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La semana de protesta nacional de noviembre de 2019

category venezuela / colombia | miscellaneous | opinión / análisis author Monday December 02, 2019 21:57author by ViaLibre - 1 of Anarkismo Editorial Groupauthor email grupolibertariovialibre at gmail dot com Report this post to the editors

A continuación, analizamos la semana de protesta nacional vivida en Colombia tras el paro del 21 de noviembre hasta el día 27 del mismo mes. Detallamos el desarrollo de las jornadas centrando nuestra visión en Bogotá y en el día a día del paro; evaluamos el significado de la irrupción espontánea del movimiento y reseñamos algunos elementos comunes de la protesta, al tiempo que, proponemos algunas líneas de acción para fortalecerla.
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A continuación, analizamos la semana de protesta nacional vivida en Colombia tras el paro del 21 de noviembre hasta el día 27 del mismo mes. Detallamos el desarrollo de las jornadas centrando nuestra visión en Bogotá y en el día a día del paro; evaluamos el significado de la irrupción espontánea del movimiento y reseñamos algunos elementos comunes de la protesta, al tiempo que, proponemos algunas líneas de acción para fortalecerla.

Viernes 22 de noviembre: el toque de queda y la campaña del miedo

Desde el paro nacional del día anterior, inicia la huelga parcial de trabajadoras judiciales agrupadas en ASONAL y otros sindicatos. Hacia las 7 am se producen bloqueos en el Portal Américas de un centenar de jóvenes al que luego se suman más personas. Tras una hora de bloqueo pacífico, interviene el ESMAD y se generalizan los enfrentamientos con la policía, hechos que llaman a muchas jóvenes empobrecidas de la localidad a sumarse a la revuelta. Mientras se desarrollan estos choques, se producen, en horas de la tarde, saqueos sobre tiendas y locales comerciales en la zona de Patio Bonito.

Al tiempo, en el Portal Tunal se realizan también bloqueos que fueron reprimidos por la Policía. Las manifestantes se trasladan hacia el oriente al sector de Meissen, donde muchas espontáneas se suman a choques con las fuerza de seguridad que se prolongan durante toda la mañana. En horas de la tarde en Ciudad Bolívar se produce un saqueo al supermercado Ara.

Simultáneamente, se concentran jóvenes en la Plaza de Bolívar desde las 9 am y aunque inicialmente el número de policías supera el de manifestantes, este crece de forma rápida y dispersa. Sobre las 10 am y con unos 5.000 manifestantes en el lugar, una mínima tensión frente al Palacio de Justicia, precipita la represión del ESMAD, y la mayoría de manifestantes se dispersan por el centro de la ciudad. Mientras algunos manifestantes se alejan del centro, siguen llegando oleadas de gente a la plaza que sufre dos represiones más, hasta su virtual clausura por la Policía. En la tarde, el Comité Nacional de Paro convoca una reunión abierta, con pocas conclusiones, más allá de una reiteración a apoyar la movilización en curso, la condena habitual que hacen las direcciones burocráticas del anarquismo y la reiteración del pliego de reivindicaciones.

El acalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, emulando la advertencia gubernamental y la medida tomada en Cali el día anterior, impone el toque de queda desde las 8 pm en las localidades de Kennedy, Bosa y Ciudad Bolívar, extensiva también el municipio vecino de Soacha y un tiempo más tarde generaliza la medida al resto de la ciudad desde las 9 pm. En la noche, se realizan concentraciones masivas en Teusaquillo, Chapinero y Usaquén, lugar donde se presenta un plantón frente a un edificio de viviendas de lujo donde tiene una propiedad el presidente Iván Duque, desafiando el toque de queda, continúan las protestas al menos hasta las 11 de la noche. Por toda la ciudad se presentan cacerolazos desde ventanas, balcones, puertas y calles al menos durante una hora después del toque de queda.

