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En Colombia, específicamente en el norte del Cauca, miles de hombres y mujeres junto a niñas y niños, siguiendo el camino de los mayores, han regresado a liberar parte de sus territorios ancestrales usurpados por el Gran Capital nacional e internacional, representado en ingenios azucareros, proyectos mineros y hasta hidroeléctricos de la mano con el poder militar y paramilitar colombiano. En Colombia, específicamente en el norte del Cauca, miles de hombres y mujeres junto a niñas y niños, siguiendo el camino de los mayores, han regresado a liberar parte de sus territorios ancestrales usurpados por el Gran Capital nacional e internacional, representado en ingenios azucareros, proyectos mineros y hasta hidroeléctricos de la mano con el poder militar y paramilitar colombiano.
Desde el mes de diciembre del 2014 las comunidades han resistido no más que con su coraje, valentía y costumbres ancestrales ante el gran aparataje estatal de guerra, de manipulación mediática y social.
La lucha por la Liberación de la Madre Tierra ha costado sangre, sudor y lágrimas, dejando un saldo de más de 15 liberadores asesinados por la Fuerza Pública y el paramilitarismo. De igual manera, estas estructuras han querido sembrar el terror con amenazas directas y selectivas a comuneros y comuneras liberadoras. Sin embargo, la fuerza de la comunidad nasa ha vencido por encima de todas las cosas a ese gran monstruo del Estado y el Capital.
A un poco más de los cinco años del Proceso, ya se han liberado miles y miles de hectáreas gracias a familias nasa en todo el norte del Cauca. La tierra es y será para aquellas personas que la trabajan, la viven, la defienden y la recrean con sus usos y costumbres.
No ha sido fácil la Liberación. El maíz, el frijol, el plátano, entre otros alimentos producidos en sus tierras ha sido cosechado con todo el esfuerzo que se puede imaginar, pero también con toda la alegría y con toda la esperanza de ver renacer su territorio culturalmente.
En los últimos días del mes de abril, los ingenios azucareros (INCAUCA y ASOCAÑA) junto a la Fuerza Pública y grupos armados ilegales que hacen presencia en el territorio, han atacado directa e indirectamente a la comunidad liberadora de Corinto y Caloto en la zona rural donde se libera.
El 21 de abril, fuertes enfrentamientos entre las disidencias de las Farc y el Ejército amenazaron la integridad de la comunidad nasa en Proceso de Liberación en zona rural de Corinto. Artefactos explosivos y balas caen y pasan a pocos metros de sus cambuches, obligando a las comuneras a ocultarse lejos del peligro, temiendo por sus vidas.
Pasados cuatro días en el calendario, los trabajadores de las empresas de los ingenios azucareros -por orden de sus patrones- en una acción malévola, envenenan 13 vacas de la comunidad en la hacienda Canaima, punto de Liberación en zona rural del municipio de Caloto. No hace falta decir que aquellos que defienden el Gran Capital no les falta ni necesitan corazón para hacer lo que hacen.
Al día siguiente, 26 de abril, un comando de la Policía Nacional incursiona en los territorios, amenazando y provocando a la comunidad, la cual, en un acto estratégico y valiente, lo retienen sin una sola arma y sin irrespetarlo en lo absoluto (cosa que sí hacen aquellos uniformados cuando retienen a un indígena, campesino o explotado). Luego de una asamblea comunitaria liberan el comando de aproximadamente ocho policías a una delegación especial de la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría General.
Mientras tanto, en los barrios periféricos de las ciudades la gente no muere solamente por el virus, sino también por el hambre o por el ESMAD. El Gobierno Duque junto a los grandes empresarios criollos, sigue con sus fechorías hacía las comunidades organizadas, ocultando no solamente cifras de pobreza y miseria de millones de colombianos o las violaciones a los Derechos Humanos, sino también, la gran escalada de asesinatos a líderes y activistas sociales. En resumen, las balas y la represión del Estado no entran en cuarentena, al contrario, se oculta y se maquilla con la noticia del momento: la pandemia del virus.
¡La tierra para quien la trabaja, la vive y la defiende!
