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Elecciones, "Castrochavismo, "paz" y movimiento popular.

category venezuela / colombia | movimiento anarquista | debate author Friday March 09, 2018 09:41author by SubVersión - Colectivo Contrainformativo SubVersión Report this post to the editors

La presente coyuntura electoral ha ofrecido un circo con más ingredientes que en años anteriores, pues no solo el centro de atención ha sido la “legitimidad” de la participación política de la insurgencia mencionada (en su recién fundado partido político), sino que las funciones incluyen también el terror “castrochavista”, que ha venido siendo difundido en los discursos de la derecha criolla con el acólito de los medios de comunicación, argumentando un futuro económico y social “deficiente” a la venezolana. Lo cierto, es que el escenario de crisis no es exclusivo del país vecino pues “Colombia es el segundo país del mundo con más desplazados internos: 6,5 millones”[1], así como “en desigualdad (económica) pasa del puesto 11 a ser el octavo más desigual, entre los 141 países (informe del año 2017)”[2]. Cuestión que no termina allí, ya que si nos detenemos en el sistema de salud, educación o vivienda como tal, no pararíamos de mencionar tristezas y miserias para la gente de a pie, pues es bien sabido que las clases oprimidas somos quienes más llevamos del bulto con este sistema económico-social, sin embargo, no caemos -y esperamos no lo malinterpreten- en la visión del Estado de bienestar para las clases explotadas, o mejor dicho, no estamos pidiendo migajas a las instituciones del Estado ni nada que se parezca, nuestras apreciaciones parten de la crítica a la democracia burguesa y sus contradicciones.
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En Colombia estamos viviendo una coyuntura que se expresa en los ámbitos distrital, regional y nacional. Condición que pasa por un montón de vicisitudes en materia social, política y económica, que tiene como necesario correlato el aumento de la conflictividad en el país, aunque intente ser encubierta con cándidos saludos a la bandera, tanto de derecha como de izquierda, al nebuloso llamado “pos-acuerdo”.

Luego de la firma de la “paz” se viene reconfigurando no solo la política partidista colombiana, también, la percepción hacía ella, junto con la movilización social de algunos sectores de izquierda. En pocas palabras, la política partidista ha utilizado el discurso de la paz, ya sea para mostrar su apoyo o fuese para desprestigiar lo “acordado”. A partir de este acontecimiento se vislumbran infinidad de discursos que difuminan la realidad nacional, centrándose en la aceptación moral de la participación o no en la política por parte de excombatientes de las Farc.

La presente coyuntura electoral ha ofrecido un circo con más ingredientes que en años anteriores, pues no solo el centro de atención ha sido la “legitimidad” de la participación política de la insurgencia mencionada (en su recién fundado partido político), sino que las funciones incluyen también el terror “castrochavista”, que ha venido siendo difundido en los discursos de la derecha criolla con el acólito de los medios de comunicación, argumentando un futuro económico y social “deficiente” a la venezolana. Lo cierto, es que el escenario de crisis no es exclusivo del país vecino pues “Colombia es el segundo país del mundo con más desplazados internos: 6,5 millones”[1], así como “en desigualdad (económica) pasa del puesto 11 a ser el octavo más desigual, entre los 141 países (informe del año 2017)”[2]. Cuestión que no termina allí, ya que si nos detenemos en el sistema de salud, educación o vivienda como tal, no pararíamos de mencionar tristezas y miserias para la gente de a pie, pues es bien sabido que las clases oprimidas somos quienes más llevamos del bulto con este sistema económico-social, sin embargo, no caemos -y esperamos no lo malinterpreten- en la visión del Estado de bienestar para las clases explotadas, o mejor dicho, no estamos pidiendo migajas a las instituciones del Estado ni nada que se parezca, nuestras apreciaciones parten de la crítica a la democracia burguesa y sus contradicciones.

