando esos terrenos supuestamente para cuencas hídricas. No quito lo que ellos hablan, ni le pongo más, ni le recorto. Pero, ellos estaban diciendo que era para cuencas hídricas, donde estaban desplazando campesinos con precios irrisorios, diciendo que el terreno está en zona de riesgo; fuera de eso argumentaban que el que no vendiera actualmente lo desalojaban comprándole el terreno a precio del instituto Agustín Codazzi. Eso se llama: Desalojo.

Al hacer un desalojo quiere decir que ellos están desplazando a los campesinos a las buenas o a las malas, como quieran ellos decirlo. Pero como usted puede ver señor periodista actualmente la multinacional Anglo Gold Ashanti tiene propiedad sobre el subsuelo con más de 35 títulos mineros en el Cañón del Combeima y ellos ya le solicitaron al mismo alcalde, al mismo secretario de gobierno, que desalojaran todo ese terreno para la explotación. ¿Será que la minería sí cuida las cuencas hídricas? ¿Será que la minería sí cuida el pulmón de Ibagué que es el cañón del Combeima?

Las cuencas hídricas significan agua. El significado del agua aquí para los campesinos, para la gente de la ciudad, cuando tiene cianuro, cuando tiene dióxido, cuando tiene una cantidad de químicos, ¿Será que sí es bueno para el organismo, señor periodista? ¿Cuántos niños van a morir? ¿Cuántas personas van a morir por eso?

Ellos lo que quieren ahora es la explotación de la cuenca de la minería. Actualmente, nosotros tenemos vídeos; han utilizado la fuerza pública para sacarnos: Nos han quemado las casas, nos han quemado los cambuches, nos han quemado la comida, la ropa; nos han maltratado física y moralmente. Nos han perseguidos como si fuéramos terroristas, guerrilleros, paramilitares, qué se yo.

Actualmente, la misma mentira, la misma injuria que cometen los servidores públicos, me tildaron de rebelión, me capturaron 25 personas, en total eran 35, pero que yo era el subversivo. Saliendo del cañón del Combeima me trajeron a la fiscalía y el mismo fiscal pidió la orden y no había ninguna orden, donde pueden cometer actualmente maltrato psicológico, físico, persecución a una persona que no le debe a nadie, que no teme, por el asunto que yo soy líder y no temo por lo que hago, porque mi hoja de vida está blanca, transparente, gracias a dios.

- ¿Quiere decir usted que el alcalde le está haciendo el juego a Anglo Gold Ashanti de pretender sacarlos a ustedes para que ella se apodere de estas tierras?

Presuntamente, yo creo que Anglo Gold Ashanti ya le pagó al alcalde una cantidad de dinero para ellos poder formalizar las cosas. Ese es el afán de ellos porque como seguramente la corrupción es tan grande, usted sabe que cuando una persona tiene la conciencia del copago actualmente, ¿Qué pueden hacer? Pues empezar a cumplir porque si no cumple, quiere decir que es un mandato mediocre, insólito; un mandato que no tiene pantalones, que no tiene verraquera. Pero un mandato torcido, satánico y cínico, por el asunto que es un alcalde corrupto que actualmente lleva la gente con palabras serias, con palabras concisas, pero por debajo, por dentro de su corazón está engañando, traicionando la patria, traicionando al Tolima. Un servidor público que se preste para eso, es traición a la patria.

- ¿Cuánto tiempo y cuántas personas hacen parte de este proyecto comunitario por el derecho a la vivienda digna?

Estamos desde el 23 de marzo de 2013, el 23 de este mes completamos seis meses gracias a dios; dios nos ha favorecido, nos ha guardado desde el tiempo que nos han perseguido. Son 54 familias, pero el proyecto es para 300.

Fuera de eso han hecho disparos a los montes la misma policía, ¿Por qué hacen disparos a los montes con escopetas de cápsulas? ¿Por qué botan bombas de aturdimiento? ¿Quiere decir que nosotros no somos seres humanos? ¿Qué no merecemos respeto a la luz de los derechos humanos? ¿La fuerza pública no tiene relaciones humanas? ¿Para qué ellos juran a la patria y se comprometen a servir a los campesinos, al pobre y al vulnerable? ¿A quién están protegiendo?

Realmente están protegiendo a los africanos, porque Anglo Gold Ashanti es africana. Ellos están protegiendo esos intereses y eso se llama también traición a la patria. Servidores públicos uniformados son terroristas, porque están atropellando los derechos constitucionales y los derechos humanos.

- A pesar de la dura represión, el constante terrorismo de Estado contra estas humildes personas, ¿Van a seguir en la brega, en la lucha?

Nosotros estamos en pie de lucha, en pie de fuerza gracias a dios. Primeramente, dios nos ayuda y nos fortalece y en segundo lugar estamos allá porque no tenemos de qué subsistir, una mínima vital donde violan el artículo 25 de la constitución nacional, que es el derecho al trabajo. A un desplazado en ninguna parte le pueden dar trabajo, porque no tiene recomendaciones, no tiene quién lo recomiende, quién le dé un trabajo.

