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Crisis Alimentaria Mundial: ¡Si no acabamos con el capitalismo, el capitalismo acabará con nosotros!

category américa del norte / méxico | workplace struggles | opinión / análisis author Thursday July 31, 2008 15:46author by Grupo Socialista Libertario - GSLauthor email enlace.gsl at gmail dot com Report this post to the editors

El capitalismo no puede ofrecernos más que muerte, y a los trabajadores, y a la humanidad en general, sólo nos quedan dos alternativas: ¡Socialismo o Barbarie!
¡No hacen falta alimentos, hace falta una revolución que los arranque de las manos de los capitalistas!


Crisis Alimentaria Mundial: ¡Si no acabamos con el capitalismo, el capitalismo acabará con nosotros!


Haití, Pakistán, Egipto, Indonesia, Bangladesh… son los primeros países que se han enfrentado a disturbios sociales producto del aumento del precio a los productos de la canasta básica. Podría, por los países mencionados, parecernos algo ajeno y lejano. La realidad es que ni nos es ajeno ni es algo que ocurre a miles de kilómetros de nosotros. Lo sabemos porque lo vivimos. México no se encuentra exento de la crisis mundial que sacude al capitalismo y golpea duramente las condiciones de vida de millones de personas y con particular importancia la de los trabajadores asalariados, sobre quienes la clase dominante quiere hacer recaer, como siempre, el peso de la crisis.

Basta recordar el aumento al precio de la tortilla con el que se inició el año 2007 y que “terminó” con un pacto de “precio límite”, entre el gobierno y los consorcios maiceros, de $8.5 pesos el kilo, mismo que representó un aumento del 40%. A esto debemos sumar, ahora, los aumentos catastróficos que se han venido realizando a los productos de la canasta básica, mismos que en el transcurso de mayo del 2007 a mayo del 2008, según datos del Banco de México (Banxico), han sido del 33.6% en el arroz, del 50.6% en el aceite vegetal comestible, del 30.4% en la harina de trigo y del 6.5% en la carne y el huevo, por mencionar algunos.

Pero la crisis viene en aumento y este pasado mes de junio los precios de la canasta básica sufrieron un aumento del 6.13% lo que significa su variación más alta en más de tres años y medio, según datos del mismo Banxico. Todos estos datos los conocemos de sobremanera los trabajadores, si bien no con la exactitud de los números que nos arrojan los economistas, pero si con la realidad de ver como nuestro salario, quincena tras quincena, cada vez alcanza para menos. ¿Pero qué causa estos aumentos?

Especulación capitalista: ¡Viva la ganancia, Muera la vida!

Sin duda, la causa que ha dado origen a esta nueva crisis alimentaria es multifactorial. Esta crisis, además, es sólo una de las caras de la crisis general del sistema, una crisis que se pronostica será una de las peores del capitalismo, del tamaño de la “gran depresión” de los años 30´s. La crisis de los alimentos en particular es provocada, según los analistas burgueses, por: 1) el aumento (ficticio y meramente temporal) de la clase media en los países asiáticos, principalmente India, que modifica su régimen alimenticio incluyendo más variedad en su dieta, 2) las malas cosechas que se han registrado en varias partes del mundo, 3) el aumento en la demanda de biocombustibles (que se generan, principalmente, a través del maíz) y 4) el aumento en los costos de los fertilizantes y el transporte, producto a su vez, del aumento del precio del petróleo.

¿Pero realmente el aumento de la clase media en los países asiáticos, así como las malas cosechas en algunas partes del mundo son puntos determinantes que han generado esta crisis alimentaria mundial? La respuesta la obtendremos analizando los otros factores que los economistas reconocen han generado dicha crisis mundial.