A raíz de lo anterior, vale la pena tener presentes algunos elementos de lo que se proyecta en términos de fórmulas presidenciales, para que, de esta manera, desde una óptica libertaria, afinemos lecturas del devenir político que debemos enfrentar en próximos escenarios de lucha:

Iniciemos con la coalición de derecha autoproclamada “Por Colombia”. Se encuentra integrada por tres personajes que no sólo han encontrado afinidad en su rechazo al proceso de paz, también, los unen sus negocios empresariales y amigos terratenientes. En esta convergencia se encuentran conservadores innatos, godos pura sangre: el primero de ellos es Alejandro Ordoñez, recordado entre otras cosas por promover quemas de libros en sus años mozos[3], ex procurador reelegido gracias a favores de sus amigos empresarios y paramilitares. Procurador que se encargó de perseguir el movimiento social, LGBTI y a defensores de Derechos Humanos, así como su ensañada cacería a funcionarios de altos cargos públicos. Es famoso por ser el Santo de la Corrupción: basta mirar su oportunista omisión en los contratos de pechugas y alas de pollo que le costaron a los colombianos miles de millones pesos[4], entre otros escándalos de corrupción recientes que comprometen a personas muy cercanas a su entorno familiar y/o político[5].

Por otra parte, aparece en el panorama Marta Lucía Ramírez, ex ministra de defensa en el primer año de gobierno de Álvaro Uribe, lideró el programa anti insurgente que más adelante se consolidaría como la política “Seguridad Democrática”. Es famosa por mostrarse más interesada en la política del vecino país de Venezuela que en la realidad colombiana, no extrañar entonces, que algunas personas se preguntan si pretende ser la sucesora de Juan Manuel Santos o de Nicolás Maduro [6].

Por último, Iván Duque, quién ha ocupado cargos en instituciones públicas y empresas privadas. Para las elecciones del 2014, formó parte de la lista al Senado por el Centro Democrático, quién en su gestión política veló y ha velado por la libertad de los presos disidentes de la derecha venezolana. Esto contrasta paradójicamente con la realidad de su país natal en el que se encuentran más de diez mil presos por carácter político[7] y su gestión no vela ni pretende luchar por su libertad ¿incoherencia? ¿¡dónde!? Además, famoso por su frase célebre: “Meto las manos al fuego por el presidente Uribe”, que teniendo en cuenta el macabro prontuario del gamonal del ubérrimo, debería ser “meto las manos en la sangre”, si tenemos en cuenta los miles de asesinados y desaparecidos del paramilitarismo, al cual se encuentra íntimamente vinculado Álvaro Uribe Vélez y su gallada.

Y bien, ahora prestemos atención a la denominada “Coalición Colombia”; la cual la encabezan tres figuras reconocidas por posar de “alternativas”; “sin pelos en la lengua” y hasta “sin ideología política”. Personajes quienes dicen estar con procesos de base y en sintonía con los problemas sociales y económicos del país. Su líder visible es Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín y ex gobernador de Antioquía; político sin línea política, según sus palabras y aclaraciones públicas, sin embargo, aboga por la línea económica neoliberal de libre mercado promotora de relaciones público-privadas. En un conversatorio sobre economía, este personaje dejó en claro que “lo primordial es recuperar la confianza de Colombia y dejar de lado la polarización política, por lo que asegura que ofrecerá reglas y claras con transparencia para el buen desarrollo de la economía”)[8]. Vaya uno a saber qué traduce “recuperar la confianza de Colombia” ¿para empresarios y /o multinacionales extranjeras? ¿extractivismo, libre mercado?

Allí se encuentra también Jorge Enrique Robledo, la figura más representativa del Polo Democrático Alternativo y de la tendencia “maoísta moderada” del Movimiento Obrero Independiente Revolucionario (MOIR), personaje que recientemente ha promovido la idea que ha denominado “Ni-ni”; que traduce: ni de izquierda ni de derecha. Como quien dice, lo que promulga Robledo es una tercera vía, que, si nos atenemos al curso de la historia, no es otra cosa que un reajuste del capitalismo. Cierra el combo presidencial la senadora Claudia López, quien se ha empecinado por mostrarse como una abanderada de la lucha anti-corrupción; alude transparencia y alternatividad política. Sin embargo, hace tiempo atrás defendía a capa y espada a Enrique Peñalosa, quién ha sido uno de los personajes politiqueros más anti populares, neoliberales y poco transparentes, como se evidencia en su gestión como alcalde, también, se le recuerda por sus posturas profundamente reaccionarias frente a la comprensión del conflicto armado en Colombia.