En ese mismo periodo, se produce una ola de pánico ante supuestos saqueos a casas y sobre todo conjuntos residenciales de extracción media y popular, que el día anterior participaban de forma importante en los cacerolazos. El pánico se viraliza desde las 6:00 pm en Soacha y Bogotá, senadores del Partido Centro Democrático hablan de supuestas invasiones a conjuntos residenciales y las redes sociales se inundan de videos confusos de gente gritando y corriendo en los conjuntos. Se forman guardias vecinales contra supuestos saqueadores, armadas de palos, rocas, cuchillos, barras de metal y machetes, algunos en la localidad de Kennedy se identifican con camisas blancas y llaman a la intervención del Ejército y la Policía. Sin embargo, las invasiones no se producen y en horas de la madrugada la mayoría de vecinos retorna a sus casas.

Se presentan disparos y quema de objetos en las localidades de Santa Fe, Usaquén y Barrios Unidos, y es herido gravemente Martín Nieto que participaba en un recorrido de guardia por su barrio, en hechos aún por esclarecer.

Sábado 23 de noviembre: Dilan Cruz es herido de gravedad por el ESMAD

Haciendo un balance del toque de queda, se realiza una rueda de prensa conjunta del presidente Duque, el alcalde Peñalosa y fuerzas de seguridad. La Policía Nacional habla de 600 llamadas a la línea de emergencias concentradas en Kennedy, Suba, Usaquén y Barrios Unidos, y afirma que no hay ningún registro de que se hayan producido los saqueos a viviendas. Peñalosa habla de una campaña de terror bien orquestada y organizada. Culpa, entre líneas, a la oposición de izquierda, cuando la evidencia disponible sugiere más bien una instrumentalización por parte de la derecha uribista con la que gobierna.

Se producen concentraciones de jóvenes en la Plaza de Bolívar que son dispersadas por la acción del ESMAD, las manifestantes se alejan del centro mientras siguen llegando oleadas de gente a la plaza, quienes son reprimidos en reiteradas ocasiones. Se presentan choques entre manifestantes y el ESMAD en la Avenida Jiménez y en la Avenida 19, donde un sector de manifestantes que se desplazaba hacia el oriente es atacado por la policía. En estas acciones es gravemente herido en la calle 19 con carrera 4, el joven Dilan Cruz de 18 años quien es llevado al Hospital San Ignacio ubicado en la carrera séptima con calle 45.

En la noche continúan los cacerolazos espontáneos en los barrios con corte parciales de calles, que ahora combinan ollas comunitarias y canelazos. Se producen manifestaciones nocturnas de jóvenes en el sur occidente de la ciudad. Se realizan llamados dispersos a organizar asambleas vecinales, pero varias de las convocatorias fracasan, en medio de los llamados a movilización inmediata de la mayoría de manifestantes.

Domingo 24 de noviembre: Indignación por el caso de Dilan

Familiares, amigas y compañeras de estudio del joven Dilan Cruz, organizan una movilización desde el Colegio Gustavo Restrepo del Ricaurte hasta el lugar donde fue herido. Desde las 9:00 am concurren unas 2.000 personas, lideradas por sus compañeras del colegio, vestidos con camisas blancas y carteles con la consigna #TodosSomosDilan. Tras la concentración se produce una marcha espontanea hacia el Hospital San Ignacio donde se improvisa otro altar, que luego lleva a mas improvisadas marchas por el centro.

Continúan las grandes concentraciones nocturnas y cacerolazos, aunque es notorio el cansancio y varios de los puntos habituales de la protesta están vacíos. Se presenta una tendencia hacia una mayor unificación de los puntos de concentración. Continúan los homenajes a Dilan en el Hospital y el centro de la ciudad.

Lunes 25 de noviembre: Movilización por el Día Internacional de la eliminación de las violencias contra las mujeres

El sindicato docente ADE llama a organizar cacerolazos de una hora en las jornadas de la mañana y la tarde en los colegios distritales, con un acatamiento discreto. En la Universidad Nacional, cerrada desde el 22, se realiza una gran asamblea estudiantil que declara el paro indefinido.