Las otras dos causas aceptadas como motivos de la crisis alimentaria son el aumento en la demanda de biocombustibles y el aumento de los costos en fertilizantes y transporte. Estos aumentos no son más que el producto de dos acciones básicas del capitalismo: Acaparar y Especular, que a su vez poseen sus orígenes en el derecho de propiedad privada. Veamos. ¿A qué se debe y cómo afecta la creciente demanda de biocombustibles en la actual crisis alimentaria? La demanda de biocombustibles aumenta exponencialmente a los rumores de la baja de reservas de petróleo. Ante la posibilidad de encontrarnos a pocos años de acabar con uno de los recursos naturales más codiciados, algunos países se encuentran generando “energías alternativas” que sustituyan al petróleo, una de ellas y la más popular en los últimos tiempos, es el biocombustible, que en la actualidad, es generado principalmente a partir del maíz. De esta manera, países como EUA y Brasil y la Unión Europea, han destinado gran parte de sus cosechas, no para el consumo humano, sino para la fabricación de biocombustibles, ya que estos les rinden mayores ganancias a los grandes monopolios graneleros (en especial a los del maíz). Una vez que han destinado gran parte del maíz para la producción de biocombustibles, los grandes monopolios maiceros proceden a especular con las toneladas de maíz que aun tienen en su poder y que al reducirse la cantidad de producción para el consumo humano y al mantenerse (o incluso aumentar) la demanda del mismo, los acaparadores y usureros especulan con los precios para generar las mayores ganancias posibles. De esta forma, unos cuantos se hacen multimillonarios con el hambre y la pobreza de la mayoría.

Ahora veamos ¿Por qué han aumentado el costo de los fertilizantes y el transporte? La razón es la misa: los rumores sobre las pocas reservas de petróleo, mismos que han generado un aumento catastrófico en el precio del barril de petróleo y que han generando un “efecto domino” de aumentos.

¿Entonces el hambre es producto de que se esté terminando el petróleo? Primero tendríamos que preguntarnos ¿Realmente se está terminando el petróleo? Y si esto es así ¿Podemos hacer algo para evitar que al terminarse el petróleo, o incluso antes, muramos de hambre? Realmente no podemos asegurar a ciencia cierta que las reservas de petróleo se estén extinguiendo, como tampoco podemos afirmar que tengamos petróleo para cientos de años más, este es un debate internacional que aun se está dando. Lo que si podemos afirmar es que los rumores generados sobre las pocas reservas de petróleo, independientemente de si esto es cierto o no, han servido como excusa y beneficiado a unos cuantos que han especulado con los precios del mismo petróleo y con los de los alimentos más básicos e indispensables para el consumo humano, colocándolos en las nubes, generando para esos pocos especuladores capitalistas ganancias estratosféricas.

¿Pero si realmente se estuviera terminando el petróleo y no fuera un rumor más o menos “fundamentado” para generar especulación, esto avalaría la destinación de cosechas de maíz para la producción de biocombustibles? Resulta evidente que no. No puede justificarse el matar de hambre a miles de personas el día de hoy para generar en el futuro un nuevo combustible que permita mover los automóviles, y esto no es ninguna exageración, la realidad es que la cantidad de maíz necesaria para llenar el depósito de un automóvil mediano con biocombustible es la misma que la que un africano promedio consume en un año entero.

Sólo el capitalismo, éste sistema podrido, es capaz de sacrificar la vida humana para generar ganancias mediante los “biocombustibles”, o cualquier otra mercancía.

Si bien es cierto que la sociedad tiene que plantearse la generación de nuevas formas de energía que además de ser un reemplazo efectivo al petróleo no sean una amenaza para el medio ambiente, esto es imposible plantearlo bajo el capitalismo, un sistema devastador que hipócritamente habla del medio ambiente mientras lo destruye a diario. El sistema capitalista, basado en la ganancia privada, no se encuentra en la búsqueda de una mejor y más viable opción de energías, sino en la más fácil de producir y la que genere mayores ganancias. Si actualmente se producen biocombustibles a base de maíz, no es por que éste resulte la mejor opción, sino porque su producción no requiere de tecnologías de refinamiento, pero mientras todas esas cosechas se destinan a la producción de combustible, millones de personas en el mundo empiezan a sufrir la escasez de alimentos.

