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Militante Artificial, Simpatizante Simulado, Compañero de Cartón, Ayudista Fingido...

category internacional | cultura | opinión / análisis author Wednesday July 25, 2007 01:08author by Andrés Bianque Report this post to the editors

El dato tragicómico es la sobre-intelectualización de todo, ese afán de querer mostrarse más listo que los demás, el melón tuna y el estructuralismo oculto de la cáscara.

Militante Artificial, Simpatizante Simulado, Compañero de Cartón, Ayudista Fingido...

Asiste a cuanta reunión hay, infaltable, lo inviten o no. Según él, a mayor asistencia, mayor aporte. Lo cuantitativo sobre lo cualitativo.
Junta, conferencia, simposio, congreso, tertulia, homenaje, vacilón, peña, aniversario, coloquio, fiesta, recital, tocata, conmemoración, espectáculo, festejo.
Levantará su mano una y otra vez para decir lo muy de acuerdo que está con los expositores del asunto, especialmente si los que hablan tienen algún grado de importancia o injerencia en alguna situación y una que otra potestad para la promoción de cargos, plazas al extranjero, representaciones en algún viaje, ojala fuera del país, o las consabidas becas en ciertas universidades que se hacen llamar alternativas o de izquierda…

Estudia, aprende, lee con avidez, piensa, reflexiona, cavila interminablemente para extraer el conocimiento necesario para analizar, para opinar, para decir, para vociferar, sus múltiples opiniones, barnizadas superficialmente de “pueblo” pero lo que en el fondo hace es abonarse de conocimiento para consigo mismo, el arte, la cultura, el conocimiento le interesa pero sólo para figurar, sólo para alcanzar objetivos a corto y a largo plazo.
No aprende para enseñar, aprende para escalar o posiciones o reparar el ego torcido que posee
La humildad que profesa no es más que una cáscara vacía, artificial, la cual, se empeña en mostrar una y otra vez, pero que ante situaciones críticas o de verdadera importancia la realidad le arranca la máscara postiza con notoria facilidad.

Si se les murió alguien, un pariente, el padre el tío o quien sea, lo usaran de escalera de nepotismos o megáfono para aumentar el tono de sus opiniones, usarán la muerte de otros en pos del interés personal las veces que puedan

Obsecuencia es su apellido.

Lo fantoche, zascandil y adulón que es, lo ocultará con la última palabra elegante aprendida y memorizada del día. “Es axiomáticamente cierto aquello que postula nuestra dirigencia”
En nombre del partido o de la organización cerrará filas no importándole otras posturas aunque estás sean sensatas, en nombre de la organización y del pueblo, sí las cosas no son como su conglomerado dictamina, abandonará las dinámicas o las organizaciones levantadas a pulso.
Poco entiende lo que le dicen, es como un niño que sólo obedece, no cuestiona, no pregunta. Si las estructuras lo dicen es porque deber ser así. Le tiene más lealtad al Partido, al colectivo que al propio pueblo o clase o causa o a principios universales.
Adora etiquetar a las personas, si son de éste colectivo son de ésta manera, si son de ése partido son de ésta otra manera. Le cuesta entender que existen particularidades, generaliza todo, es tremendamente difícil para este individuo no estigmatizar a priori tanto a organizaciones como a personas privadas.

No soportará segundos lugares, las riendas del movimiento social (y del que sea) deben estar en manos de su partido y en el propio también.
Los demás serán simples cabezas calientes, ignorantes, mediocres, amarillos, tibios, ultrones, pobres aficionados que no pueden competir con la gloriosa tradición histórica y legendaria del partido X y la de él tampoco.