Se organizan dos marchas feministas en el Día Internacional de la eliminación de las violencias contra las mujeres, una en el sur occidente de la ciudad desde las 3 pm a la que convoca el encuentro Aquelarre, y otra mayoritaria en el centro de la ciudad desde las 5 pm convocada por la Coordinadora Feminista de Bogotá.

La marcha desde el Parque Nacional suma un bloque mayoritariamente de mujeres estudiantes de universidades privadas que se movilizan desde el centro de la ciudad. En total, en la marcha se reúnen unas 10 mil personas, sobre todo estudiantes de secundaria y universidad, aunque las columnas específicamente feministas son minoritarias. Se organiza así la jornada del 25 de noviembre más grande de la historia del país, aunque en esta oportunidad la marcha de organizaciones de mujeres y disidencias representa solo un sector de quienes se movilizan en la jornada. En este escenario, se producen una combinación de consignas de la protesta nacional y especificas del movimiento feminista con predominio de las primeras, lo que no excluye que muchas jóvenes resultan interpeladas por las consignas específicas por el aborto legal, la educación sexual, la lucha contra la violencia machista, entre varias. La movilización termina en la Plaza de la Hoja, con la Avenida 30 parcialmente bloqueada, y el despliegue de un gigantesco trapo con un símbolo de lucha feminista sobre uno de los edificios residenciales.

La concentración sobre la 30 continúa hasta altas horas de la noche, y estudiantes universitarias bloquean la Avenida 26 en inmediaciones de la Universidad Nacional. Se confirma la muerte del joven Dilan Cruz.

Martes 26 de noviembre: Reunión abierta del Comité Nacional de Paro

Se realiza un bloqueo parcial del Portal Suba que tras la amenaza de represión se convierte en una marcha barrial por el interior de la localidad. Continúan los homenajes a Dilan Cruz tanto en la 19 con 4ta como en el Hospital San Ignacio. Se convoca una nueva ola de asambleas populares, con resultados mixtos, con mejores desempeños en los barrios populares del sur. Al tiempo, se organiza una nueva reunión abierta del Comité Nacional de Paro de la que surge un llamado a ampliar la participación de diferentes sectores y coordinar posiciones frente al llamado diálogo nacional propuesto por el gobierno.

Algunas decenas de estudiantes de la Universidad Nacional bloquean la Avenida 26 durante todo el día con partidos de futbol y voleibol. En la tarde hace presencia el ESMAD para despejar las calles y las concentraciones siguen frente a la acera. En la noche, se presentan grandes confrontaciones entre las estudiantes y jóvenes espontaneas con el ESMAD sobre la entrada de la Calle 30 y la Avenida 26.

Miércoles 27 de noviembre: Segundo paro nacional

Se produce un llamado a un nuevo paro nacional, aunque esta vez sin ninguna huelga concreta. Algunas decenas de manifestantes realizan intentos de bloqueo de los portales del Sur, Américas y Suba, pero son reprimidos por la Policía y continúan las movilizaciones localizadas sobre todo en Suba que se moviliza durante varias horas y en la estación Banderas en Kennedy.

Los sindicatos realizan una movilización desde el Parque Nacional por la calle 10ma a la Plaza de Bolívar, con gran protagonismo de delegadas de ADE, trabajadoras y estudiantes del SENA y empleadas estatales. La movilización es discreta en términos de fuerza y logra reunir unas 5 mil personas. Se suman grupos juveniles espontáneos en diversos puntos. Ante la ausencia de un acto central, la concentración se disuelve parcialmente, aunque miles de jóvenes continúan llegando en horas de la tarde y permanecen hasta la noche.

Se realiza una movilización estudiantil desde la Universidad Nacional hacia el norte de la ciudad que inicialmente se acuerda finaliza en la calle 100. Se suman estudiantes de universidades públicas y privadas del centro de la ciudad, y luego se suman columnas de la Universidad Pedagógica y Distrital. La movilización que bloquea parcialmente la autopista continúa por horas y en la noche llega mermada al Portal Norte y la estación de la calle 183. Sobre las 10 de la noche, las manifestantes que continuaban bloqueando el portal, son duramente reprimidas por la Policía y se producen choques hasta las 12 de la noche. En la represión, cae de un puente el joven estudiante Cristian Camilo Caicedo.

