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Carta Abierta al Diario La Nación de Argentina, sobre su cobertura de Haití

category américa central / caribe | imperialismo / guerra | opinión / análisis author Wednesday May 09, 2007 02:25author by Henry Boisrolin, Isabel Ledesma, José A. Gutiérrez - CDH-A Report this post to the editors

De las diversas interpretaciones de la tragedia haitiana que suelen aparecer en los medios de prensa latinoamericanos existen algunas, sin duda, que ofenden a la razón, al sentido común, como así también al propio pueblo haitiano. Es el caso del artículo firmado por la Lic. Florencia Villanueva y publicado el 3 de mayo último pasado por La Nación de la República Argentina con el título "Haití: mejora la seguridad tras ofensiva de la ONU ".
El concepto de "Seguridad" de la MINUSTAH
El concepto de "Seguridad" de la MINUSTAH

Sres. de La Nación : Desde el año 2004 Haití se encuentra bajo ocupación por una fuerza militar extranjera, que sirve de soporte armado para las clases dominantes haitianas y los intereses imperiales en Haití, tras el golpe de Estado de febrero de ese año en contra del presidente Aristide. Golpe que demostró claramente los límites del populismo y la importancia de la formación de un Frente de Liberación Nacional camino al socialismo. La necesidad de recurrir a fuerzas extranjeras de ocupación se desprende, en gran medida, de que desde 1995 las Fuerzas Armadas de Haití dejaron de existir. El rol que cumplen estas fuerzas de ocupación, es el mismo que cumplieron los ejércitos golpistas de Pinochet, de Videla, de Banzer en sus respectivos países. Sin embargo, persisten en considerar a la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) como una fuerza de paz y humanitaria. Las explicaciones que divulgan para justificar la presencia de dicha fuerza - integrada mayoritariamente por tropas latinoamericanas - y sus múltiples masacres perpetradas en las barriadas populares haitianas representan, sin ningún tipo de pudor o decencia humana, una defensa de un esquema criminal, perverso y cínico de dominación imperialista. Es lo que evidencia, a nuestro entender, la nota firmada por la Lic. Florencia Villanueva ya que calla muchas realidades esenciales para poder aprehender correctamente la tragedia haitiana. Lo afirmamos con total responsabilidad, porque para cualquier observador dotado de una pequeña dosis de sensibilidad y honestidad intelectual resulta claro que Haití es víctima desde la primera ocupación militar norteamericana de su territorio (1915-1934) de un esquema de dominación que lo transformó en el país más desigual, pobre e injusto de nuestro hemisferio. Sin embargo, Uds. siguen culpando a los millones de pobres de esa tierra y a pandillas de la gravedad de la crisis.

Resulta, entonces, que en un país que funciona como una perfecta neocolonia de los EE.UU. desde 1915 desparramando pobreza y dolor por doquier, con dictaduras ejerciendo una violencia sin límites y de toda naturaleza sobre los explotados, la culpa es atribuida exclusivamente a los que viven en la indigencia.

Para Uds., en un país ocupado por militares bajo la dirección de la ONU , pero respondiendo a los designios de Washington, el problema central no es la liberación de este pueblo sometido sino las pandillas armadas establecidas en los barrios populares que se dedican a secuestrar, matar, violar y traficar drogas. Así, toda la maquinaria bélica trasladada a Haití está empleada para "limpiar" el país matando a bandidos y de paso a centenares de pobladores inocentes sin problema o remordimiento alguno, ya que se trata de efectos colaterales. Total, la noble función de la MINUSTAH es la de establecer la PAZ para que haya DEMOCRACIA en Haití. De repente, entonces, la DEMOCRACIA no es más obra exclusiva de un pueblo libre ejerciendo su soberanía y derecho a la autodeterminación, sino que está determinada por el poder de fuego de tropas extranjeras persiguiendo a pandilleros.

Y cuando hablan de pandilleros y bandas de secuestradores, curiosamente - o no tanto - nombran únicamente a aquellos cuyos jefes son considerados como partidarios de Lavalas. Como por arte de magia, desaparecen, de ese escenario de por sí macabro y confuso, las otras que dependen de los sectores dominantes. Otra tergiversación de la realidad, otra falsificación de la historia, pues cualquiera que haya visitado Haití en los últimos tiempos sabe perfectamente de la realidad de las bandas al servicio de las clases dominantes que ejercen el terror de manera brutal hacia todos quienes se atrevan a alzar la voz. Esas bandas, que ustedes no mencionan, como Lamé Ti Manchet, son herederos directos del terrorismo estatal orquestado durante la dictadura de los Duvalier y son los principales agentes (con sus aliados en la policía y el Estado) en el narcotráfico. Verdades que revelan la hipocresía de los Sres. de la MINUSTAH, quienes en realidad son los principales responsables del desasosiego e inseguridad que azotan al país. Fingen tomar medidas al respecto, cuando bajo este pretexto lo que hacen es reprimir y atropellar a los sectores populares manteniendo intacta la infraestructura de los grandes narcotraficantes y demás gángsteres, y valerse de esa inseguridad "programada" para implementar la política de progresivo tutelaje sobre el país. Mientras tanto el actual presidente, el "lavalasiano" Préval, anda a diestra y siniestra mendigando con su "kwij" (paila) en mano en Venezuela, Cuba, EE.UU., Francia, etc.