Como vemos, los principios capitalistas de la ganancia mezquina privada a toda costa, nos están conduciendo directamente a una condena de muerte por hambre y desnutrición en beneficio de unos cuantos especuladores, que con base en la propiedad privada acaparan los recursos indispensables para la humanidad y los utilizan a su antojo.

Hambre e Indigencia: Los pronósticos de la crisis, los resultados del capitalismo.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), los efectos de la crisis alimentaria producirán 15,7 millones de indigentes adicionales en Latinoamérica y la cifra de los que pasarán a ser pobres será similar. Así mismo la ONU advirtió que el aumento de precios de los alimentos va a crear 100 millones de pobres más.

Se espera que esta nueva crisis del sistema sea muy similar a la “gran depresión” de los años 30´s y esto ha llegado a preocupar a varios sectores de la burguesía que ven con temor como su frágil sistema, que les permite vivir cómodamente a costa de los trabajadores, se puede tambalear debido a sus propias contradicciones. Ejemplos del temor de la burguesía los encontramos en las declaraciones de la ONU a los países integrantes de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) donde se afirmo que “el enemigo a vencer será el hambre, por que produce revueltas e inestabilidad”. Las palabras de alarma de la ONU no son para menos, varios han sido los países que ya se han enfrentado a disturbios sociales masivos a causa de la crisis alimentaria, como los mencionados al inicio de este artículo, pero la ONU pronostica revueltas de este estilo y aun más amplias y radicales en hasta 37 países. Otros ejemplos de la preocupación de grandes sectores de la burguesía ante la inminente crisis los encontramos en las declaraciones del Banco Mundial y del Vaticano, quienes cuestionan el uso de las cosechas para la producción de biocombustibles, temerosos de que las predicciones de la ONU se cumplan.

Por su parte, en México, el presidente Felipe Calderón, presentó a través de un spot en televisión de ocho minutos, el pasado 26 de mayo, las medidas que su gobierno tomará con la intención de aminorar los efectos de la crisis alimentaria en el país, donde destacan el congelamiento del precio de la tortilla y la leche Liconsa, además de un incremento de $120 pesos al apoyo entregado a través de “Oportunidades” y rebautizado para este efecto, cínicamente, como “vivir mejor”.

Romper el ciclo, ¡Hacer la Revolución!

Estas medidas que la burguesía está comenzando a tomar para enfrentar la crisis y que apuntan en varias partes del mundo, especialmente en Latinoamérica, a la reconstrucción del “Estado de bienestar” proteccionista, son una aspirina para el cáncer. La burguesía, temerosa de perder todos sus privilegios que se fundan en la explotación de la clase trabajadora, hará hasta lo imposible por rescatar a su sistema de explotación y exclusión; ya sea a través del “Estado de bienestar”, de dictaduras militares al estilo de Franco y Pinochet, o de una economía mixta en una democracia burguesa. No importa cómo los explotadores busquen y encuentren una “solución” temporal a esta actual crisis del sistema, lo que realmente importa es cómo afrontaremos esta nueva crisis hambreadora los trabajadores del mundo, si de nuevo nos colocaremos a la cola de nuestros enemigos y así continuar el ciclo crisis-”estabilidad”-crisis, que sólo beneficia a nuestros enemigos de clase al sostener un sistema insostenible basado en la explotación del hombre sobre el hombre (y que además de todo es una salida falsa, que generará una nueva crisis aun más grande y devastadora) o si seremos capaces de en las próximas revueltas sociales que tanto teme la burguesía, generar una ruptura revolucionaria que destruya por completo este viejo y caduco sistema de explotación y construya sobre sus ruinas un verdadero nuevo mundo humano.

El capitalismo no puede ofrecernos más que muerte, y a los trabajadores, y a la humanidad en general, sólo nos quedan dos alternativas: ¡Socialismo o Barbarie!

¡No hacen falta alimentos, hace falta una revolución que los arranque de las manos de los capitalistas!

¡Superemos la crisis destruyendo al sistema que la provoca!



Grupo Socialista Libertario.
México, Julio 2008.

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Redactado para Acción Internacionalista No. 1, Boletín del Grupo Socialista Libertario.

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