Continúan los homenajes a Dilan en el centro y el hospital, y se organizan concentraciones en la tarde con grupos musicales sin corte de vías en el parque de los Hippies. El Comité Nacional de Paro convoca a organizar asambleas barriales y realizar una pronta reunión de estas instancias de organización a nivel de localidad y la ciudad toda. Se realizan asambleas de organizaciones comunitarias en San Cristóbal y convocatorias divididas en Kennedy.

A nivel nacional, los indígenas nasa organizan dos bloqueos en la carretera Panamericana del norte del Cauca y en los que se producen choques con el ESMAD.

La irrupción espontánea del movimiento

El Paro Nacional del 21 de noviembre, con debilidades en términos huelguísticos y mayores fortalezas en materia de bloqueo de vías, tuvo una continuidad parcial en la convocatoria barrial del 22. Esta fue una jornada muy superior a los paros parciales de los últimos años, y se asemeja más a los paros cívicos nacionales del 14 de septiembre de 1977, el 21 de octubre de 1981 o el 20 de junio de 1985, el paro cívico regional del nororiente del 7 de junio de 1987 que se prolongó por una semana o el paro cívico del 1 de septiembre de 1999.

Desde el estallido del 21 de noviembre, se experimenta en el país y la ciudad una jornada espontánea de protesta nacional, que, aunque se identifica como paro, no es de hecho un movimiento de cese de labores productivas o de servicios. Sin embargo, si mantiene importantes elementos de movilización popular, y anormalidad en el tránsito y el funcionamiento de la economía. La protesta nacional centralmente organizada en los cacerolazos espontáneos con cortes de calles y, en menor medida, en los bloqueos de avenidas, es un elemento inédito y desconocido en la historia del país.

Por otro lado, y como balance parcial de la segunda jornada de paro convocada para el 27 de noviembre por el Comité Nacional de Paro y la CUT fue un fracaso relativo como huelga general, logrando solo una modesta movilización sindical por las principales capitales del país. Eso sí, de nuevo la jornada contó con importantes niveles de movilización vecinal, estudiantil y popular, combinando los elementos más fuertes del pasado 28 de noviembre del 2018 o el anterior 25 de abril de este año, con las nuevas dinámicas de la jornada de protesta nacional en curso.

Hoy es claro que ninguna fuerza política o social está dirigiendo la enorme protesta nacional y hay una predominante espontaneidad en esta movilización social. El contradictorio Comando Nacional de Paro de liderazgo sindical y, en menor medida, otras organizaciones sociales y políticas, han lanzado un pliego de exigencias y unas líneas generales de acción, que han tenido una acogida muy parcial por parte de los manifestantes.

La protesta nacional ha suscitado diversas consecuencias en el gobierno Duque. Por un lado, aunque continua su intención clara de impulsar su agenda de reformas neoliberales, la administración sigue negando la implementación de un paquetazo legislativo a la manera de Ecuador, y toma distancia del proyecto de reforma laboral radicado por el Centro Democrático en el senado para reducir de diferentes formas el salario mínimo. Por otro lado, anticipando y buscando prevenir la situación de Chile, el gobierno llamo un diálogo nacional con diferentes sectores y propuso una serie de reformas limitadas de alivio a la pobreza, negándose a discutir las decisiones económicas que justifican la protesta y la condición principal de las organizaciones del Comité Nacional de Paro.

Finalmente, ha aumentado la fractura de Duque con el ala más dura de su propio partido, representada por María Fernanda Cabal o José Obdulio Gaviria que claman por el Estado de excepción; ha fortalecido dentro del gobierno el peso del nuevo ministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo, continuista y defensor de una línea de fortalecimiento de la represión y ha debilitado la contradictoria alianza de la coalición uribista-conservadora y los partidos independientes como Cambio Radical, Liberal y sectores de la U, que negocian con el gobierno cada votación legislativa.

