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Carta Opinión de la fAu – agosto 2019

category argentina/uruguay/paraguay | miscellaneous | opinión / análisis author Sunday September 08, 2019 05:28author by Federación Anarquista Uruguaya - fAu Report this post to the editors

Mártires Estudiantiles, Filtro… y las botas quieren volver

Carta Opinión de la Federación Anarquista Uruguaya – agosto 2019
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CARTA OPINIÓN FAU

AGOSTO 2019

Mártires Estudiantiles, Filtro… y las botas quieren volver

1968 ha sido un año clave en la historia del movimiento popular uruguayo. Las clases dominantes locales y el imperio yanqui impusieron el ajuste y el despojo a sangre y fuego. Con el asesinato de Líber Arce se iniciará una triste y larga lista de estudiantes asesinados por la represión policial y militar, entre ellos, nuestro compañero militante de FAU y de ROE, Heber Nieto, asesinado el 24 de julio de 1971 por un francotirador.
1968 inaugura un período de fuerte avance autoritario hacia el golpe de Estado, concretado el 27 de junio de 1973. Allí los militares se hicieron con el control pleno del aparato estatal, a beneficio de los de arriba, los que aumentaron sus ganancias en forma exorbitante durante la dictadura. Claro, los sindicatos estaban ilegalizados, cualquier reclamo estaba prohibido y el país era una verdadera cárcel. El «Plan Cóndor» efectivizaba la desaparición y asesinato de los compañeros y las compañeras que continuaron resistiendo. Muchos de ellos, militantes de FAU.
En todo ese entramado participaron la Policía y el Ejército como instituciones, cumpliendo el rol que tienen asignado: ser el brazo armado del poder burgués. Salieron a la calle a hacer su tarea: reprimir. A la salida de la dictadura, las FFAA amenazaron con volver si se aprobaba el Referéndum del Voto Verde en 1989, fortaleciendo un miedo latente en la vida cotidiana acerca del retorno de estas bestias. Mientras, la policía asesinaba a Guillermo Machado, joven obrero de la construcción en la seccional 15 en esos años.

Luego de la represión del Hospital Filtro en 1994, hecho que costó la vida de los compañeros Morroni y Facal, la mira represiva fue puesta en el problema de la «seguridad». A diario los informativos realizaban verdaderos baños de sangre con hechos «delictivos». Se transformaba a cualquier joven que no encontraba trabajo -porque las fábricas estaban cerrando producto de la política neoliberal- en un enemigo de toda la sociedad y se exigían para él las máximas penas.

Más de 20 años del mismo discurso reiterado noche y día han calado hondo. Cada vez más la población pide policías, lamentablemente. Esa «inseguridad» ha sido fabricada entorno a «los robos» o ciertos niveles de violencia, frente a ciertos ilegalismos, pero no frente a otros. No se exigió «seguridad» cuando la familia Peirano vació el Banco de Montevideo y se llevaron 700 millones de dólares en plena crisis de 2002. No se exigió «seguridad» ante el peligro real que representan cientos de represores de la dictadura que andan sueltos, lo mismo que los responsables de la masacre del Filtro. Es un discurso de «seguridad» generado por una clase social hacia el conjunto de la sociedad. Los ricos, los que nos roban todos los días el trabajo y la riqueza, son los que nos dicen cómo debemos «protegernos» de unos muchachos que no tienen para comer, o que el consumismo atroz de este sistema ha lanzado a la desesperación a raíz de las políticas desarrolladas por esos mismos ricos y poderosos.

Claro, su protección pasa por más milicos en las calles. Así ha aparecido el PADO y todo el despilfarro que se destina al Ministerio del Interior. Se han saturado barrios enteros con milicos día y noche. Pero con ello no basta, parece. El discurso de la «inseguridad» sigue, aumenta. Y aparece el inefable Jorge Larrañaga proponiendo reformar la Constitución para permitir los allanamientos nocturnos y el despliegue de efectivos del Ejército, conformados en Guardia Nacional, en las calles para brindar «seguridad pública». Lo peor de todo, es que esta campaña «Vivir sin miedo», logró juntar más de 250 mil firmas para habilitar un plebiscito. Y que según las encuestas, la propuesta recoge la adhesión de una parte importante de la población.

Ello va en consonancia con la importante votación que obtuvo el novel partido Cabildo Abierto. Manini Ríos, ex Comandante en Jefe del Ejército, de familia aristocrática y fascista, lidera el «partido militar», que parece querer ganar un espacio propio en el espectro político electoral y se está convirtiendo en el lugar de rejunte de cuanto grupo fascista y nazi hay en la vuelta. Son muchas voces las que claman por las botas o por diversos grados de aumento de la represión.