Todo esto dicho con su mejor cara de Intelectual, aunque no sepa a ciencia cierta que supuesta cara deben poner los intelectuales. Y es tal vez un intelectual, pero se devanea y sufre lo indecible por mostrarse como tal las veces que pueda, y esto lo amarga y lo carcome cuando la postura del día no ha dado los frutos elogiosos que esperaba.
Un buen fruto se pudre, cocido y hervido en el caldo de su propia vanidad. Entiende que su cerebro funciona, pero no deben ser unos cuantos quienes lo reconozcan o le reconozcan sus méritos sino cientos, miles. No es difícil verlo tratando de codearse con gente conocida o influyente o popular…
Se disfraza a ratos. Morral, sandalias, pelo al viento, la infaltable barba subversiva, la cual, ojala sea desordenada y desafiante contra el sistema. La pañoleta palestina al cuello de la cual no tiene idea cómo se llama o que representan los distintos colores, el bolso semi roído y destruido. Algún libro de poesía o algún intrincado libro de economía o política sólo apto para entendidos.
Usar el pelo corto y corbata es sinónimo de poca convicción, pasearse con una tenida Gucci es alta traición… (El problema no son los productos sino la forma en que se realizan y su distribución)
Sino es poeta, es músico, sino es dirigente público, encargado de A o de B o lo que sea, los escenarios lo seducen, la muchedumbre lo llama. Las muchachas lo admiran…
Si es poeta o literato andará dando la lata con interminables e insípidos escritos ó poemas inacabables, acompañados de una cara que… ay... En fin…
“Siempre fui distinto, mientras los otros niños jugaban a hacer castillos en la arena, yo reflexionaba acerca de la vida mirando el mar” (y la cara de cordero al matadero)
Será invitado o se auto-invitará (ofrecerá) a recitar los poemas en cuestión en forma vitalicia. Versos que hablan de lo muy bueno que es el partido o la organización o el infaltable Pueblo, serán aplaudidos si o si, importando bien poco la calidad. El tipo está apadrinado por el partido x y a última hora que tiene de malo, escribe a favor del “Pueblo”.

El Trovador…A la segunda canción uno le aplaude con cierto aire de... ¿Terminaste? pero no...Nuestro juglar estaba calentando la garganta solamente, eso sólo fue el preludio del concierto que vendrá. Y arpegia una tras otra, rasguea canción sobre canción, un pegote que al final ya nadie escucha y más parece ser un pobre infeliz contratado en un bar de mala muerte para que entretenga a los clientes. A veces uno tiene que cantar obligado porque sino, lo acusan a uno de ser amargado, antisocial, además el tipo es listo, se sabe una batería de temas populares y ultra conocidos, entonces es difícil abstraerse.
Y al final de cuentas, si por último cantara bien, pero no. No canta tan bien como el cree que canta y uno no le dice nada porque es compañero y no quiere herirlo. Y si cantara tan bien, podría ponerse a coro con lo que canta y combatir un poco el egoísmo, el caudillismo y la manía de ser florerito de veladas inacabables, donde el jura que es el artista invitado. Que pase la guitarra a otros, que se calle un poquito, que tome agua, que vaya a fumarse un cigarrito, que se aleje un poco del micrófono un poquito...Por lo menos un par de semanas…

Dirigente público, vocifera resoluciones e ideas y proyectos como si los hubiera redactado él solito. Si tiene buena pinta, es la combinación perfecta. Hermoso y talentoso. Las mujeres lo observan, los hombres lo envidian, guiña un ojo a una de las asistentes, levanta la ceja mirando al horizonte y por el rabillo de sus mil ojos observa el efecto en los hombres.

Cuando de relaciones amorosas se trata, ahí los principios comienzan a tambalear para bastantes dirigentes y militantes de cartón. Y no es que se quedó dormido con la compañera y llegó atrasado a la reunión. Al contrario, no durmió pensando en la compañera, cavilando una y otra vez sus planes.
Para los posibles y potenciales rivales vendrán cambios imprevistos de cargos, de lugares, de responsabilidades, importando bien poco si el compañero es muy hábil y apto en sus tareas.
Producidos, artificiales, falsos, simulados, aparentes revolucionarios hacen nata en las organizaciones.
Y no menciono a las compañeras ya que por lo general la conducción está siempre en manos varoniles, y no porque les falte capacidad a ellas, sino porque entre mediocridad impuesta hereditaria, entre el machismo mesiánico de algunos, quedan relegadas a tareas meramente “culinarias” en ciertas estructuras. Y cómo dice Bolaños, de la Cintura para abajo tanto los de derecha como de izquierda piensan igual.
Además, los constantes fracasos y el actual fiasco y ausencia de la izquierda es responsabilidad de hombres y no mujeres.
Súmesele a esto el broche de oro de los hombres militantes, los machos organizados, los valientes varones vernáculos que son unos cabrones y las quieren hacer todas aunque existan compañeras mejores preparadas que ellos.

El dato tragicómico es la sobre-intelectualización de todo, ese afán de querer mostrarse más listo que los demás, el melón tuna y el estructuralismo oculto de la cáscara.
Es la otra cara del desagrado ante ciertos individuos. Porque si a uno le cae mal alguien que sólo habla cosas superficiales y estúpidas, por otro lado el ser humano que su único tópico es la posición política estratégica de ciertos conglomerados y su enfoque dialéctico frente a la correlación de fuerzas dinámicas que ejercen presión sobre las súper estructuras desencadenando un espectro subjetivo pero que no es suficiente en el plano objetivo…
Y uno que no es muy ducho, ni tan listo como el que expone, termina por asentir con la cabeza y pedir socorro con la mirada.