¡Viva el Proceso de Liberación de la Madre Tierra!
¡No están solas!
¡Arriba las que luchan!
We recognise the right of the West Papuan people to self-determination and we call on the working class in both Australia and Indonesia to join us in this. It is particularly important for the working class movement in Indonesia to recognise the West Papuans’ right of self-determination, because this is the only way in which the question can be resolved peacefully. In response to small but co-ordinated West Papuan demonstrations across the country in the middle of August this year, Right wing forces engaged in a provocation against Papuan students in the Indonesian city of Surabaya. When the Papuans responded, these Right wing forces accused the students of disrespecting the Indonesian flag and stormed the students’ dormitory, attacking them and engaging in racial slurs.
When the stories of this assault spread, the cities of West Papua erupted in rage. In Manokwari, Jayapura and Sorong, government buildings were stormed and some torched. In these and many other places, the Morning Star flag was raised. A protest against anti-Melanesian racism became centred on the Papuans’ core demand of independence.
The Indonesian Government was initially taken aback by the protests, particularly as they arose in reaction to an instance of egregious racism. The raising of the Morning Star, however, was a challenge that could not be left without a response. Many protestors were shot, the military was greatly reinforced in West Papua and access to the Internet was shut down. Dozens of people were murdered by security forces. Demonstrations died down after about a month, but the issues remain.
Fundamentally, it is colonialism causing the problems in West Papua. The Indonesian State, centred on the Javanese ruling elites, doesn’t recognise the right of West Papua’s people to self-determination and instead insists on a unitary Indonesian national identity. From the original take-over in 1962, through the “Act of Free Choice” conducted at gunpoint in 1969 and the decades of heavy military repression under Suharto’s New Order regime until the 1990s, the Papuans have been oppressed and their lands have been confiscated to make way for migrants from Java and other Indonesian islands. Indonesia’s Basic Forestry Act of 1967 states that “the rights of traditional law communities may not be allowed to stand in the way of transmigration sites”.
As Anarchists, we are opposed to all forms of nationalism. Instead, we demand workers’ revolution, but this does not translate into a simple opposition to the West Papuans’ demand for independence. This would be to side with the nationalism of the chauvinist Indonesian State. Rather, we oppose all forms of national oppression, regardless of where the capitalists draw their national boundaries. We are happy to let the location of these boundaries be set by simple democratic methods. If the West Papuan people want independence, they are entitled to it – and they will learn that their own capitalist class is capable of being just as violent and corrupt as the Indonesian one.
The Melbourne Anarchist Communist Group therefore demands that the Indonesian military be withdrawn from West Papua to stop the immediate abuses and that transmigration to West Papua be ceased to prevent the underlying dispossession getting worse. We recognise the right of the West Papuan people to self-determination and we call on the working class in both Australia and Indonesia to join us in this. It is particularly important for the working class movement in Indonesia to recognise the West Papuans’ right of self-determination, because this is the only way in which the question can be resolved peacefully. The other road is armed struggle, with the backing of Australian imperialism – something that would result in a sham independence and condemn the Papuans to semi-colonial servitude for the benefit of Australian mining companies. Only the working class can free West Papua.
TROOPS OUT NOW!
STOP TRANSMIGRATION!
SELF DETERMINATION FOR WEST PAPUA!
*Article from the current issue (Vol.8, No 5 - Sept.-Oct. 2019) of “The Anvil” Newsletter of Melbourne Anarchist Communist Group (MACG).
**You can find this issue and more at http://melbacg.wordpress.com
El departamento del Cauca y especialmente la zona norte, ha sido una de las regiones más afectadas por la presencia de grupos armados (incluso se investiga la veracidad de recientes comunicados firmados por la organización narcotraficante mexicana “El Cartel de Sinaloa”) que intentan mantener el control de las rutas del jugoso negocio de las drogas ilícitas en esta zona durante los últimos dos años. Mientras tanto, la comunidad Nasa con su guardia indígena continúa su lucha por ejercer el control territorial y la armonización de éste en sus patrullajes con sus bastones de mando, significantes de autoridad ancestral. El asesinato reiterativo a líderes, activistas y comuneras en defensa de sus territorios y la vida, continúa en un prolongado ascenso, desequilibrando el trabajo que vienen construyendo cientos de comunidades, pueblos y organizaciones en todo el país.
