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Alan MacSimóin (1957-2018): pionero del anarquismo en Irlanda

category irlanda / gran bretaña | movimiento anarquista | news report author Wednesday December 26, 2018 19:07author by José Antonio Gutiérrez D. Report this post to the editors

El 5 de Diciembre nos embargó un dolor inmenso al escuchar de la inesperada muerte de Alan MacSimóin, veterano anarquista, sindicalista y luchador infatigable de Irlanda. El 13 de Diciembre le despedimos en el cementerio de Glasnevin en Dublín, donde yacen muchos otros revolucionarios que lo precedieron. Será recordado, sin lugar a dudas, como una de las figuras más influyentes en la izquierda irlandesa de las últimas décadas. Fue parte de un puñado de personas que comenzaron a hablar de anarquismo en Irlanda en la década de 1970 y 1980. Su trabajo para crear un espacio para la izquierda libertaria en un país dominado por el conservadurismo político y religioso, cambió por siempre la cara de la política irlandesa por siempre. Ya no sería más un asunto exclusivo de los partidos tradicionales. Si la sociedad irlandesa ha avanzado, en algún grado, durante las últimas décadas, en gran medida se lo debemos a los esfuerzos de personas como Alan.
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Alan MacSimóin (1957-2018): pionero del anarquismo en Irlanda

El 5 de Diciembre nos embargó un dolor inmenso al escuchar de la inesperada muerte de Alan MacSimóin, veterano anarquista, sindicalista y luchador infatigable de Irlanda. El 13 de Diciembre le despedimos en el cementerio de Glasnevin en Dublín, donde yacen muchos otros revolucionarios que lo precedieron. Muchos amigos y compañeros de todos los partidos de izquierda se unieron a su familia para darle una última despedida a este hombre excepcional. Su sindicato, SIPTU, le hizo la guardia de honor. La noche anterior, el Club de los Profesores, un centro sindical de encuentro frecuentado por la izquierda, esta rebosante de compañeros de todas las corrientes populares: del Partido Comunista, del Partido Socialista y del Partido Socialista Obrero, de Sinn Féin, del Movimiento de Solidaridad Obrera (WSM), del Partido Obrero, hasta los laboristas se hicieron presentes. Él, que no tenía una pizca de sectarismo, tenía amigos en todos los partidos y movimientos de izquierda, una amistad en la mayoría de los casos nutrida en décadas de luchas.

Alan comenzó su activismo en el movimiento republicano irlandés, y a comienzos de la década de 1970, él era un miembro del Sinn Féin “oficial”, el cual, eventualmente, se convertiría en el Partido Obrero. Fue en esta época que optó por cambiarse el apellido Fitzsimons, por la versión en irlandés gaélico, MacSimóin. Él hacía parte de un grupo de jóvenes republicanos que se habían comenzado a interesar en el comunismo libertario, quienes abandonaron el partido en 1975. Se hubieran ido antes, pero decidieron esperar un año más para evitar verse involucrados en la sangrienta disputa que consumió a ese partido tras el quiebre de Seamus Costello en 1974 que llevaría a la formación del Partido Socialista Republicano Irlandés (IRSP). Estableció algunos contactos con la organización anarquista británica Asociación Obrera Anarquista (AWA), una de las organizaciones que en los 1970s habían redescubierto la vertiente “plataformista” del anarquismo, con su énfasis en la organización y cohesión política de los anarquistas.

Como la mayoría de los irlandeses, Alan tuvo que lidiar con el desempleo durante la mayor parte de las décadas de 1970 y 1980. Pese a todo, participó activamente en la creación del movimiento anarquista en Irlanda, primero, fundando el Grupo Anarquista de Dublín, y la Alianza Obrera Anarquista a fines de la década de 1970. Después de esto, fue uno de los fundadores del Movimiento de Solidaridad Obrera (WSM) en 1984, una organización que tendría una importancia fundamental en el resurgimiento de una corriente anarco-comunista global, comprometida con las luchas, inspirada en el plataformismo, que se ha asentado en diversos países desde el término de la Guerra Fría, entre los que cabe mencionar Chile, Colombia, Turquía, Italia, Brasil, Argentina, Sudáfrica, Francia, entre otros. Él escribió incontables artículos para la prensa anarquista, particularmente en los órganos del WSM, Workers Solidarity (Solidaridad Obrera) y Red & Black Revolution (Revolución Rojinegra); antes de ellos, había participado en la redacción del Anarchist Worker (Trabajador Anarquista). Metódicamente, distribuía el Workers Solidarity de puerta a puerta en su vecindario en Stoneybatter, en Dublín.