Esta reforma -de aprobarse- generaría un aumento de la represión en forma inconmensurable, habilitaría por la vía de los hechos el «gatillo fácil», y generaría una situación de «medidas prontas de seguridad» por la vía de los hechos, sin necesidad de ser declaradas. Lo mínimo que cabría esperar es el retorno de las razzias, pero en camiones militares. Generará una sociedad híper-vigilada y militarizada, donde toda la violencia del Estado se va a descargar sobre los sectores populares cotidianamente. ¿O es que la reforma de Larrañaga se propone realizar allanamientos nocturnos en Carrasco? Claro que no, plantean saturar de violencia policial día y noche los barrios populares.

Una política netamente antipopular

Larrañaga en un intento por captar electorado de derecha y extrema derecha, lanza esta campaña de lo más rancia y antipopular. Desde el inicio, otros candidatos de derecha han marcado cierta distancia de esta campaña e incluso en las elecciones internas a Larrañaga no le fue nada bien. Pero lamentablemente, este tema recoge adhesión transversal a nivel de la sociedad. Y que el «sentido común» popular pide más represión, cuando justamente, aumentar estas políticas va a intensificar el problema.

Las cárceles están saturadas: Uruguay tiene más de 11 mil presos, que ni siquiera la política de «humanización de cárceles» del ex Ministro Díaz en el primero gobierno del FA tuvo efecto sobre ello. ¿Por qué? Porque la cárcel reproduce todo lo que dice pretender «reformar». La cárcel es necesaria para crear «esos monstruos» que la prensa nos pinta ante cada «hecho delictivo» y que Larrañaga se encargó de describir con detalles en su asquerosa cadena nacional.

Justamente en este país donde no hay políticas de generación de fuentes y puestos de trabajo, donde se niega el mínimo del 6% para la educación, donde la salud sigue teniendo dificultades, donde no hay políticas de vivienda ni inversiones, donde se reprimariza la economía y nos entregamos de brazos abiertos al capital multinacional – caso de la mega inversión de UPM2, que será un gran saqueo de nuestros bienes naturales y no deja un sólo peso en el país ni invertirá nada en la industria local, además de llevar al cierre del ya limitado servicio ferroviario de pasajeros, porque los uruguayos le vamos a financiar las vías y el tren a esta multinacional-, es lógico que los de arriba propongan este tipo de políticas represivas. En mayor o menor grado, pero es una propuesta lógica y acorde a sus intereses. Que el pueblo no chille. Que a los gremios estudiantiles no se les permitan colgar un cartel ni pintar las veredas de los liceos. Las clases dominantes quieren someternos aún más y profundizar el saqueo. Políticas de empobrecimiento del pueblo siempre han sido acompañadas de garrote. «Donde falta el pan, siempre sobran los decretos», dice la canción.

Habilitar esta Reforma significa conculcar una serie de derechos sociales y garantías individuales, los mismos que Pacheco barrió a vía de decretos y Medidas Prontas de Seguridad en la antesala de la dictadura, abriendo de esa manera la puerta a los militares. Y sabemos que una vez que los militares son llamados, no vuelven así nomás a los cuarteles. Son las mismas instituciones represivas que conformaron las Fuerzas Conjuntas y han asesinado, torturado y desaparecido compañeros en dictadura. No han cambiado. Esas instituciones no cambian, no se «humanizan» ni nada que se les parezca.

Sólo la lucha define

Hay que enfrentar esta campaña con todas las fuerzas del movimiento popular y posicionar a las organizaciones sociales como protagonistas de luchas que nos permitan arrancar conquistas que vayan en sintonía con soluciones de fondo a los problemas más sentidos por la población. Avanzando en la construcción de una sociedad diferente, solidaria, donde ser botón, milico o alcahuete sea de lo peor junto con ser patrón; una sociedad donde no tengan cabida las botas y sí la lucha.

En esa lucha todos tenemos algo que decir y hacer. Todos jugamos un rol de primera línea para detener estos embates reaccionarios. La única garantía de vivir sin miedo es desmantelar el aparato represivo. La única garantía es construir Poder Popular.

Junto a Heber Nieto, Elena Quinteros, León Duarte y Gerardo Gatti decimos bien fuerte

¡NO PASARÁN!
¡ARRIBA LOS QUE LUCHAN!

FEDERACIÓN ANARQUISTA URUGUAYA

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