En otro punto del mapa político y no menos alejado de la Coalición Por Colombia, se encuentra el candidato Germán Vargas Lleras, que se separó de su partido Cambio Radical para la postulación como presidente – ¡ojo, solo para la postulación! – Pues no quiso estar involucrado –para esta ocasión- en los múltiples escándalos de corrupción que han tenido sus compañeros/amigos de partido y en general, esa colectividad. Vargas Lleras es otro de los representantes de empresarios y terratenientes del país, quien tiene un prontuario que no sólo lo cobija a él, también, incluye a su familia. A lo largo de su carrera política ha expresado su apoyo a la economía extractiva: el visto bueno para la explotación minera, lo que implica una intervención en territorios protegidos y/o de carácter colectivo para comunidades campesinas, indígenas o afrodescendientes, abriendo “caminos” mediante las vías de cuarta generación (4G), que objetivamente no son para que usted o yo viajemos con comodidad, sino más bien, su finalidad es conectar los extremos portuarios de Colombia con el centro del país (Pacífico – Bogotá – Atlántico) para el transporte de mercancías en sintonía con los avatares del desarrollo capitalista.

Terminamos nuestra fugaz revisión del panorama politiquero colombiano con la mención del señor Gustavo Petro, ex militante de la insurgencia Movimiento 19 de abril (M-19), ex concejal, senador y alcalde de Bogotá. Su carrera política ha sido camaleónica, haciendo alianzas hasta con sectores conservadores y empresarios del país en la lucha por el poder político. Un personaje de esta calaña se encuentra lejos de ser alguien de fiar por parte del movimiento popular al que cualquier oportunista puede aludir, pero que, si nos atenemos a su carrera política, en cualquier momento puede traicionar en relación a un interés particular.

Así pues, la complejidad del contexto nacional reafirma la imposibilidad de mejorar las condiciones de las clases explotadas en Colombia en el marco de la democracia representativa burguesa. Día a día cae por su propio peso el espejismo alrededor de la implementación del acuerdo de paz. En ese sentido, la situación más preocupante se encuentra en las condiciones que viven hoy líderes, activistas, defensores y militantes de organizaciones comunitarias, políticas y populares quienes reciben con mayor contundencia las consecuencias de la reorganización del conflicto en el país.

Hoy, preocupa los más de 200 asesinatos a lo largo y ancho del territorio colombiano en el 2017 y lo que va corrido del 2018. Sin embargo, para el Ministro de Defensa, estos asesinatos “son frutos de un tema de linderos, de un tema de faltas, de peleas por rentas ilícitas”[9]. Grave descaro y cinismo que ha caracterizado la politiquería colombiana, ignorando la realidad nacional, como en el recordado Paro Agrario de 2013, cuando Santos desmintió la movilización agraria y popular que se venía gestando en los departamentos del país.182activistas sociales asesinados(1)

En esta perspectiva, consideramos que el movimiento popular debe orientar su praxis a gestionar sus demandas de forma autónoma, ya que ni el acuerdo de paz ni las promesas de cualquiera de los políticos que gane las elecciones presidenciales son una respuesta certera y real para las demandas de los sectores oprimidos. Por tal motivo, la invitación es a incentivar la organización popular en los barrios, veredas, lugares de estudio y trabajo, entre otras. Un cambio real solo puede ser posible desde abajo y por fuera del Estado.

[1] Ver al respecto: https://www.elespectador.com/noticias/nacional/desplaza...91211

[2] Ver al respecto: http://www.eltiempo.com/economia/sectores/indice-de-des...70022

[3] Ver al respecto: http://www.semana.com/confidenciales-semanacom/articulo...44148

[4] Ver al respecto, la denuncia: https://www.elheraldo.co/bolivar/pae-en-cartagena-pechu...26072

[5] Ver al respecto, el artículo: http://www.eltiempo.com/politica/gobierno/las-polemicas...55225

[6] Ver al respecto: http://www.eltiempo.com/elecciones-colombia-2018/presid...72498

[7] Ver al respecto el informe: http://www.contagioradio.com/10-mil-prisioneros-politic...4622/

[8] Ver al respecto: http://m.eluniversal.com.co/politica/los-precandidatos-presidenciales-hablan-de-economia-259730

[9] Ver al respecto: https://www.elespectador.com/noticias/politica/asesinat...28893

Related Link: https://ccsubversion.wordpress.com/2018/02/27/elecciones-castrochavismo-paz-y-movimiento-popular/

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