Elementos comunes de la protesta

Los elementos claves de esta protesta nacional son varios. En primer lugar, el movimiento es tan vasto que es válido suponer que ha habido cacerolazos en la mayoría de los 998 barrios de la ciudad y al menos dos concentraciones en, al menos, cada una de las 117 Unidades de Planeamiento Zonal (UPZ) de la urbe. Se presenta un fenómeno de miles de jóvenes que deambulan durante el día y sobre todo en la tarde noche, vagamente coordinados por redes sociales, buscando participar de las concentraciones y cacerolazos. Sin embargo, también es claro que los elementos de organización popular son débiles, la mayoría de las convocatorias a asambleas abiertas para agrupar las fuerzas del movimiento a nivel local han fracasado y la mayoría de las manifestantes aún no son muy receptivas a los llamados de organización.

En la coyuntura se han formado grupos improvisados de agitadoras callejeras, muchas de las cuales se transportan en bicicleta, algunas en moto o patineta, que pitan o gritan consignas a favor del paro en diversas vías de la ciudad, sobre todo en la noche. No son correos humanos orgánicos que enlacen las fragmentadas protestas, pero en ocasiones mantienen un mínimo de agitación entre un lugar de la protesta y otro. También, grupos de conocidas y amigas se movilizan caminando por las calles principales caceroleando y agitando, sin mucho eco entre las transeúntes o vecinas, aunque comúnmente hay algún apoyo en al menos un apartamento de las torres de edificios o de un vehículo en cada parada de semáforo.

En las concentraciones se ha presentado un gran protagonismo de las artistas y receptividad hacia sus manifestaciones especialmente musicales y, en menor medida, de danza, telas o teatro. Se han presentado varias escenas de cientos y hasta miles de personas cantando, aplaudiendo y siguiendo el ritmo de bandas, batucadas y grupos improvisados. En la mayoría de las ocasiones las artistas han sustituido las consignas políticas, en algunos casos las han acompañan e incluso propuesto nuevos elementos de agitación como las diferentes versiones de la canción bella ciao.

Uno de los sellos de esta protesta es la relativa ausencia de símbolos políticos partidarios y la gran cantidad de banderas de Colombia, personas que portan las camisetas de la selección masculina de fútbol, se pintan los colores de la bandera estatal y entonan, a veces de forma reiterada, cantos solemnes e improvisados del himno nacional. Este nivel de patriotismo callejero era desconocido por el movimiento popular, aunque sí había elementos nacionalistas presentes en las manifestaciones sindicales y de forma más reciente las movilizaciones contra el asesinato de líderes sociales, estos eran escasos en las protestas barriales y casi nulos en las estudiantiles. Este patriotismo masivo, muestra la irrupción multitudinaria de personas no organizadas en estas jornadas.

Se han registrado dos grandes fenómenos poblacionales en esta protesta. Por un lado, el indiscutible protagonismo de las jóvenes populares, estudiantes de secundaria, trabajadoras, desempleadas y estudiantes técnicos y tecnológicos, de los que Dilan Cruz es un poderoso símbolo. En un país con un movimiento estudiantil de secundaria y educación técnica tan débil, resulta sorprendente la abrumadora cantidad de adolescentes en las actividades y las referencias a los memes, la cultura digital y la rebelión frente a la familia. También, han sido las jóvenes precarizadas de los barrios populares, principalmente hombres, quienes han protagonizado los choques con la policía, muchas veces con presencia minoritaria o aún inexistente de jóvenes universitarias más politizadas. Sin embargo, esta rebelión juvenil diurna, ha sido acompañada por una ola más nocturna de participación en cacerolazos de niños y niñas, adultas y personas mayores, una diversidad amplia y conmovedora.

Hemos visto que a medida que anochece muchos de los puntos de concentración, se han convertido en espacios recreativos, donde grupos de jóvenes dispersas que cortan hasta altas horas de la noche una vía conversan con entonación eventual de consignas políticas. Desde el 22 y el 23 de noviembre, se hacen comunes formas de “parchar” en medio del cacerolazo con alto consumo de alcohol y marihuana, sobre todo en los grupos más espontáneos, aunque estas prácticas de consumo en las actividades políticas siempre han estado presentes, para bien o para mal, en las marchas estudiantiles. La idea del cacerolazo como fiesta es positiva, aunque el uso excesivo de sustancias psicoactivas puede generar conductas riesgosas, como lo muestra la imagen de grupos de manifestantes que a media noche son incapaces de caminar y son, por lo tanto, presas fáciles de la represión.