En cierta medida el hombre polivalente, el hombre nuevo se mezcla de muy raras maneras y concluye en un raro brebaje que debemos tomar a diario, nos guste o no.
Están los que no toman alcohol, no dicen malas palabras, no fuman marihuana, no bailan, no soportan el inglés, no celebran las bromas, no se ríen y no miran televisión más que para observar la sección política etcétera.
El sólo hecho de no realizar estas actividades al parecer los pone por sobre la media común, súper hombres, súper mujeres, súper héroes. Y muchos observan al “populacho” como eso, simple vulgo que tiene la suerte de ver caminar por sus calles a distinguidos ángeles filántropos revolucionarios que los ayudarán y guiarán en sus extraviadas vidas.
Un manto de humildad cubrirá a muchos, pero en el fondo, misterios sin resolver, nadie sabe por qué realizan ciertas actividades si al final les agrada y disfrutan de sus “elegantes y sacrosantas “vidas.

Por otro lado están los que tienen más vicios que Calígula, que deberían candidatearse para Alcaldes de Sodoma y Gomorra. Uno los ve recolectando monedas para comprar cervezas y un cuanto hay, para de esa manera escupirle al sistema lo perverso que es.
Sucios, mal hablados, irrespetuosos, alcoholizados, drogados, gente apática que esconde bastantes trancas bajo el lema de que todo lo que el sistema muestra es lo peor.
Al final quizás tienen cierta razón, pero es poco probable que generen muchos seguidores si se dedican a enriquecer a la capitalista compañía de licores pidiéndoles plata a los transeúntes con una cerveza en la mano y la otra estirada.

Compañeros que no son muy agraciados por la mano estilística del señor se dirán a si mismos que el puesto lo tienen por ser extremadamente listos. Y así se pasearán por los pasillos de organizaciones.
Hay ciertos partidos que usan las organizaciones para fines partidarios y cuando no bailan al son que éste les impone, ó la desmantelan ó la denigran con comentarios envenenados.
Así mismo se da con ciertos militantes, usan las organizaciones o los puestos o los cargos para elevar sus torcidas posturas personales. El cargo o puesto lo usarán para sacarle el mayor brillo posible a su sombría existencia.

Casi nunca puede ir a las protestas, lamentablemente tiene algo importante que hacer o está ocupado o es demasiado importante como para que pudiera ser capturado.
Contará historias de otros suplantando los personajes con su propio nombre, exagerará lo poco y nada que ha hecho.
Marcará a fuego el tiempo que ha estado en “la pelea” en detrimento de los novatos. La experiencia vale más que la inteligencia, aunque experiencia muchas veces es un eufemismo por error.
Con tipos tan populares como estos, se hace difícil no aburrirse e irse para la casa.

Como sea, este guerrillero de Internet, este sabelotodo de teorías, tropezará una y otra vez con su sombra llamada práctica. Los ha habido por tiempos inmemorables, y por lo general son los primeros que renuncian a sus convicciones, los compran a precio de huevo.
¿Ejemplos?
Primerísimos en transformarse en delatores, colaboradores y ayudantes de torturador o represor. ¿Ejemplos?
Ante el menor signo de nepotismo no dudarían en trabajar con el diablo para obtener alguna ganancia personal y en su descaro lo suavizarán con que trabajan por y para el pueblo.
Hacerles una crítica es declararles la guerra, la aceptan, la mastican y no la tragarán hasta cuando puedan escupirla en cualquier momento.
Basta con que vean dos veces a alguien que tenga talento o cualidades para que estos especimenes retorcidos, los aparten, los denigren, los humillen, los calumnien hasta hacerlos desaparecer, hasta hacerlos agotarse y renuncien a todo y se larguen..
Estar a la izquierda de un partido u organización es algo meramente circunstancial, escalan posiciones por ego, acatan decisiones erróneas por dinero y muchos son funcionarios de la estupidez y de la cobardía, burócratas que son meros parásitos de las organizaciones.


Obviamente, y hay que ser enfático, indiscutiblemente no todos los que presentan características como las descritas proceden de una manera burda o deleznable. Sin embargo, las encuestas y la experiencia susurran, hablan y gritan repetitivamente que no por nada el mundo de la izquierda en Chile es un país de habladores, sabelotodos, presumidos, narcisos, pero fracasados a la hora de resultados. No más de tres dignas excepciones existen a lo largo de la historia chilena, tapizada de puros bocones, fanfarrones y lechuguinos.



Andrés Bianque

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