El departamento del Cauca y especialmente la zona norte, ha sido una de las regiones más afectadas por la presencia de grupos armados (incluso se investiga la veracidad de recientes comunicados firmados por la organización narcotraficante mexicana “El Cartel de Sinaloa”) que intentan mantener el control de las rutas del jugoso negocio de las drogas ilícitas en esta zona durante los últimos dos años. Mientras tanto, la comunidad Nasa con su guardia indígena continúa su lucha por ejercer el control territorial y la armonización de éste en sus patrullajes con sus bastones de mando, significantes de autoridad ancestral.
Las estructuras armadas apoyadas en el negocio redondo de los cultivos para uso ilícito han declarado una guerra sin tregua ante la comunidad que se opone a las armas y al negocio de la droga. A esto, hay que sumarle la persecución y estigmatización permanente a las comuneras por parte de la fuerza pública y, por ende, del Gobierno Nacional, donde la Minga por la Defensa de la Vida, el Territorio, la Justicia y la Paz no la iban a dejar pasar en blanco después de haber logrado taponar la vía Panamericana por más de un mes produciendo una campaña de solidaridad en todos los rincones de Colombia que logró sentar a la bancada ministerial de Iván Duque, quienes tuvieron que escuchar las justas demandas de las diversas manifestaciones de la organización indígena.
Panfletos; amenazas directas; hostigamientos; atentados; secuestros, vienen siendo las consecuencias de aquella guerra contra las comunidades, dejando un saldo de seis indígenas asesinadas desde el 1 de julio al 10 de agosto[1], buscando desequilibrar todo un proceso cultural, social y político de los pueblos.
En los primeros doce días del mes de agosto, cuatro indígenas Nasa fueron asesinados. El primero: Gersain Yatacue, coordinador de la guardia en la vereda San Juan de Toribio. El segundo: alguacil y médico tradicional (Thë wala) en el municipio de Tacueyó. Los dos últimos: Kevin Mestizo Coicué y Eugenio Tenorio, guardias indígenas que se dirigían a prestar servicio durante la Feria del Café que se celebraba para esas fechas, siendo víctimas de un hostigamiento cuando se dirigían en una chiva en la vía que comunica el corregimiento de El Palo con Toribio. Así las cosas, lo que se pretende es generar un ambiente de terror y miedo en los territorios ancestrales de las comunidades indígenas. Sin embargo, la fuerza y esperanza del pueblo, viene surgiendo de tanto dolor y sangre en sus tierras, donde ya se han declarado en asamblea permanente para dar con el paradero de las personas responsables.
Seguiremos acompañando los procesos y las comunidades como medio alternativo, donde también invitamos a las organizaciones sociales y populares a la visibilización permanente de la situación en el Norte del Cauca y en todo el país, donde la reestructuración del paramilitarismo y la persecución estatal viene cobrando vidas, proyectos y sueños colectivos de aquellas, que defienden la vida y la paz de las clases populares.
[1] Ver al respecto: https://www.elespectador.com/noticias/nacional/indigenas-del-cauca-se-declaran-en-asamblea-permanente-por-constantes-asesinatos-articulo-875611
O Encontro Latino Americano de Organizações Populares Autônomas (ELAOPA) propõe solidariedade
aos Povos Indígenas Ka'apor da Amazônia Oriental do Noroeste Maranhense do Brasil na luta pela
recuperação e defesa do seu território contra a intensa ação ofensiva de madeireiras extrativistas e
diante da repressão do Estado Policial de Ajuste sobre as lideranças desse povo. O Povo Ka'apor da Terra Indígena Alto Turiaçu se mantém na defesa de seu território de modo
autônomo contra a expansão madeireira, ruralista e do agronegócio e exige respeito nas suas formas
próprias de fazer a gestão de sua vida e da floresta. Das suas origens até hoje enfrentam batalhas
com não-indígenas e agentes do Estado para a manutenção
de seu território preservado e protegido e sofrem com o
racismo institucionalizado de órgãos do governo federal e
estadual, com o ataque de capangas de madereiras e com a
repressão policial, culminando nos últimos três anos com
morte, ameaças, intimidações e criminalização de lideranças.