Por eso, muchas mujeres – pueden hacer una encuesta – se están prostituyendo, niños al borde de la drogadicción, mujeres que se han separado de sus hogares, porque este desplazamiento, en la ley 387, escasamente el Estado inscribe a la persona, pero nunca lo ayudan como es. Sacan una sentencia, sacan unas normas, unas leyes pero no más que para aparentar, porque ellos también se roban todo lo que les dan a los desplazados, se lo están robando, los están atracando de frente, recogiéndoles firmas y huellas en reuniones y capacitaciones.

- ¿De dónde son procedentes las familias que están ubicadas allí?

Son familias desplazadas dispersas de diferentes departamentos. Pensamos que Ibagué era zona de remanso, zona de paz, pero la zona de paz se ve más en el campo que en la ciudad, porque los mismos servidores públicos son los que están promulgando el hambre, están promulgando la necesidad, están promulgando la ansiedad. Por eso es que los campesinos estamos en paro.

No somos subversivos, no somos guerrilleros como ellos lo dicen, ellos sí saben hacer falsos positivos; la fuerza pública lo único que hace son falsos positivos, deteniendo y matando campesinos, atropellando campesinos, llevándolos a la desgracia, a la deriva, robándole la plata, robándole los celulares, quitándoles los medios de presentación como a mí cuando me quitaron la cédula que duró la policía nacional más de ocho días con mi cédula. Usted cree señor periodista, que un policía, un coronel, quitarle a uno una cédula y durar ocho días con ella en la billetera, ¿Será viable, será correcto?

- Entonces ¿De qué departamentos vienen?

Hay gente de Caquetá, llanos orientales, de las montañas del Tolima, Cundinamarca. Somos dispersos.

Related Link: http://www.pacocol.org/index.php/comite-regional/tolima/6099-alcalde-de-ibague-estaria-desplazando-campesinos-para-entregarle-las-tierras-a-anglo-gol...hanti
author by Colombia Solidarity Campaignpublication date Wed Nov 27, 2013 19:59author email mining at colombiasolidarity dot org dot ukauthor address author phone Report this post to the editors

Colombia Solidarity Campaign (Campaña de Solidaridad por Colombia), organización de derechos humanos basada en Londres, ha publicado un Informe Alternativo acerca del proyecto de Minería de Oro de AngloGold Ashanti en Cajamarca, Tolima, intitulado La Colosa: Una Muerte Anunciada. Este informe es resultado de una investigación que abarca 108 entrevistas, análisis de documentos, y asesoría técnica del Dr. Mark Muller, reconocido experto internacional en minería.

El reporte desvela hechos que no han sido revelados antes por investigadores o medios que han trabajado en el tema. Demuestra además, que los impactos de una eventual fase de explotación minera serían mucho mayores a los anunciados e imaginados por los tolimenses y por la nación misma.

Datos Colosales:

- 50 Ha del proyecto La Colosa están en zona de páramos, un ecosistema estratégico para todos los colombianos.
- La Colosa produciría 100 millones de toneladas de escombros, que rellenarían los valles en Cajamarca, con alta probabilidad de generar drenajes ácidos mineros.
- El dique de colas, donde se almacenarían residuos tóxicos, sería uno de los mayores del mundo: tendría una altura máxima de 250 metros, más alta que la torre Colpatria. Si se realiza, sería la estructura artificial más alta de Colombia.
- La Colosa demandaría más agua y electricidad que el consumo mínimo doméstico en todo el Tolima.
- La Colosa sería el primer proyecto de un distrito minero de 200.000 Ha, una extensión superior al Departamento del Quindío.

Hallazgos Alarmantes:

- Los inversionistas extranjeros reciben información acerca del proyecto minero más completa, exacta y con mayor anticipación, que los propios tolimenses.
- Se evidencia una estrategia de AGA de permear los medios de comunicación mediante pautas publicitarias y patrocinios de eventos con resonancia mediática.
- Las inversiones del programa de Responsabilidad Social Corporativa de AGA están dividiendo a la comunidad local, creando dependencias y promueven la percepción que la minería es compatible con la vocación agropecuaria de la región.

El derecho de las comunidades afectadas a participar en el debate acerca del futuro de la región está sistemáticamente minado:

- Una nueva sustracción de la Reserva Forestal fue silenciosamente otorgada a AGA en mayo 2013. Los tolimenses sólo se enteraron dos meses más tarde.
- Más que la mitad de los concejales han tenido vínculos económicos directos o indirectos con la empresa minera, lo cual implica un conflicto de intereses.
- Las personas que de forma pacífica se oponen a la minería habitualmente se caracterizan de “radicales”, “fundamentalistas”, personas que van “en contra del desarrollo”, o incluso “terroristas” o “guerrilleros”.

Empeoramiento en la calidad de vida y condiciones laborales precarias

- Pese a promesas de una vida mejor, los habitantes de Cajamarca han sufrido un encarecimiento del costo de la vida, brotes de violencia, incremento de la prostitución, y un cambio alarmante en el valor, la propiedad y el uso de la tierra.
- El clima laboral en el proyecto minero está marcado por el temor de perder el empleo
- “[AGA] me desconocieron, me dijeron que no sabían nada de mí, o sea que si me llego a morir no van a querer responder por mí, a pesar de que yo les di mi trabajo durante 7 años [...]” - ex trabajador del proyecto minero incapacitado por vida.