En años recientes, se alejó del WSM argumentando que la organización se estaba alejando de una línea clasista y adoptando un discurso más contra-cultural e identitario. Sin embargo, siguió trabajando en acciones comunitarias y con su militancia sindical, siendo miembro de SIPTU, pes él creía firmemente que los anarquistas debían agitar al interior de los sindicatos oficiales y no formar sindicatos alternativos. Hasta el final, fue un anarquista convencido. Se mantuvo activo, literalmente, en todas las luchas que hubo en Irlanda desde 1970 en adelante, fueran contra el racismo, a favor de los derechos reproductivos y por la liberación de las mujeres, en contra de los impuestos por la basura y al agua, a favor del medio ambiente; en cada huelga, él siempre estaba ahí. La última vez que dimos una lucha en conjunto fue en la victoriosa campaña contra de la tarifa al agua (en Irlanda el agua es considerada un derecho y el servicio es gratis, pues es costeado a través del sistema tributario) en el 2015-2016. Ambos vivíamos a unas cuadras de distancia en el barrio de Stoneybatter. En sus últimos años, él estaba abocado al trabajo en el proyecto de Historia Anarquista Irlandesa y al Proyecto de Historia Popular de Stoneybatter & Smithfields, sin detrimento a su incesante actividad en diversas luchas comunitarias y sindicales.

Él fue un militante dedicado que jamás aspiró a protagonismos de ninguna clase. Él lideraba con su ejemplo, siendo un activista persistente y consistente que participaba de todas las reuniones, que asistía a todas las protestas y que contribuía de todos los modos posibles a las luchas locales en su barrio. Su anarquismo militante no era meramente retórico: era un organizador nato, que siempre estaba organizando desde abajo hacia arriba. No podía ni quería hacerlo de otro modo. Era un hombre práctico, pero también era un soñador, como dijo su compañero anarquista de varias décadas, Kevin Doyle, durante su discurso en la ceremonia en Glasnevin. Un soñador, como dijo Doyle, que creía en la capacidad y la habilidad de las personas comunes y corrientes, y sobre todo, de la clase obrera, para convertir al mundo en un mejor lugar.

Tenía un sentido del humor algo obscuro, y siempre se reía de sí mismo: recuerdo, cuando nació mi primer hijo, que me envió un mensaje diciendo ‘No te preocupes, los primeros cuarenta años son los más difíciles, después la cosa mejora’. Pocas veces me he reído tanto. Era terco y con frecuencia se metía en ásperas polémicas, en las cuales muchas veces estuvimos en bandos opuestos; y sin embargo, nadie puede poner en duda su sincero compromiso con la lucha por una sociedad justa. Así se ganó la simpatía y la admiración de casi todos en la izquierda, debido a su honesto compromiso y su sincera devoción con la clase trabajadora. Es uno de los compañeros más agudos e inteligentes que he conocido. Amable, generoso e ingenioso; cuando recién llegué a Dublín. Como un joven migrante, me regaló varios libros sobre la historia de la clase trabajadora irlandesa para entender mejor al país al que recién había llegado y que se convertiría en mi hogar. Era así con todo el mundo, siempre dispuesto a compartir sus conocimientos, su experiencia y sus recursos con todos sus camaradas.

Será recordado, sin lugar a dudas, como una de las figuras más influyentes en la izquierda irlandesa de las últimas décadas. Fue parte de un puñado de personas que comenzaron a hablar de anarquismo en Irlanda en la década de 1970 y 1980. Su trabajo para crear un espacio para la izquierda libertaria en un país dominado por el conservadurismo político y religioso, cambió por siempre la cara de la política irlandesa por siempre. Ya no sería más un asunto exclusivo de los partidos tradicionales. Si la sociedad irlandesa ha avanzado, en algún grado, durante las últimas décadas, en gran medida se lo debemos a los esfuerzos de personas como Alan.

Sit tibi terra levis, querido compañero.

José Antonio Gutiérrez D.
13 Diciembre, 2018

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