Nos últimos anos o Estado desenvolveu sérios ataques
criminalizando suas lideranças no sentido de desqualificar,
descredenciar e deslegitimar o Conselho de GestÃo Ka'apor,
situação que tende a se intensificar a partir deste ano de
2019 com o projeto político do Governo Bolsonaro de
extermínio dos povos indígenas através da não-demarcação
do seu território e do sucateamento de modestas políticas
públicas presentes em anos passados.
Propomos solidariedade em defesa do Conselho de Gestão
Ka'apor à luta pelo bem-viver e pela proteção e soberania do seu território autônomo e pela
investigação do assassinato de Eusébio Ka’apor por pessoas ligadas a madeireiros envolvidos com a
exploração ilegal de madeira no interior da Terra Indígena Alto Turiaçu. Pedimos a difusão e o
compartilhamento desta nota de solidariedade por organizações e por movimentos sociais presentes
em seus países e regiões e origem.
PELA DEFESA DO TERRITÓRIO DO POVO KA’APOR!
PELO BEM-VIVER E PELA PROTEÇÃO E SOBERANIA
DOS TERRITÓRIOS DOS POVOS INDÍGENAS DA AMÉRICA LATINA!
SE SENTE, SE ESCUTA, AVANTE AS E OS QUE LUTAM!
Oigan bien señores y señoras, de por allá en las esferas del poder: Que sus miradas se vuelquen al Suroccidente colombiano; que sus miedos aparezcan donde se creía que no había dignidad; que sus pesadillas comiencen en donde se creía no existían sueños, allá, donde se creía que no había corazones ni manos ni pies para andar, para caminar y para dignificar. Allá, en el Suroccidente colombiano, que tantas veces ha sido atacado, estigmatizado y condenado, hoy vuelve a renacer, florecer y a arder, porque las comunidades y los pueblos de aquella Colombia profunda han vuelto a levantarse después de 1500 acuerdos firmados con Gobiernos de hace más de 20 años.
Oigan bien señores y señoras, de por allá en las esferas del poder: Que sus miradas se vuelquen al Suroccidente colombiano; que sus miedos aparezcan donde se creía que no había dignidad; que sus pesadillas comiencen en donde se creía no existían sueños, allá, donde se creía que no había corazones ni manos ni pies para andar, para caminar y para dignificar. Allá, en el Suroccidente colombiano, que tantas veces ha sido atacado, estigmatizado y condenado, hoy vuelve a renacer, florecer y a arder, porque las comunidades y los pueblos de aquella Colombia profunda han vuelto a levantarse después de 1500 acuerdos firmados con Gobiernos de hace más de 20 años.
Para esta ocasión no quieren un nuevo acuerdo, quieren que por fin se cumplan. Como Grupo Estudiantil Anarquista, nos solidarizamos y expresamos nuestro apoyo total a las comunidades indígenas y campesinas que permanecen en minga hace más de diez días en muchos municipios del Cauca como Santander de Quilichao, Cajibio, Piendamó, Caldono, Puracé, Inzá, Totoró, Silvia, el Hobo y el Pital (Huila) por el real cumplimiento de los acuerdos, la defensa de la vida digna y la autonomía en sus territorios, entre otros puntos plasmados en el pliego de exigencias. Por lo pronto, los mingueros y mingueras aseguran mantener las vías de hecho en la vía Panamericana hasta que el presidente Iván Duque haga presencia en el territorio para un diálogo efectivo. Sin embargo, como era de esperarse, lo único que ha hecho presencia en el departamento es la violencia estatal y la militarización.
Por todo lo anterior, es evidente que la lucha es larga y reconocemos la necesidad de materializar la solidaridad para que no solo se camine la palabra sino también la acción. Desde la ciudad adelantaremos lo nuestro, para unir corazones y caminos, anhelando la liberación social, desde abajo y por fuera del Estado.
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