Opositores de la mina en Riesgo

- Se evidencian numerosos casos de hostigamiento a los opositores del proyecto minero.
- “Quien se oponga a la minería en este momento, es una persona perseguida” -- Carmen Sofia Bonilla, ex directora de Cortolima.
- La intimidación continúa en casi completa impunidad por falta de voluntad política del Estado colombiano, y el poder político y económico que la empresa tiene.
- Tras el asesinato de César García, dirigente campesino e integrante de Conciencia Campesina, hay graves preocupaciones por la seguridad de otros líderes en la region.

Para más información por favor contacte:
Colombia Solidarity Campaign
mining@colombiasolidarity.org.uk

Related Link: https://www.colombiasolidarity.org.uk/attachments/article/610/LA%20COLOSA_Una%20Muerte%20Anunciada.pdf
author by Tatiana Acevedo - El Espectadorpublication date Sat Jan 11, 2014 06:35author address author phone Report this post to the editors

La concesión, que se encuentra en manos de la empresa Anglo Gold Ashanti —AGA—, cubre 515.75 hectáreas del municipio de Cajamarca y se extenderá hacia otros municipios de esta zona del Tolima, que se proyectan como centros de procesamiento del oro. En su fase de “prefactibilidad” (pues no se comenzará a explotar sino en 2019), el proyecto plantea seis problemas.

El primero y más mentado tiene que ver con el agua. Algunos estudios afirman en que AGA empleará aproximadamente un metro cúbico de agua por segundo para procesar cada tonelada de mineral (un nuevo informe de la ONG inglesa Colombia Solidarity Campaign advierte que el consumo de agua será, aproximadamente, de 1’885.125 metros cúbicos por mes). Hay quienes alertan sobre una afectación directa e inevitable de los acueductos locales y del distrito de riego Usocoello. La empresa, por su parte, desestima esta preocupación. “El consumo del recurso hídrico en un proyecto minero es muy bajo”, afirma Felipe Márquez, representante legal de la compañía, “porque el bien final, en el caso del oro, no tiene contenido de agua. Ésta no desaparece, recircula. El mismo litro se está usando todo el tiempo”.

El segundo está relacionado con los escombros, pues la mina generará una gran cantidad de roca desechada que será apilada. Asociaciones comunitarias, organizaciones internacionales, profesores y hasta la Contraloría conocen las consecuencias que esto acarrea: las lluvias que caen sobre las pilas de desechos de roca causan reacciones químicas, que producen aguas ácidas, que a su vez disuelven metales en los desechos de roca, liberándolos en el ecosistema. AGA, nuevamente, considera que esta no es una preocupación válida: “Esa roca, que nosotros llamamos el estéril —asevera su representante legal—, es una piedra que se cambia de sitio sin hacerle ningún tipo de tratamiento. Usted levanta la capa vegetal de una zona, coge la piedra que le sirve y la que no, la pone en otro lado. Luego restaura esa zona y vuelve a quedar exactamente igual”.

Un tercer problema es de acción colectiva, pues son muchos las comunidades divididas por el futuro de la mina. “Antes de luchar contra la entidad minera, nos están haciendo luchar contra nosotros mismos, contra nuestros vecinos y amigos; porque mientras el Estado no garantice una vida laboral digna, muchos de ellos seguirán dependiendo de La Colosa para conseguir y asegurar la papita diaria y por lo tanto no se van a arriesgar a apoyar nuestra labor”, resumió Róbinson Mejía, del Colectivo Socio Ambiental Juvenil de Cajamarca. Y cuando las comunidades logran ponerse de acuerdo para llevar a cabo movilizaciones de resistencia, como es el caso del municipio de Piedras (que se negó a ser sede de la planta de procesamiento), se tropiezan con un cuarto problema, de incoherencia estatal.

Esta incoherencia puede darse dentro de una misma entidad (como el Ministerio de Medio Ambiente, que ha emitido sanciones y permisos discrepantes). También puede presentarse cuando dos entidades públicas se contradicen. O cuando, como en el caso de Piedras, los habitantes hacen uso de un derecho constitucional, pero la Procuraduría los bloquea.

El último y más grave problema tiene que ver con la presión armada. El uso del homicidio selectivo en la región habla muy mal del proceso y hace temer por lo que viene. José Antonio Ramírez, un chofer que transportaba una comisión del Instituto Agustín Codazzi (que delimitaba las zonas de páramos), murió en octubre, cuando el jeep que iba manejando fue atacado con un artefacto incendiario. Pedro César García, presidente de la Junta de Acción Comunal, opositor a La Colosa y miembro del movimiento Conciencia Campesina, fue asesinado delante de su esposa y su hija el pasado sábado 4 de noviembre. Roque Gutiérrez, uno de los presuntos cómplices del asesinato de García, fue encontrado muerto hace tres días.

Related Link: http://www.elespectador.com/opinion/si-paramos-colosa-paramos-cualquier-cosa-columna-466639
 
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