Nuestra propuesta

La actual jornada de protesta popular representa una gran explosión de indignación social. Cientos de miles de personas en Bogotá y el resto del país se han movilizado y contagiado de un clima de rebeldía política y solidaridad social, nunca visto por nuestra generación en este nivel de masividad, en un hecho que ha resultado conmovedor para propias y extrañas. Per se, esto es una gran ganancia para el movimiento popular que, sin embargo, es importante que consigamos acompañar con la conquista ante el gobierno y la burguesía de reivindicaciones sociales concretas e inmediatas, en miras a un camino de luchas de mediano plazo.

Ante la espontánea ola de patriotismo callejero, pensemos que siempre con empatía y comprensión, podemos ir problematizando y sustituyendo los símbolos de identidad nacionalista, por nuevas y más bonitas formas de identidad rebelde y de clase, fortaleciendo la presencia simbólica y política del internacionalismo, potenciando las reivindicaciones y propuestas libertarias, obreras y feministas.

Finalizada la gran jornada del 21 de noviembre con protagonismo sindical, la mayoría de las trabajadoras ocupadas han tenido una participación menor en la protesta, ya sea sufriendo las alteraciones de transporte y sumándose a las largas caminatas hacia los barrios obreros, ya sea apoyando en sus barrios las acciones nocturnas de cacerolazo y movilización. La tarea de organizar sindical y socialmente este sector social, principal afectado de la agenda de reforma salarial y pensional del gobierno Duque, sigue mostrando su urgencia hoy.

La juventud popular que esta semana se toma con energía y rabia las calles, afectada por el desempleo y el trabajo precario, la inseguridad en salud, prestaciones y pensión, la violencia machista y la represión policial, está viviendo un interesante proceso de irrupción colectiva y politización en la lucha. Sin embargo, a partir de ahora, es claro que debemos apuntar a construir un movimiento estudiantil con procesos gremiales activos en todos los colegios públicos e instituciones técnicas y tecnológicas, sindicalismo con vocación e interés en organizar a la juventud precarizada, movimientos barriales, educativos y sociales para construir alternativas de vida a las cortas perspectivas de futuro que le impone el capitalismo a la juventud obrera.

Los barrios populares de toda la ciudad han tenido un protagonismo extraordinario en este periodo. Es nuestra tarea fortalecer los procesos de organización barrial, y la combinación de reivindicaciones sociales a la clase empresarial y las autoridades locales y nacionales en materia de trabajo, educación o cultura con la extensión de los procesos de autogestión y auto organización territorial.

Las mujeres y disidencias sexuales han participado activamente en esta coyuntura extraordinaria, con niveles de visibilidad y movilización difíciles de encontrar en el pasado. Sin embargo, los nuevos y viejos sectores que han salido a la protesta siguen reproduciendo una cultura ranciamente patriarcal que es necesario empezar a modificar inmediatamente proponiendo nuevas consignas, formas de actuar y organizarse, impulsando actividades y fomentando el debate programático sobre el género, para continuar rompiendo en la práctica con la dominación masculina y heterosexual.

La semana de protesta ha mostrado los gérmenes de la anarquía, es decir de una forma de organización igualitaria y solidaridad sin dominación ni principio de autoridad, que invita y necesita de la participación de las personas en las grandes decisiones de su vida. Extender y fortalecer estos gérmenes implica sobre todo construir saltos organizativos, agrupando en asamblea de democracia directa y deliberante a los sectores que se han reunido en los cacerolazos y bloqueos, construyendo una nueva cultura de participación política, cotidiana y desde abajo.

Hoy más que nunca ¡Arriba las que luchan!

Grupo Libertario Vía Libre

29 de noviembre de 2019

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