En cuanto a la SOLIDARIDAD que debería brindar la MINUSTAH, sinceramente no la visualizamos en ningún lado. Pues para nosotros, toda expresión de solidaridad supone responsabilidad. Y, al observar su postura, es obvio, Sres. de La Nación, que Uds. son unos irresponsables ya que se transforman en cómplices de los crímenes y atropellos de la MINUSTAH.

En el campo específico de la Justicia Social que ha de acompañar siempre a todo verdadero régimen democrático, el sistema de sometimiento imperante ha demostrado su total fracaso. No sólo ha conducido a mayor injusticia social sino que se basa en ella para perpetuarse. No podría ser de otra manera, siendo la MINUSTAH un instrumento de dominación al servicio de los intereses imperialistas que cierra las opciones de libertad y de soberanía al pueblo haitiano. Los últimos episodios de la tragedia de los balseros haitianos informados por la prensa mundial en abril y ahora a comienzo de mayo, son sólo síntomas claros de dicho fracaso y de la descomposición de un régimen abyecto para la vida, para el respeto a la dignidad humana.

De paso vale apuntar también algunas otras verdades al respecto. Por ejemplo, hay una notable evolución del proceso de empobrecimiento y acentuación de las desigualdades sociales. Casi el 80% de la población, es decir más de 6 millones de haitianos siguen viviendo en la pobreza. Aumenta la polarización social, crece la marginación, y las exclusiones masivas se convierten cada día en regla en esa geografía llena de dolor y dominada por los intereses del imperialismo norteamericano y los de sus socios franceses y canadienses sin olvidar también a las élites haitianas. Estas últimas calificadas de repugnantes por algunos organismos y dirigentes yanquis al evaluar el desempeño administrativo de ellas durante casi dos siglos. Por supuesto, esas verdades no se encuentran en ninguna parte en el artículo que Uds. publicaron.

La Justicia Social, para nosotros, es un valor y un ideal, y no es compatible con ningún esquema de dominación, de avasallamiento de los derechos de un pueblo. Tampoco podemos pensar la Justicia Social sólo en abstracto. Está condicionada siempre por el desarrollo de la vida económica, política y social, por las formas de propiedad y de distribución de los bienes producidos por los trabajadores de la sociedad. Para que exista de manera concreta hace falta terminar con las relaciones de explotación, y eso, obviamente, no lo podrá hacer la MINUSTAH sino el pueblo haitiano.

Ahora, cuando a pesar de ese fracaso ya histórico, algunos gobiernos latinoamericanos que se dicen progresistas siguen manteniendo sus tropas en la MINUSTAH, no se trata de un simple error de cálculo, sino de una evidente y alarmante ceguera política, ya que cualquiera de esos países podrá sufrir en el futuro lo mismo que está padeciendo actualmente Haití. Olvidan que el imperialismo ante las actitudes serviles de otros no suele ser ni comprensivo ni evidenciar gratitud a la hora de defender sus propios intereses. Y eso lo saben muy bien, por ejemplo, los militares asesinos argentinos que Uds. Sres. de La Nación siempre defienden en sus páginas.

En menos de un mes, la MINUSTAH cumplirá tres (3) años de presencia omnipotente en Haití. Y todo lo dicho anteriormente adquiere, Sres. de La Nación, mayor importancia cuando reconocemos que la idea central del presente en Haití es la lucha por el retiro de las tropas. Es la voluntad manifiesta de la gran mayoría del pueblo, y muchos en esa lucha están cayendo bajo las balas de la MINUSTAH.

Por supuesto, conociendo su rol al servicio de la oligarquía, no somos ingenuos pensando que despertaremos en Uds. alguna dosis de compasión o de comprensión hacia el inmenso dolor del pueblo haitiano. Por otra parte, ese no es nuestro objetivo, sino simplemente decirles que a la hora de "informar" no pueden ignorar la legítima búsqueda por parte de la gran mayoría del pueblo haitiano de alternativas que rompan con el modelo de dominación impuesto desde 1915 de distintas maneras.

Sres. de La Nación: No se puede tapar el Sol con la mano, sobre todo cuando está manchada con tanta sangre. Ni mucho menos, cuando se trata de ese Sol del que nos ha hablado con brillantez el gran escritor, intelectual y revolucionario haitiano, Jacques Stéphen Alexis, en su magistral obra "Compère Général Soleil" ("Compadre General Sol"). Es ese Sol el que sabrá guiar al pueblo haitiano en la búsqueda de su propio destino.

Isabel Ledesma, José Antonio Gutiérrez Danton, Henry Boisrolin
Por el Comité Democrático Haitiano en Argentina

Protesta de Enero del 2006 contra la ocupación
Protesta de Enero del 2006 contra la ocupación

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